Brasil le ha declarado la guerra a las apuestas en línea para hacer frente a la creciente dependencia que cada vez más personas están desarrollando en relación con el juego.
Desde el 12 de octubre ha sido suspendida la actividad de más de 2.000 sitios ilegales de apuestas en línea , es decir, 90% de las empresas que operaban de forma irregular en el país. Solamente podrán seguir funcionando 210 sitios web, que se inscribieron regularmente en la lista creada por el Ministerio de Hacienda para poner orden en el sector.
La medida fue anunciada en septiembre, cuando fue lanzada una convocatoria tanto para las empresas que funcionaban fuera de la legalidad, como para los usuarios que quisiesen recuperar el dinero depositado en estas aplicaciones para apostar.
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, explicó:
«Muchos de estos sitios no están en territorio nacional, no tienen dirección en Brasil. Las personas que se conectan a Internet podrían estar haciendo una apuesta en un paraíso fiscal. De hecho, las personas pueden incluso estar realizando una apuesta en lo que creen que es una casa de apuestas, y no lo es. Es27 sólo un fraude. Por eso se están tomando medidas, porque la gente está siendo inducida al equívoco».
Seis años de legalización y crecimiento de las apuestas en línea
En septiembre más de 22 millones de personas apostaron en estas aplicaciones y sitios on line, según DataSenado. Esto equivale a 13% de los brasileños mayores de 16 años. Más de la mitad de los apostadores ganan hasta dos salarios mínimos (el equivalente a 500 dólares). La mayoría de los jugadores gastó hasta 500 reales (unos 88 dólares). Otro informe del Banco Central revela que en agosto se transfirieron casi 21.000 millones de reales (3.718 millones de dólares) a las páginas de apuestas.
“Perdí mi casa y mi carro, y hoy tengo una deuda de más de 100.000 reales (17.700 dólares) con el banco”, cuenta una empresaria de São Paulo. Relatos como este se han multiplicado en la prensa brasileña en los últimos meses.
“Me levantaba de madrugada para jugar. Ganaba, pero la codicia rápidamente se apoderaba de mí y no paraba hasta perderlo todo. Ni siquiera notaba que el dinero salía de mi cuenta, pero recuerdo que en el cumpleaños de mi nieto no tenía dinero para organizar la fiesta”, admitió para el portal de noticias Globo una cocinera, que comenzó a apostar en 2020.
Las empresas de apuestas en línea, que en Brasil son conocidas como Bets, fueron legalizadas en 2018 por el expresidente Michel Temer. Desde entonces su número creció exponencialmente.
Los expertos señalan que las apuestas en línea se volvieron muy populares en Brasil en parte gracias a la exploración de la pasión nacional: el fútbol. Otro aspecto central es la ilusión de ganar dinero fácilmente. Esta promesa atrae especialmente a usuarios de baja renta, que ven una posibilidad de mejorar su situación financiera en juegos on line como el tigrinho, basado en la misma lógica que las máquinas de los casinos: el jugador paga para intentar alinear símbolos idénticos haciendo girar una rueda aleatoria o presionando un botón de su celular.
El vicio en las apuestas en línea está causando una verdadera epidemia de divorcios. No hay datos oficiales, pero la prensa brasileña recoge testimonio de abogados de São Paulo, el Estado más rico de Brasil, que aseguran que las apuestas representan 80% de sus causas de divorcio. “Las apuestas son el nuevo crack, es una pandemia. La tendencia en los últimos dos años y para los próximos dos años es que crezca mucho”, asegura un miembro del Grupo de Jugadores anónimos.
Los vínculos con ilegalidad
Las Bets han alcanzado una cierta omnipresencia en Brasil desde que empezaron a patrocinar grandes eventos como el Carnaval de Río de Janeiro e innumerables eventos deportivos de grandes proporciones. Hay incluso algunas investigaciones policiales en marcha que intentan demostrar el vínculo entre apuestas virtuales y blanqueo de dinero del narcotráfico y del Jogo do Bicho, una lotería clandestina que mueve miles de millones de reales cada año.
Esta semana, el Senado ha aprobado la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigación, para aclarar la relación entre estos sitios web irregulares y sus posibles vínculos con el blanqueo de capitales.
Los senadores tienen mucho trabajo por delante, aunque todavía no ha sido divulgada la fecha de arranque. El año pasado, las casas de apuestas ingresaron entre 60.000 millones y 100.000 millones de reales (entre 10.600 y 18.000 millones de dólares) en apuestas en Brasil, casi 1% del PIB, según proyecciones de Strategy&Brasil, la consultora estratégica de PwC.
