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En España, el ascenso del ultraderechista Vox retrocede en vísperas de las elecciones europeas

por Avatar France24

Vox, el partido ultranacionalista y conservador español que polariza la vida política desde hace años, no está en su mejor momento de cara a las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Tras un ascenso sin precedentes, ¿cuáles son las razones de su pérdida de impulso? Lo analizamos a continuación.

Una marea de banderas españolas y miles de pancartas de Vox se observaron en el Palacio de Vistalegre de Madrid; cerca de 11.000 simpatizantes del partido ultraderechista se reunieron el pasado 19 de mayo para la convención Europa Viva 24. Hace seis años, este fue el escenario de la primera gran movilización de Vox.

En el estrado, el líder del partido, Santiago Abascal, transmitió su mensaje: «¡Queremos una Europa de patriotas, más segura, más próspera y más libre!».

Abascal recibió el apoyo del Presidente argentino, Javier Milei, y de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Se trata de dirigentes cuya ideología comparte, en particular la del movimiento Fratelli d’Italia, que forma parte de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), el mismo grupo de Vox en el Parlamento Europeo.

Al igual que el partido en el poder en Roma, Vox ha pasado de lo marginal a lo esencial en solo 10 años de existencia.

El presidente de Argentina, Javier Milei (d), abraza al líder del partido español de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, a su llegada al escenario durante el mitin del partido español de extrema derecha Vox "Europa Viva 24" en Madrid, el 19 de mayo de 2024. AFP - OSCAR DEL POZO

El presidente de Argentina, Javier Milei (d), abraza al líder del partido español de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, a su llegada al escenario durante el mitin del partido español de extrema derecha Vox «Europa Viva 24» en Madrid, el 19 de mayo de 2024. AFP – Oscar del Pozo

El domingo 19 de mayo, además del presidente argentino y de la primera ministra italiana (presentes por videoconferencia), Marine Le Pen visitó Madrid.

La presidenta francesa de la Agrupación Nacional (RN) en la Asamblea Nacional dio su apoyo a Santiago Abascal: «Vox encarna el movimiento patriótico español con el que podemos contar para relanzar Europa«, dijo a la multitud.

La líder de la ultraderechista francesa Rassemblement National (RN), Marine Le Pen, participa en el mitin "Europa Viva 24" del partido ultraderechista español Vox, en Madrid, el 19 de mayo de 2024. AFP - Oscar del Pozo

La líder de la ultraderechista francesa Rassemblement National (RN), Marine Le Pen, participa en el mitin «Europa Viva 24» del partido ultraderechista español Vox, en Madrid, el 19 de mayo de 2024. AFP – Oscar del Pozo

Fundado en diciembre de 2013, el proyecto de Vox se basa principalmente en la defensa de la soberanía de las naciones europeas y la protección de sus fronteras.

El partido nació de una ruptura con el derechista Partido Popular (PP) de España. Los fundadores de Vox criticaron al PP en el poder por ser demasiado complaciente y débil ante las demandas independentistas catalanas.

El intento de separación de Cataluña, liderado por el independentista Carles Puigdemont en 2017, provocó una fuerte reacción nacionalista en la opinión pública y Vox se convirtió en su voz.

La trayectoria de Vox

La formación se ha convertido en la tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados (Cámara Baja española), tras lograr sus primeras victorias regionales. En diciembre de 2018, Vox logró su primer gran logro en las elecciones al Parlamento regional de Andalucía. El partido obtuvo el 11% de los votos y 12 escaños. Con ese respaldo, el PP pudo arrebatar ese bastión al Partido Socialista.

Cuatro años después, en marzo de 2022, el partido de extrema derecha entró por primera vez en un gobierno regional, en coalición con el PP: el de Castilla y León. Vox consiguió la vicepresidencia de la región y tres consejerías: industria, agricultura y cultura. Desde entonces, los dos partidos han formado alianza de gobierno en otras cuatro regiones de las diecisiete del país: Valencia, Extremadura, Aragón y Murcia.

