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Víctor Medina: No cambiaría el stand up por nada

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Ingeniero de profesión y comediante por vocación. Víctor Medina, conocido como Nanutria, apodo que usaba en juegos online y ahora es su nombre artístico, nunca pensó en dedicarse a la comedia. Su acercamiento al humor surgió por la necesidad de querer hacer algo diferente. Recién se había graduado en la Universidad Santiago Mariño, en San Cristóbal, donde estudió Ingeniería en Sistemas; pero ejercía una carrera que no lo llenaba. Vivía, reconoce hoy, en “piloto automático”. Y aburrido.

El comediante de 33 años de edad siempre se consideró una persona creativa. Por eso, las redes sociales, específicamente Twitter, fueron sus aliadas para compartir sus ideas, chistes u opiniones, siempre en clave de humor. Y fue gracias a esta plataforma que llegó su primera oportunidad para comenzar a trabajar de manera formal en algo relacionado con humor: redactor de El Chiguire Bipolar, página de sátira venezolana. Así fue como el joven comediante hizo sus maletas y se mudó de San Cristóbal, estado Táchira, a Caracas para aventurarse en el mundo de la comedia.

Desde aquel entonces Víctor Medina ha trabajado como redactor, guionista, en radio, en proyectos en internet (Santo robot o Humor Político) y se construyó a pulso una carrera en el stand up que lo ha llevado a presentarse en varios países de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Pero no ha sido sencillo: el comediante ha tenido que emigrar dos veces. La primera a México, donde vivió año y medio, y la segunda a Argentina, donde reside desde hace tres años y ha hecho la mayor cantidad de shows en su carrera como comediante.

En Argentina nació El showcito, una rutina de stand up que se aleja del formato tradicional y en la que improvisa e interactúa con el público. Al inicio, la dinámica no estaba definida. Nanutria comenzó a presentar su show Como en casa en un bar de Buenos Aires cada semana y captó la atención del público. Pero al tiempo se dio cuenta de que si hacía algo menos repetitivo se podría mantener por más tiempo. Así nació el show con el que se presentará en Caracas, luego de dos años, el domingo 9 de enero. «Empecé a incluir muchos chistes de actualidad y más interacción con el público. Me fui fogueando hasta que descubrí que la interacción con el público se me daba muy fácil y me encaminé por ahí. Eso hizo que, hasta la fecha, pudiera hacer El showcito desde hace dos años y medio», cuenta.

víctor medina nanutria

Para el comediante esta dinámica funcionaba como un gimnasio, pues le permitía probar material y así ver qué servía y qué no. Al principio, llevaba algunos temas específicos, pero el tiempo y la práctica le permitieron desarrollar más su habilidad de improvisar, por lo que ahora solo tiene dos preguntas básicas para su audiencia: a qué se dedica y de dónde es. A partir de allí desarrolla una conversación. «En vez de llevarme cosas más preparadas, estoy esperando que me digan algo que no imagino para así sorprenderme y que mi reacción sea natural (…) La gente va a verme hablar de lo que se me ocurra ese día o lo que lleve para decirle. No hay una regla de con qué voy a empezar o terminar», dice.

Un elemento clave al momento de improvisar con el público es no ser ofensivo, explica. «La técnica que utilizo es hacer chistes con la información que usted me da sin burlarme. Eso le intento transmitir a la persona para que entienda que yo solo quiero hacer un chiste porque el show es así. No quiero que compren entradas para que se sientan humillados por mí». Otro aspecto importante –agrega el comediante– es no insistir si las personas no quieren responder. «Si las personas no quieren decirlo por algo será, es mejor dejarlos tranquilos», acota.

Al comenzar a hacer stand up fuera de Venezuela, para Víctor Medina fue más sencillo en Argentina, pues hay más venezolanos que en México. «Apenas empecé a abrir funciones todo empezó a llenarse de compatriotas. Eso llamó la atención de los dueños de bares y de los demás comediantes. Por eso se me abrieron las puertas un poco más rápido», considera. Aunque le fue mejor al sur haciendo stand up, en México también logró cosas importantes como, por ejemplo, grabar su primer Comedy Central.

A diferencia de Venezuela, Argentina cuenta con una movida cultural más grande. Esto le permitió realizar más presentaciones, pues en Caracas, debido a las crisis política, económica y social que atraviesa el país, había menos espacios. «En estos tres años en Argentina he hecho más shows que en mis últimos cinco años en Venezuela».

En cuanto al público, el comediante considera que –culturalmente– el venezolano se parece mucho al argentino, pues señala que ambos son muy enérgicos, a diferencia del mexicano. Sobre este último, Medina recuerda que cuando se presentaba tenía que hablar más pausado y hacer todo más lento, algo que se le dificulta debido a su tartamudez. «Como soy tartamudo necesito toda la energía. En Argentina es al revés, el argentino es mucho más enérgico que el venezolano. Entonces, aquí yo puedo estar con toda la energía y no se ve raro. Para mi estilo de comedia y para mi forma de ser, aquí me siento más cómodo porque no tengo que estar con el freno de mano puesto», asegura.

