La situación de los niños y niñas en Gaza es crítica. La cotidianidad cambió para ellos desde el 7 de octubre de 2023 y ahora huyen de una guerra que los tiene atrapados en su propia tierra.
Se estima que de los cerca de 1,9 millones de desplazados dentro del enclave palestino, más de la mitad son menores de edad.
Algunos se desplazan dentro del enclave junto a sus familias, pero otros quedaron solos: Unicef calcula que unos 17.000 menores quedaron huérfanos pasados 10 meses de guerra; más de 14.000 niños y niñas han muerto y, según Save The Children, 21.000 están desaparecidos.
El desplazamiento parece no tener un fin cercano. A mediados de agosto, más de 100.000 palestinos tuvieron que volver a buscar refugio por las nuevas órdenes de evacuación emitidas por Israel ante un inminente ataque. Y no es la primera vez que esto pasa, por lo que la desesperación es evidente.
«Este desplazamiento desde Deir al-Balah es el decimocuarto que realizamos, desde Shuja’iyya a la ciudad de Zahra, a Rafah, luego dos veces a Khan Younis y tres veces a Deir al-Balah. ¿Cuánto tiempo durará esto?», lamenta el palestino Yahya Heles.
Las posibilidades de los niños y sus familias de encontrar un lugar seguro dentro del enclave son casi inexistentes. Ya no tienen opción. «Nos han desplazado varias veces y ahora no sabemos a dónde ir. Llevaremos a nuestros hijos y mujeres al aire libre y esperemos que esta situación termine», dice, por su parte, Amjad Miqdad.
Mientras, la educación, que suponía un respiro en medio de la guerra, está frenada.
Las también cerraron en Gaza, los ataques aéreos israelíes han destruido varios centros educativos que incluso ya no eran lugar para recibir clases, sino que servían como refugio.
Naciones Unidas ha condenado la situación a la que está expuesta la infancia en el enclave y afirma que ningún niño o niña debería sufrir semejantes niveles de violencia.