Es el día decisivo para los dos aspirantes a la Casa Blanca: Kamala Harris y Donald Trump aspiran a dar en el clavo este martes 10 de septiembre en un debate televisado que ha generado mucha expectativa y en el que se espera que ambos candidatos expongan sus visiones radicalmente diferentes sobre el futuro de Estados Unidos.
Así, el cara a cara será muy similar al debate de finales de junio que provocó la retirada de Joe Biden tras las críticas por su dificultad para expresar sus ideas, lo cual causó pánico en el Partido Demócrata.
Entonces, uno de los grandes cuestionamientos se centró en la edad del presidente, 81 años. Ahora, las miradas sobre ese aspecto están puestas en el candidato republicano, más de dos décadas mayor que Harris, de 56 años.
¿Dónde y cuándo debatirán Kamala Harris y Donald Trump?
La vicepresidenta demócrata y el candidato republicano, que nunca se han hablado en público, se enfrentarán en directo a partir de las 9:00 pm, hora local, ante decenas de millones de televidentes, pero sin público.
Los cruces de posición se emitirán en ABC News, Disney+ y Hulu durante 90 minutos, intercalados con dos pausas publicitarias. Al mismo tiempo, los equipos de campaña tienen prohibido interactuar con los candidatos durante estas dos pausas.
Al frente del debate estarán dos periodistas de ABC Linsey Davis y David Muir.
El debate tendrá lugar en el National Constitution Center de Filadelfia, importante ciudad de Pensilvania, en el este de Estados Unidos.
Ese estado no se eligió al azar: se considera el más crucial de los llamados «swing states«, también conocidos como lugares «péndulo» e indecisos. Y por tanto, clave en los comicios, pues podrían decantarse del lado demócrata o republicano en noviembre.
Micrófonos apagados
Los micrófonos de los dos candidatos solo se abrirán cuando se les conceda la palabra. Únicamente los moderadores del debate podrán hacer preguntas y no se compartirán temas ni preguntas de antemano con ninguna de las partes.
Esta cuestión ha sido objeto de acalorados debates en las últimas semanas. Por un lado, el equipo de Kamala Harris quería mantener los micrófonos abiertos, con la esperanza de que su rival republicano se enfadara y la interrumpiera, retratando a un hombre impulsivo e indisciplinado.
Pero el equipo de Donald Trump se negó rotundamente, acusando a los demócratas de querer cambiar las reglas que habían acordado.
Turno de preguntas y respuestas
Ni Harris ni Trump pronunciarán un discurso de apertura, sino que pasarán directamente a la sesión de preguntas y respuestas. Cada candidato dispondrá de dos minutos para responder a una pregunta, mientras que se reservarán dos minutos para la réplica del adversario.
Después de cada pregunta podrá dedicarse un minuto más a “observaciones complementarias, aclaraciones o réplicas”, según el reglamento establecido para el encuentro.
La vicepresidenta y el expresidente permanecerán de pie detrás de un atril, la demócrata a la izquierda y el republicano a la derecha, durante el debate. No se permitirán accesorios para apoyar las manifestaciones, como notas preparadas de antemano. Cada uno dispondrá de un bolígrafo, hojas de papel y una botella de agua.
Al final del debate, los candidatos tendrán dos minutos para exponer sus conclusiones. Luego de un sorteo, Donald Trump pudo elegir ser el último.
¿Cómo se prepararon Kamala Harris y Donald Trump?
Para afrontar la prueba, la candidata demócrata pidió a Philippe Reines, antiguo asesor de comunicación de Hillary Clinton, que interpretara el papel de Donald Trump. Reines se vistió como el multimillonario en un escenario similar al de un estudio de televisión recreado en un hotel de Pittsburgh.
En una entrevista de radio emitida el lune, la demócrata advirtió que su rival «no tiene límite para lo bajo que puede llegar» y «tenemos que estar preparados para ello». Harris también afirmó que esperaba «muchas mentiras».
Del lado republicano aseguran que es «imposible» prepararse para un debate con Trump. «Imagina a un boxeador tratando de prepararse para pelear contra Floyd Mayweather o Mohamed Ali», sostuvo el lunes Jason Miller, uno de sus asesores más cercanos.
El expresidente, que se enorgullece de no necesitar preparación especial alguna, admitió sin embargo que tiene reuniones acerca del asunto: «Hablamos de ello, pero no hay mucho que podamos hacer».
Más experimentado que su oponente demócrata en el ejercicio del debate, el republicano se ha sometido a sesiones de entrenamiento en su campo de golf de Bedminster, Nueva Jersey.
Este artículo fue adaptado de versión su original en francés.