«Es normal que Vox se centre en las regiones porque España otorga competencias muy importantes a las autonomías regionales”, señala la politóloga y profesora de la Universidad de Lorena, María Elisa Alonso. Los simpatizantes de Vox suelen proceder de sectores tradicionales: taurinos, agricultores, etc. «Tener conocimientos sobre cultura, agricultura y cuestiones sociales de una región puede ayudar mucho a gestionar toda una comunidad», indica Alonso.

Simpatizantes del partido de extrema derecha Vox ondean banderas nacionales de España en una protesta antigubernamental en Madrid en noviembre de 2022. © PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP/File

Simpatizantes del partido de extrema derecha Vox ondean banderas nacionales de España en una protesta antigubernamental en Madrid en noviembre de 2022. PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP

Una opinión que comparte Pablo Simón, politólogo especializado en partidos y sistemas electorales. «Dependiendo de lo que pase en las elecciones regionales, las cosas cambian a nivel nacional, por lo que estas elecciones tienen más en juego en España que las europeas. Estas elecciones regionales determinan si el Gobierno podrá continuar o no», explica Simón.

Además de las cinco regiones de 17 en las que el PP y Vox han sellado una alianza de gobierno, los dos partidos también han llegado a acuerdos en una decena de grandes ciudades de todo el país, y estos pactos han suscitado numerosas críticas, sobre todo desde la izquierda.Santiago Abascal, el líder del partido, no es ajeno a la retórica reaccionaria, antifeminista y procatólica. 

Para el PP, esta alianza es estratégica. «Los dos partidos están divididos. A la derecha le gusta señalar a menudo que no es Vox. Y al mismo tiempo, es bastante paradójico, pero necesita a Vox porque no tiene otro apoyo. Sin Vox, la derecha probablemente no podría gobernar».

Un partido en declive

A pesar del auge de la extrema derecha en Europa, Vox sigue siendo el tercer partido del país, muy por detrás del histórico Partido Socialista Español (PSOE) y del PP. Incluso se quedó a medio camino en las últimas elecciones legislativas de julio de 2023.

El partido de Abascal salió muy debilitado de estas elecciones nacionales, su tercer (y mas amargo) revés tras las regionales andaluzas de junio de 2022 y las municipales del 28 de mayo de 2023, en las que apenas obtuvo el 7% de los votos.

Con la pérdida de 19 diputados, Vox cayó de 52 a 33 escaños, el 12,3% de los votos (frente al 15,08% del Congreso anterior). Este traspié impidió la formación de un bloque de derechas. Así pues, estas elecciones generales fueron un retroceso y causaron sorpresa entre los analistas.

El PP ganó las elecciones, acabando con el mayor número de diputados (136) por delante del Partido Socialista (122), que finalmente consiguió mantenerse en el poder.

Muchos en Europa veían a España siguiendo el camino de Italia, Suecia o Finlandia, con la llegada de una coalición entre la derecha y la extrema derecha.

El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez (izq.), es felicitado por el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijoo, tras ganar la votación parlamentaria para elegir al próximo primer ministro de España, en el Congreso de los Diputados, en Madrid, el 16 de noviembre de 2023. AFP - Javier Sorono

El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez (izq.), es felicitado por el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijoo, tras ganar la votación parlamentaria para elegir al próximo primer ministro de España, en el Congreso de los Diputados, en Madrid, el 16 de noviembre de 2023. AFP – Javier Sorono

Sam van der Staak, director del programa Europa del Think Tank International Idea, explica el fracaso de Vox por la radicalidad de su discurso. «Los partidos europeos de la derecha radical intentan suavizar su retórica para atraer a un electorado más amplio y presentarse como una alternativa creíble a los partidos tradicionales», explica van der Staak. Una estrategia ignorada por el partido Vox.

