Sarah Beyerlein tiene la costumbre de viajar por distintas partes de Estados Unidos cada cierto tiempo. Es una manera de distraerse y conocer al país que la recibió luego de abandonar Venezuela, junto a su familia, por la crisis política, económica y social. Beyerlein es oriunda de Valencia, estado Carabobo.
Beyerlein, a pesar de los crecientes casos de covid-19 en Florida, decidió, junto a su esposo, decidió ir a unas aguas termales al norte del estado. Antes, sin embargo, la pareja hizo una parada en el mundialmente conocido parque temático Universal Studios, ubicado en Orlando.
Casi cuatro horas de viaje en auto y poco más de 370 kilómetros recorridos llevaron a la pareja hasta el parque de diversiones. A diferencia del habitual ambiente de diversión y turistas, el fantasma del covid-19 está presente en cada rincón del parque.
“Fue impactante. Desde el momento en que llegamos al estacionamiento”, explicó Beyerlein.
Detalló la estructura de cuatro pisos, cuyo tamaño compara con un centro comercial venezolano, el cual estaba vacío: “Nos estacionamos en el primer piso sin problemas. Esto no es lo habitual. Generalmente das muchas vueltas y ruegas encontrar puesto rápido”.
No es el mismo Universal Studios
Aquel fue el primer choque de muchos más que vendrían.
Una vez en la entrada del parque se topó con una serie de empleados de seguridad con los termómetros infrarrojos que se han popularizado en el mundo. Aquél que tenga una temperatura por encima de 37 grados centígrados no podrá ingresar por la posibilidad de ser un posible caso positivo de covid-19.
No hubo la necesidad de hacer cola, ni mucho menos pasar tiempo de espera. La desolación era evidente. “Era distinto, en cualquier etapa del año está lleno, pero ahora estaba demasiado vacío”, subrayó.
Por primera vez hacerse una foto al frente del globo de Universal Studios no fue un problema. “No había turistas atravesados que te impidieran hacerte fotos o gente empujándote que como uno quieren capturar el momento”, señaló.
Recorrer el parque esta vez era ver por doquier señalizaciones que invitaban a mantener el distanciamiento social, portar el tapabocas y llevar las manos limpias con los dispensadores de gel antibacterial ubicados estratégicamente en ciertos lugares.
“No todos los locales están abiertos, restaurantes y tiendas de souvenirs están cerradas, porque no hay quien compre y la gente teme contagiarse”, explicó.
Medidas de prevención
A finales de junio el gobernador de Florida, Ron DeSantis ordenó como medida para detener el ascenso de casos la suspensión de venta de bebidas alcohólicas, decisión que imitó el gobernador de Texas, Greg Abbot.
Algunos de los establecimientos abiertos son tiendas que han aprovechado la crisis, como aquellas que venden tapabocas con diseños temáticos. “Habían mascarillas con la bandera LGBT, otras con personajes de Marvel y unas más clásicas con el logo de Universal Studios”, explicó.
Por si fuera poco, el cielo comenzó a nublarse y eso dio paso a una lluvia que espantó a los pocos visitantes que había. Sarah quería almorzar en su restaurante preferido, pero estaba cerrado, por lo que acudió a otro en el que colocaban las mesas a dos metros de distancia entre sí, siempre preservando el distanciamiento social.
Miedo al coronavirus
Beyerlein le miedo al virus, pero explica que debido a la desolación del parque, la situación se sobrellevo con calma. “A ellos no les conviene que en las noticias se escuche que Universal es un sitio de alto riesgo, que hace poca cosa para cuidar de sus visitantes. Al contratrio, se aseguraron de seguir todas las medidas indicadas”, aseveró.
Luego de eso la pareja debía continuar su viaje por carretera hasta Ginnie Springs, a dos horas de distancia de Universal Studios, el lugar ideal para celebrar el Día de la Independencia de Estados Unidos.
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