Otra característica del público venezolano es que, dice Medina, es uno de los que mejor recibe a sus comediantes. «A nosotros en Venezuela nos tratan como si fuésemos músicos de otros países, nos quieren muchísimo». El público venezolano también es muy sexual, agrega, a diferencia del argentino o mexicano. «Al venezolano le fascinan los temas sexuales. Aquí en Argentina he visto comediantes que sueltan unos chistecitos y dicen ‘Uy, hoy estuve picante’, y yo les digo ‘No, ni se imagina. Yo me subo ahí y puedo decir unas barbaridades que usted se va a tapar los oídos”, dice, entre risas. Aunque estos temas funcionan muy bien, a él no le gusta hacer chistes muy largos al respecto, pues el público se desordena muy rápido. «No me gusta estar mucho tiempo en tarima hablando de sexo. No tengo problemas con ser explícito, puedo serlo siete segundos y me salgo. No me gusta hacer un chiste de siete minutos sobre mamar güevo, porque cuando usted le empieza a hablar al público sobre estos temas, se desordena, se transforma en público cabaretero. Entonces, particularmente, del tema sexo entro y salgo muy rápido porque sí he notado que si uno se alarga mucho el público se alborota y me gusta tenerlos controlados porque yo interactúo con ellos y si se alborotan creen que pueden hablar todo el tiempo y empiezan a  interrumpir», explica Nanutria.

Sobre el estilo o el tipo de comedia que funciona o no en cada país, Nanutria considera que es un mito. Lo único necesario –asegura– es lograr hacerse entender. «Los mexicanos dicen que el humor mexicano es muy de México, los argentinos piensan que el argentino es distinto al de los demás y el venezolano dice lo mismo. Creo que lo único que hay que hacer es hacerse entender. Usted no puede decir: “Coño, marico, es que esta vaina es muy arrecha”. Si dice eso nadie lo va a entender. Pero si usted maneja referencias que la gente entiende, yo creo que funciona todo», dice Medina. Sin embargo, reconoce que hay chistes que no funcionarían en Argentina, pero en Venezuela sí. Esto se debe a que la movida cultural venezolana aún es un poco homófoba y machista. «Hay muchos chistes que tuve que dejar de decir, que sé que en Venezuela funcionarían. Aquí ni de vaina los puedo decir porque me bajan de la tarima», afirma.

Nanutria ha logrado ganarse al público argentino más allá del stand up. Desde principios de 2020, el venezolano comenzó dos proyectos junto a comediantes argentinos: Tercermundistas, podcast que realizaba junto a Lucas Lauriente, y Aislados, podcast que desarrolla con Luciano Mellera, Nicolás De Tracy y Lauriente. Realiza ambos en simultáneo con El superincreíble podcast de Nanutria. Mantenerse ocupado con todos estos proyectos lo ayudó durante el confinamiento por la pandemia de covid-19. De hecho, se supone que Aislados sólo se publicaría durante «el mes  que duraría la cuarentena», pero se extendió y actualmente es el proyecto más exitoso que tiene el comediante, tanto así que cuentan con el patrocinio de Amazon Prime. «Cuando llegó la pandemia y tenía tanto tiempo libre de verdad me estaba volviendo loco. Entonces, tener todos esos proyectos me ayudó muchísimo y que fueran tan diferentes me ayudó creativamente a que no se pisaran. De hecho, yo busqué que fueran diferentes a propósito. De verdad, tenía que ocupar mi creatividad en algo porque soy hiperactivo creativamente».

Aislados

Aislados surgió como forma de distracción para los comediantes durante el confinamiento. La idea era contar qué hacían en cuarentena. Al proyecto le fue bien, por lo que decidieron continuar. «Fue muy ‘vamos a empujar a ver hasta dónde llega’ y ahorita Amazon Prime lo patrocina. Luego intentamos un show en vivo y se agotó y ya llevamos haciendo un show en vivo al mes en un teatro de mil personas. Ahorita es nuestro proyecto más grande y le estamos poniendo todo el cariño y todas las ganas, creo que ha sido el más natural y espontáneo que ha salido», dice Víctor.

Para el comediante el éxito del podcast se debe a que como son tan diferentes entre sí sus protagonistas, cualquier persona se puede identificar con uno de ellos. Además, se complementan muy bien. «Como los cuatro somos standuperos desde hace mucho tiempo podemos meternos en cualquier tema y sabemos que terminará en un chiste. Entonces, no tenemos la preocupación de buscar el chiste, hablamos tranquilamente de lo que sea y sabemos que alguno de los cuatro en algún momento va a rematar», asegura. Una de las cosas que Nanutria destaca del podcast es que es un espacio en el que el venezolano aprende de la cultura argentina y viceversa. «Ellos y yo, poco a poco, hemos ido conociendo las referencias de cada uno, incluso todavía me pasa que a veces ellos comienzan a hablar de algo y si no entiendo, pregunto y me explican», cuenta.

