El premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, quien aprendió a leer y escribir en Bolivia, dijo este sábado que espera que el izquierdista Luis Arce, delfín del exmandatario Evo Morales, no gane las elecciones bolivianas del domingo.
«Lo único que espero es que no gane el candidato de Evo Morales», declaró el novelista y ensayista peruano de 84 años de edad, radicado en España, en una entrevista con la radio limeña RPP.
Morales, primer mandatario indígena de Bolivia, fue una desgracia para Bolivia y para América Latina, afirmó el escritor.
Los bolivianos eligen este domingo un nuevo presidente en los primeros comicios en dos décadas sin Morales de candidato, quien está refugiado en Argentina. Renunció a la presidencia en 2019 tras protestas contra su cuestionada reelección en unos comicios que luego fueron anulados.
Los candidatos con mayores opciones de ganar son Arce y el exmandatario centrista Carlos Mesa, según los sondeos, aunque es posible que deban ir a un balotaje en noviembre.
Vargas Llosa nació en la ciudad peruana andina de Arequipa, pero vivió de niño con su madre y sus abuelos durante nueve años en Cochabamba, en el centro de Bolivia, donde hizo sus primeros años de escuela.
Además, la primera esposa del escritor, Julia Urquidi, quien inspiró su novela «La Tía Julia y el escribidor», era boliviana.
El escritor peruano fue uno de los protagonistas del «boom» latinoamericano junto con otros grandes como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.
Vargas Llosa reiteró su adhesión al «liberalismo» y a la «derecha», aunque se describió a sí mismo como un «incoherente» en política.
«He sido incoherente en mis posiciones desde el punto de vista político. Soy de derecha, pero estoy a favor del matrimonio gay, del aborto, de la eutanasia«, explicó.
El novelista, que en su juventud simpatizó con la izquierda, fue candidato a la presidencia peruana con apoyo de sectores de derecha en 1990, pero fue derrotado por el populista Alberto Fujimori.
Poco después se radicó en España y ganó el Premio Nobel de Literatura en 2010.