ENTRETENIMIENTO

Yordano, por 40 años más

por Avatar Isaac González Mendoza (@IsaacGMendoza)

Un concierto de Yordano es como un encuentro entre amigos. El cantautor puede reconocer, sin complejos, cuando hay alguna falla técnica y si el público le pide muchas veces alguno de los clásicos de su repertorio, él responde, con cariño, que hay que tener paciencia.

No todo es «Perla negra», «Manantial de corazón», «Días de junio»… Su repertorio es amplísimo, y así lo demostró en su regreso después de más de 10 años al Teatro Teresa Carreño, donde interpretó 37 canciones de distintos momentos de su vida para celebrar cuatro décadas de una carrera que fue coronada hace pocos días con el Premio a la Excelencia Musical que concede la Academia Latina de la Grabación.

Hablaba muy en serio cuando, en una entrevista con El Nacional, afirmó que el concierto en la Sala Ríos Reyna sería un show único, en el sentido de lo ambicioso. Comenzó con una serie de imágenes en las que se veía a un Yordano joven cantando con Sietecuero, grupo emblemático de los años 70, pasando por sus temas más famosos, hasta llegar al momento en que recibió el Latin Grammy.

Foto Ramsés Romero

Luego apareció su figura alta y delgada detrás de un telón traslúcido, como un James Bond a punto de entrar en acción, y después se iluminó detrás la banda que le acompañó, Anderson Cordero a cargo de la dirección y Nené Quintero en la percusión. Batería, guitarras y teclado, luces tenues, y un escenario íntimo, como le gusta a Giordano Di Marzo Migani estar con su público y como se ajustan, ciertamente, sus canciones.

El show prometía desde antes de comenzar.

La entrada principal del Teresa Carreño estaba colapsada a las 7:00 pm por personas que intentaban estacionarse. Había público de distintas generaciones, desde veinteañeros hasta sexagenarios, sobre todo de estos últimos, elegantemente trajeados. Lo que sorprende es que Yordano, con sus cuatro décadas de trayectoria, sea capaz de atraer gente nacida a mediados de los 90, tomando en cuenta que algunas de sus canciones suelen cantarle a una Caracas muy distinta a la de la actualidad, o a amores románticos de serenatas y flores.

Foto Ramsés Romero

Quizás es el por el diálogo que pueden sostener con el ahora. Por ejemplo, la primera canción que tocó, «El rostro de la calle», habla de una ciudad que está vestida de «sombra y luces». «Me acerqué un poco más y ahora sé que la mirada de la calle sabe mucho más de la cuenta», dice parte de la letra. Otra, «Vivir en Caracas», cuenta la historia de una urbe en la que se «podía caminar», pero, continúa la letra, no se puede «llorar por un pasado que no conocí».

Hay cosas de la capital que tal vez no han cambiado tanto.

En el escenario Yordano se permite mostrarse lo más sencillo posible. Aunque todo está ensayado, el guion no es rígido. Puede decirle a la banda «ajá, empieza», como un maestro de música, un director de orquesta, o secarse las lágrimas si se emociona. En cada show surge algo nuevo, un comentario amistoso con la gente o una historia que pudo o no haber contado antes, como si fuera un recital de poesía, solo que acompañado de música y en un escenario más grande, con luces y montaje.

De sus anécdotas volvió a contar la vez en que conoció a Gabriel García Márquez en un baño en Cartagena. En esa oportunidad le confesó al Nobel colombiano, después de un momento cómico en el que ambos estaban orinando, que su obra había influenciado algunos de sus temas. Otra anécdota fue sobre una bachata que le pidieron para Romeo Santos, pero le dijeron que era demasiado sofisticada y, por lo tanto, nadie iba a creer que el artista dominicano sentía esa canción, que se titula «Yo que te di» y que interpretó en el TTC.

La noche del viernes Yordano no solo mostró al Yordano de «Días de junio», también se vio al rockero que canta «Fiebre» o uno más latino, que hasta se mueve rítmicamente por el escenario, interpretando «Bailando tan cerca», con un largo espacio para que la banda se destacara.

Foto Ramsés Romero

Algunas de las más populares las intercaló entre las menos conocidas. «No voy a mover un dedo» vino después de «Vivir en Caracas», «Hoy vamos a salir» luego de «Siempre la brisa» y «Aquel lugar secreto» tras «A flor de piel». Por supuesto que para el final dejó, acompañado de la imponente voz de Trina Medina, las que todos se saben: «Por estas calles», «Robando azules», «Manantial de corazón», «Madera fina», «Locos de amor», «Días de junio», «Perla negra» y «Otra cara bonita».

Con gente de todas las edades bailando, algunos hasta pegándose al escenario para mirarle de cerca, Yordano se despidió tras un par de reverencias a su público.

Yordano quiere a su público, el público lo quiere a él, y espera celebrarlo por 40 años más.