Para Víctor Medina, actualmente vivir de la comedia es algo que jamás imaginó, pues en San Cristóbal no era una posibilidad. «Nunca pensé dedicarme a la comedia, aunque siempre me gustó y siempre hacía chistes. Cuando se dio, hasta la fecha, me pareció algo increíble porque no me lo propuse, nunca dije quiero ser comediante, nada. Solo fue algo que se iba dando. Incluso, a veces cuando tengo un show en una ciudad como Nueva York, pienso: ‘Qué loco que hay gente que paga por verme aquí'».

El comediante aún recuerda la primera vez que hizo stand up. Fue en San Cristóbal, durante unas vacaciones. En ese entonces, Medina tenía su primera fecha para presentarse en Teatro Bar. Pero primero quiso probar la rutina que había escrito para «foguearse». «Mi primera vez haciendo stand up me gustó mucho, pero fue muy raro. Usualmente la gente entra a la comedia porque quiere ser famoso o un comediante exitoso, pero yo en esa época como tenía cero expectativas, para mí era muy loco decir chistes y que la gente se riera. Yo no tenía ni idea de a dónde me iba a llevar eso ni a dónde quería ir», recuerda.

Aunque en sus planes nunca estuvo ser comediante, siempre le gustó consumir contenido de humor. Entre los comediantes que admira y que fueron sus referencias está el estadounidense Louis C.K y sus compatriotas Led Varela, José Rafael Guzmán y Daniel Pistola, quienes además de ser sus colegas son sus amigos.

Emigrar fue clave en la carrera de Nanutria, pues le ayudó a madurar como persona y a ver las cosas desde otro punto de vista. «Creo que el comediante que soy ahora es 50% gracias a la migración. Cuando salí de la comodidad, porque tuve la suerte de empezar con sueldo, me ayudó a decir ‘Ok esto es lo mío y en este país donde nadie me conoce voy a hacer comedia’. Me ayudó a reafirmar mi profesión y me dio confianza. He sido comediante en tres países distintos, eso me reafirma que soy un comediante. Que ocurra en tres países distintos ya no es suerte», asegura.

Para Nanutria los límites en cuanto al humor los pone cada comediante, pues considera que cada quien decide de qué está dispuesto a hablar. «Cada quien tiene su línea de moral y usted no puede juzgar la línea de moral de nadie porque es infinita». Sin embargo, no se siente cómodo hablando de temas que no conoce bien o de política de otros países. «No me gusta meterme, y menos en otro país, en política porque se siente como si alguien le está opinando de su casa. Sí puedo soltar un chiste de política, pero más como un chistecito y ya. No me gusta extenderme porque siento que el público dice como ‘ummm’, y a diferencia de Venezuela, en Venezuela es más difícil saber quién está de qué lado. Me podrán decir que soy un tibio o lo que sea, pero al menos en la tarima, no me gusta sentir esa sensación de que me estoy metiendo en esas aguas».

víctor medina nanutria

Aunque Medina considera que cualquier persona puede hacer comedia si cuenta  con las herramientas necesarias, cree que solo van a sobresalir aquellos que tengan la capacidad de ver las cosas desde una óptica distinta. «Para que el comediante sea realmente exitoso no importa de qué tema habla, sino que su observación sea muy original y graciosa. Eso no se puede enseñar. Yo puedo enseñarle a alguien a hacer un chiste, lo que no puedo enseñarle es a ver el día a día de una forma diferente para hacer un chiste».

A las nuevas generaciones de comediantes les aconseja no pensar en la comedia como una carrera que los hará famosos, solo disfruten en el proceso. «Lo que hay que hacer es buscar hacer reír a la gente y ser mejor comediante usted mismo. Hay que disfrutar la comedia por hacerla, por los chistes y para que las 8 o 100 personas que vayan a verla se diviertan, en vez de pensar en llenar un estadio o tener un especial de Netflix. Cuando uno empieza esta carrera no sabe dónde va a parar y creo que lo mejor es disfrutar todo poco a poco».

Por ahora, los planes de Víctor Medina son sencillos: seguir con sus proyectos de internet y hacer mucho stand up. Este año continuará con las presentaciones en vivo de Tercermundistas y Aislados, incluso intentará traer el show a Venezuela; sin embargo, aún hay que esperar cómo evoluciona este año. «Quisiera seguir haciendo stand up tranquilito, me daría mucho fastidio que por cuestiones de dinero o por otro tipo de proyecto termine dedicándome a otra cosa, incluso dentro de la comedia, que no sea el stand up. Creo que es el punto de la comedia en el que me siento mejor porque solo soy. Es la comedia en su forma más real o la forma que yo más disfruto hacer. Si por mi fuera, no cambiaría el stand up por nada», finaliza.

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