En la polémica autobiografía de Woody Allen se revelan más datos sobre la vida del cineasta y, sobre todo, algunos detalles de su relación con Mia Farrow. «A Mia Farrow le gustaba adoptar, le encantaba la emoción, como cuando uno compra un juguete nuevo. Le gustaba la reputación de santa, la publicidad de admiración, pero no le gustaba criar a los niños y realmente no los cuidaba. No es de extrañar que dos de sus niños adoptados se hayan suicidado, un tercero lo contempló. Mía abandonó a otra hija encantadora que resultó VIH positiva a los 30 años y murió sola de sida en el hospital, una mañana de Navidad», escribe el cineasta.
Con sentencias de esta crudeza, Woody Allen responde finalmente a la fama de abusador sexual y padre incestuoso que le generó su ex novia Mia Farrow. Son muchos los párrafos escandalosos que salpican su autobiografía Apropos of Nothing, A propósito de nada, que lanzó la editorial Arcade hace menos de un mes y causó de inmediato controversia global.
La polémica empezó incluso antes de la publicación. Otra firma, Hachette, había adquirido los derechos pero desistió de la publicación luego de las protestas de algunos empleados y la presión del hijo de Farrow y Allen, Ronan Farrow. El joven amenazó con abandonar ese sello editorial, que ganó millones de dólares por sus denuncias sobre Harvey Weinstein.
La disputa Allen-Farrow se remonta a 1992, cuando la hija adoptiva de ella, Soon-Yi Previn, comenzó una relación sentimental y sexual con el cineasta. Farrow la descubrió por unas fotos eróticas que encontró en el apartamento de él. Anunció que él había violado a una de sus hijas, menor de edad y un poco «retardada».
El creador de películas de culto como Annie Hall lanza con sus memorias el contragolpe: niega haberse aprovechado de su noviazgo con Farrow para seducir a la hija de esta. Afirma que no tenía ninguna relación familiar con ella y que ya era mayor de edad. Cuando ocurrió su relación, ella tenía 22 años y estudiaba en la universidad. Además, acusa a Farrow de menospreciar y maltratar a quien hoy es su esposa, desde el mismo día en el que la adoptó.
“Mia llevó a Soon-Yi a su habitación de hotel, la sumergió en una bañera y la dejó allí sola. Nunca antes había estado en una bañera, no hablaba inglés y no sabía lo que estaba pasando. Mia era estricta e impaciente, con un temperamento feroz. Con el tiempo trató de enseñarle inglés a Soon-Yi, lo cual no era sencillo para una huérfana de 7 años», escribe.
Y añade: «Mia despertaba a Soon-Yi en medio de la noche para gritarle por no aprender lo suficientemente rápido. La niña tenía problemas con el inglés, y Mia se enojaba y se frustraba. Más tarde castigó la incapacidad de Soon-Yi para aprender a deletrear más rápido. La sostenía boca abajo, alzándola en vilo y amenazando con meterla en un manicomio si no aprendía pronto», revela Allen.
Inocencia interrumpida
El punto más sórdido de la confrontación entre Farrow y Allen se produjo el mismo año 1992. La célebre actriz llevó al cineasta a los tribunales. Lo acusó de haber «tocado inapropiadamente y asaltado sexualmente» a la hija adoptiva de los dos, Dylan, quien apenas tenía 7 años.
Allen reivindica que dos investigaciones profesionales lo declararon inocente. Incluso sugirieron que un testimonio de la niña, grabado en video por su madre, estaba manipulado. «La Clínica de Abuso Sexual Infantil Yale-New Haven fue contratada por la policía y concluyó: ‘Nuestra opinión experta es que Dylan no recibió abuso sexualmente por el señor Allen. Además, creemos que las declaraciones de Dylan en video y durante nuestra evaluación no se refieren a eventos reales que le hayan ocurrido», escribe Allen en sus memorias.
El informe se inclinó por considerar que esas declaraciones fueron una mezcla de «inventos por una niña emocionalmente vulnerable que estaba atrapada en una familia perturbada». Además señalaron que «Dylan estaba entrenada o influenciada por su madre, la señora Farrow», según consta textualmente en el archivo.
De hecho, Allen cita una discusión insólita durante el juicio: «Mia describió en detalle cómo Dylan abrazó a Lark (otra niña adoptada), sacudida por la experiencia. Yo, zorro cauteloso que era, escuché atentamente a Mia dramatizar la historia a los investigadores, y esperé para sacar mi as de la manga. Le dije: ‘¿Me estás diciendo que Dylan estaba tan traumatizada que huyó llorando a los brazos de Lark?». Mía se mantuvo firme, restregando la necesidad que tenía la niña de recibir ayuda de su hermana mayor. ‘¿Por qué pregunta?’, me indagaron los investigadores. ‘Porque Lark no estaba en Connecticut cuando dijiste que sucedió. Estaba en Nueva York, así que, ¿cómo pudo Dylan correr y abrazarla?’. Un silencio incómodo llenó el aire, y Mía, luchando por una respuesta, dijo: ‘Sé que Lark estaba en Nueva York en ese momento, pero Dylan la abrazó espiritualmente».
El proceso se ensució tanto que en algún momento los abogados de Farrow acusaron a Allen de pagar por prostitutas para tener sexo ilícito. Las pruebas eran fotocopias de una tarjeta de crédito a su nombre. Pero una investigación más profunda encontró que la tarjeta pertenecía a otra persona llamada Woody Allen, un sujeto del medio Oeste que, de visita en Nueva York, decidió pagar por servicios sexuales.
Defensa
Las memorias del humorista no son su única defensa. Hace dos años, otro de los hijos comunes, Moses Farrow, escribió un blog titulado Un hijo alza la voz, en el que cuestionó duramente a su madre. Relató, por ejemplo, los hechos oscuros que condujeron a la muerte de una de sus hermanas adoptadas, Tam Farrow.
«La mayoría de las fuentes de los medios afirman que mi hermana Tam murió de insuficiencia cardíaca a la edad de 21 años. De hecho, Tam luchó con la depresión durante gran parte de su vida, una situación exacerbada por mi madre, quien se negó a buscarle ayuda. Ella insistía en que Tam era temperamental. Una tarde de 2000, después de una pelea final con Mia, que terminó con mi madre saliendo de la casa, Tam se suicidó por sobredosis de píldoras».