En Francia, la Agrupación Nacional es un buen ejemplo de esta «suavización de la retórica». Para Pablo Simón, ambos partidos no son comparables: «Vox se parece más a la extrema derecha polaca o húngara, más reaccionaria como el partido Reconquête de Eric Zemmour en Francia. El Rassemblement National aspira a dirigir Francia. Vox no tiene esas aspiraciones en España. Así que no tiene por qué ablandarse. Al contrario, quiere marcar su diferencia con la derecha tradicional».

La decepción del PP y Vox marca un rasgo político específico de España. La evidencia es clara: la convergencia ideológica que funciona en el norte de Europa e Italia tiene más dificultades para funcionar en la tierra de Cervantes.

«El fenómeno Vox llegó bastante más tarde que en el resto de Europa», señala Simón. «A Vox le va bien cuando al PP le va mal, y viceversa. Es un fenómeno bastante específico de España. Se necesitan mutuamente, pero la línea radical y escandalosa de Vox suele meter en problemas al PP», agrega el politólogo.

El líder del partido de extrema derecha español Vox, Santiago Abascal, gesticula mientras asiste a la primera sesión plenaria del año del Congreso de los Diputados en el Senado, en Madrid, el 10 de enero de 2024. AFP - THOMAS COEX

El líder del partido de extrema derecha español Vox, Santiago Abascal, gesticula mientras asiste a la primera sesión plenaria del año del Congreso de los Diputados en el Senado, en Madrid, el 10 de enero de 2024. AFP – Thomas Coex

Quince días después de las elecciones generales, el partido parecía tambalearse internamente. El portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros, presentó su dimisión. Dos días después, su sucesor, Juan Luis Steegmann, hizo lo mismo. La prensa española se apresuró a analizar un partido dividido. Concluyó que una corriente ideológica se había impuesto a otra: la del ala ultraconservadora del partido frente al ala más liberal próxima al PP.

Sin embargo, este revés para el PP y Vox no puso en cuestión la estrategia de unir a la llamada derecha tradicional y a la extrema derecha. «Sí, ha habido un ligero retroceso en estas elecciones, pero no podemos hablar de un gran rechazo. Cerca de 3 millones de votantes es mucho», afirma Simón.

Las elecciones europeas, eclipsadas por las regionales

Puede que Vox haya perdido el impulso de los primeros días, pero se mantiene. El 12 de mayo, durante las elecciones catalanas, muy vigiladas en España, el partido de Santiago Abascal logró superar las encuestas y conservar 11 escaños en el Parlamento catalán, ganando 30.000 votos respecto a 2021.

Vox también consiguió frenar el ascenso de Aliança Catalana, un partido independentista de extrema derecha liderado por Sílvia Orriols y competidor directo de la retórica antimigración de Vox. El partido obtuvo solo dos escaños. Con este resultado, Vox puso fin a una posible caída de votos que se cernía sobre él. Sin embargo, Vox no pudo impedir que el PP se abriera paso, ganando otros 12 escaños.

Por el momento, la votación del 9 de junio pasará a un segundo plano tras las elecciones regionales. España está marcada por un alto grado de tensión política.

Para las elecciones europeas, los sondeos pronostican una votación muy reñida. A los conservadores del PP les acreditan un 33,5%, justo por delante de los socialistas del PSOE, en el poder desde 2018 con Pedro Sánchez (30,1%). Vox queda en un lejano segundo lugar, con el 12,6%.

«España es un país muy europeísta, pero las elecciones europeas no atraen a muchos votantes aquí. La participación es menor que en otras elecciones», asevera Simón. «Los españoles suelen votar en las elecciones europeas lo mismo que en las generales. Así que lo más probable es que Vox obtenga un resultado similar al de las elecciones generales, en torno al 11%«, concluye el experto.

A diferencia de Francia, Alemania o Italia, el 90% de los partidos españoles son proeuropeos. Vox es el único partido español con una postura euroescéptica.

«Para Vox, estas elecciones europeas no son decisivas. Van a querer obtener un buen resultado, por supuesto, pero no hay un gran reto ni un gran desafío en juego», sintetiza el politólogo.

Este artículo fue adaptado de su versión original en francés