Además, un estudio del Banco Santander calcula que en 2023 los brasileños gastaron entre 100.000 millones de reales en Brasil (cerca de 18.000 millones de dólares) y 150.000 millones de reales (cerca de 27.000 millones de dólares) tanto en apuestas online, como en las tradicionales loterías federales y actividades, que siguen siendo ilegales (como el Jogo do Bicho).
Según los expertos, en condiciones normales la mitad de este dinero sería destinado al consumo de bienes y servicios, algo que preocupa mucho a los minoristas. El Instituto Jogo Legal, que representa al sector, denuncia que hubo un retraso en la regulación del mercado.
Hasta el programa social Bolsa Familia se ha visto afectado
En medio de la polémica sobre la regulación de las apuestas en línea, el 23 de septiembre el Banco Central divulgó un análisis del mercado de juegos de azar en Brasil que causó mucho estupor en la opinión pública. El documento revela que, sólo en agosto, cinco millones de beneficiarios del Bolsa Familia, el programa social de transferencia de renta creado por el presidente Lula en 2003, destinaron 3.000 millones de reales (531 millones de dólares) a las apuestas virtuales.
En aquella ocasión, el presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, reconoció que las plataformas de apuestas y juegos online están comprometiendo los ingresos de las familias brasileñas. También destacó que desde enero se ha registrado un aumento de más del 200% en la cantidad de dinero que los jugadores transfieren a estas empresas a través del Pix, un método de transferencias gratuitas introducido en 2020 por el Banco Central. “Es algo que llama la atención y empezamos a darnos cuenta de que al final tendrá efecto en los impagos”, dijo Campos Neto.
La oposición política el gobierno actual aprovechó esta noticia para criticar este programa social del Gobierno de izquierda, que en la actualidad beneficia a 20,7 millones de familias, o lo que es lo mismo, a uno de cada cuatro brasileños, según cifras oficiales.
La respuesta inicial del equipo de Lula fue proponer que la tarjeta de la Bolsa Familia tenga limitaciones para su uso en las plataformas de apuestas online, pero el ministro de Desarrollo Social, Wellington Dias, acabó dando marcha atrás, y afirmó:
«Estamos ante un problema de juego que afecta a 52 millones de brasileños, según varios estudios. Estamos hablando de aproximadamente la mitad de la población adulta. Cuando separamos al público de la Bolsa Familia, estamos hablando de aproximadamente el 17%. Por lo tanto, no es razonable que entremos en este intento de demonizar a los usuarios de Bolsa Familia. Estamos ante un problema grave».
«Los daños que la proliferación de las apuestas está causando en el país, entre los beneficiarios del Bolsa Familia y muchos otros de los más variados niveles de renta, llama a la puerta de la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El problema surge como si el Gobierno federal hubiera sido tomado por sorpresa. La administración del Partido de los Trabajadores está cosechando los frutos de haber tratado el tema como una búsqueda para encontrar nuevas fuentes de ingresos, olvidando lo que podría causar el juego que llega fácilmente a los teléfonos celulares de millones de personas», escribió Francisco Leali, un columnista del diario Estadão, muy crítico con el Gobierno de izquierda.
En los Presupuestos 2024, los ingresos estimados por la regulación de las apuestas deportivas rondan los 728 millones de reales (129 millones de dólares). El Tesoro prevé recaudar hasta 3.400 millones de reales (602 millones de dólares), si todas las empresas pasan por el aro de la reglamentación.
Adicción al juego, un problema de salud en aumento
El crecimiento de las apuestas virtuales también ha generado preocupación en cuestiones de salud. El Programa Ambulatorio Integrado de Trastornos de Impulso (Pro-Amiti), en São Paulo, ha registrado un aumento representativo en las peticiones de ayuda: de 58 personas en 2022 ha pasado a 160 en 2023, es decir, hubo un salto de 175%. El aumento de la demanda de adultos jóvenes (de 18 a 30 años) fue aún más significativo, llegando a 480%.
El psiquiatra Hermano Tavares, coordinador de Pro-Amiti, asegura:
«La demanda siempre aumenta cuando se amplía el acceso a las apuestas y un juego se vuelve popular. Así fue con los bingos, hasta su prohibición en 2004. Ahora, el fenómeno se repite con las apuestas en línea».
Un informe del Instituto Brasileño de Derecho de Familia señala que la adicción a estos juegos «está asociada a un círculo vicioso de excitación y alivio, seguido de culpa y ansiedad, que lleva al individuo a volver al juego para aliviar esos sentimientos negativos». Los autores del artículo, las abogadas Patrícia Gorisch y Paula Carpes Victório, destacan que «en este contexto, el refuerzo intermitente -la recompensa aleatoria que ofrece el juego- juega un papel crucial ya que alimenta las expectativas y la emoción, haciendo que el comportamiento sea más difícil de controlar».
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