Eddie Brock (Tom Hardy) es un respetado periodista de una cadena de televisión. Su jefe confía tanto en él que le encomienda entrevistar al eminente científico Carlton Drake (Riz Ahmed), director de la Fundación Vida, donde se practican experimentos ilegales con seres humanos y se realizan pruebas que involucran aliens conocidos como simbiontes.
Pero el primer encuentro provoca que Brock sea despedido por hacer preguntas demasiado incómodas. En poco tiempo su novia Anne (Michelle Williams) lo deja y pierde su apartamento. Ha caído en desgracia. Su vida vuelve a tomar un giro inesperado cuando uno de esos simbiontes se apodera de su cuerpo para sobrevivir como parásito. Se hace llamar Venom, es uno de los peores enemigos de Spiderman, le gusta comer cabezas humanas y otras veces le da por querer salvar el Planeta Tierra.
Este fin de semana se estrenó la esperada Venom, dirigida por Ruben Fleischer, quien es conocido por cintas como Zombieland (2009) o Ganster Squad(2013). En medio de críticas negativas, la película rompió récords de la taquilla de Estados Unidos y Canadá registrados en octubre al recaudar 80 millones de dólares en su fin de semana de estreno.
Entre las críticas, el periódico Los Angeles Times señala: “Venom se siente como un veneno bastante débil en comparación con otras películas de Marvel Cinematic Universe. Pero, para una película concebida como una celebración liberadora de la maldad, probablemente no sea tan como mala como debería ser”.
En efecto, durante la cinta encontramos a un Brock con idas y venidas para sacarse el alien de su cuerpo, hasta que descubre que en realidad podrían estar juntos y ser amigos. Pero el conflicto principal, que es el intento de Drake por invadir la Tierra de malvados simbiontes, pareciera quedar en segundo plano. Falta coherencia en el guion. Por ejemplo, una línea que es demasiado repetitiva, y que es utilizada como recurso cómico, es que el personaje principal diga que está enfermo por un parásito para explicar a los atónitos ciudadanos lo que le ocurre. Sin embargo, las batallas callejeras, las persecuciones y la indiferencia del científico para usar personas en sus experimentos la hacen una cinta entretenida.
Es interesante el conflicto ético de Brock, que obliga a un entregado Tom Hardy a gritar, alterarse, despecharse y hasta a comerse una langosta viva dentro de una pecera. Al ser un reportero de larga trayectoria, siente una especial empatía por la gente, a la que también rechaza en un momento luego de su traumática pérdida de empleo. Lo contrario ocurre con Venom: primero quiere comerse a las personas y después, por influencia de su huésped, siente una inclinación por ayudarlas (sin dejar de tener el instinto parasitario).
Temas recurrentes en Venom, ambientada en calles oscuras al estilo de Chinatown (1974), son la fidelidad, la honestidad, la moral y la justicia.
Tom Hardy ya ha confirmado su participación en dos películas más sobre el antihéroe. Solo será posible si la taquilla le es favorable. A pesar de las críticas, el personaje logró salir de la sombra de Peter Parker: de ser por error un traje de Spiderman, ahora contará su propia historia de antihéroe arrogante, dientudo y contradictorio.