La serie The Handmaid’s Tale está de vuelta este miércoles con una tercera temporada con menos violencia explícita pero más transgresora que nunca, en un momento en que el empuje del movimiento feminista contrasta con la ola de leyes antiaborto en Estados Unidos.
“Este junio sé testigo del nacimiento de una revolución”, anticipa el avance de la nueva trama, que llega meses antes del lanzamiento del libro The Testaments, que continuará los hechos narrados por Margaret Atwood en su primera obra.
Con la tercera temporada, la serie tiene el reto de mantener el éxito que la ha convertido en un icono político, aupado gracias a algunos de los premios más ansiados en la industria como el Emmy al Mejor Drama y varios Globos de Oro.
Basada en el libro homónimo de Atwood, The Handmaid’s Tale fascinó al recrear el universo que la escritora ideó en 1985: un futuro indeseable en el que las libertades están restringidas y las principales víctimas son las mujeres, utilizadas como sirvientas y vientres gestantes a merced de sus propietarios.
En el tráiler de la nueva tanda de episodios se vio a una June, la protagonista interpretada por Elisabeth Moss, más resuelta y segura. “Si voy a cambiar las cosas, necesito aliados con poder”, dice June entre escenas de reuniones, citas clandestinas y conversaciones que anticipan lo que se está gestando en el ficticio Estado de Gilead. La expectación por saber cómo continuará su revolución contra el sistema llegó a tal punto que el primer aperitivo de la trama fue estrenado ante millones de personas en el intermedio de la última Super Bowl.
El despertar de la protagonista deja una intención clara: “Nunca deberían habernos dado uniformes si no quisieran que fuéramos un ejército”. Ese atuendo que llevan las criadas para señalar su condición de mero objeto reproductivo se transformará en un símbolo de poder y lo más importante: de unión ante el enemigo. “La lucha de June ha sido muy personal hasta ahora: todo por la sobrervivencia, la de su hijo por nacer y la de Hannah”, explicó el productor de la serie, Warren Littlefield, al diario The Guardian.
Littlefield indicó que la protagonista será ahora una parte activa de la resistencia que tratará de reunir fuerzas para luchar contra el régimen. ¿Llegará a la guerra Gilead? Fuera de la pantalla, en la vida real, ese traje al que se refiere June se ha convertido en una referencia habitual en las protestas feministas en Estados Unidos y de otros países.
Durante estos meses, en los que una ola de severas leyes antiaborto que desafían la legalización de 1973 se extiende por Estados Unidos, varias manifestantes han aparecido disfrazadas con la cofia blanca y el delantal rojo para denunciar el retroceso en libertades.
Las campanas de guerra anticipan que los nuevos capítulos traerán acción, pero esa intensidad no supondrá un repunte en la violencia explícita en pantalla. Los responsables de la serie, entre los que se encuentra la propia Moss, son conscientes de que algunos seguidores se sintieron incómodos con ciertas escenas de brutalidad. “Esta temporada, la brutalidad en pantalla se ha reducido”, adelantó el productor ejecutivo, Bruce Miller, quien reconoció que en la temporada anterior el termómetro de la violencia subió, pero porque “June pasó un año realmente difícil”.
Curiosamente, unos meses después del lanzamiento de la tercera temporada, Atwood publicará en septiembre un nuevo libro, The Testaments, que continuará los hechos narrados en The Handmaid’s Tale.
La serie de televisión ha revivido el interés por esta historia escrita en 1985 y que ahora tendrá dos continuaciones diferentes. Por un lado, la más inmediata, en la serie y, por el otro, la ideada por la escritora original, que da un salto temporal de 15 años.