El certamen del Festival de Cannes anunciaba películas que despertaron grandes expectativas y nuevos nombres del cine. Hemos asistido a fiascos monumentales, sacudidas de terror, la resurrección de una leyenda del cine o una increíble comedia musical.
Megalópolis de Francis Ford Coppola era una de las películas más esperadas de la competencia en Cannes. Pero las expectativas se fundieron como un helado al sol. La prensa internacional no escatimó en críticas para esta película barroca que reflexiona sobre la democracia en Estados Unidos.
Hubo críticas, pero también alabanzas para Yorgos Lánthimos y su Kinds of Kindness. Un tríptico en el registro de lo sórdido y del terror que tanto exploró el griego en sus inicios.
Chiara Mastroianni se puso en los zapatos de su padre, Marcello. En Marcello Mio, la actriz franco-italiana decide vivir la vida de su progenitor, o más bien interpretar a su fantasma.
Este musical nos lleva a Ciudad de México, donde vive Rita, una abogada que acepta trabajar para el líder de un cartel, Manitas del Monte, quien quiere desaparecer de la forma más sorprendente: transformándose en la mujer de sus sueños.
Cine y política en Cannes
El #MeToo del cine francés y los casos de violencias sexuales irrumpieron en esta edición de Cannes. La actriz Judith Godrèche, abusada en su adolescencia por dos cineastas franceses, presentó un cortometraje titulado Moi aussi, Yo también.
Este año además el Festival de Cannes hizo un guiño a los dos conflictos mayores en el mundo. Dos películas que se filmaron antes del inicio de las guerras en Ucrania y Gaza, pero que muestran las realidades en esas zonas del mundo: La Invasión del ucraniano Sergei Loznitsa y La Bella de Gaza de la francesa Yolande Zauberman.
Cannes volvió a ser una arena política con una manifestación protagonizada por actores y cineastas argentinos, que se tomaron La Croisette para protestar contra los recortes del Gobierno de Javier Milei a la cultura y al Instituto Nacional de Cine. «Es un intento de acabar con la cultura», expresó una de las organizadoras, la actriz y directora María Alché.
Y el festival entregó por primera vez una Palma de Oro de honor a un colectivo de artistas. Se la ha dado a ni más ni menos que al célebre estudio de animación japonés Ghibli, que lleva casi 40 años deleitando a pequeños y grandes con su universo lleno de magia y aventuras.