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Una sociedad se transforma desde El ojo de la ballena

Daniel González expone el trabajo fotográfico que realizó entre 1961 y 1993. Imágenes cargadas de dinamismo que muestran la construcción de un país

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Una sociedad que se transforma, imágenes con una historia secreta pero sujetas a la interpretación que cada espectador pueda o quiera hacer de ellas, es lo que ofrece el fotógrafo Daniel González en El ojo de la ballena, una muestra que compila momentos que parecen sacados de una historia fantástica y que reúne parte el trabajo que desarrolló el artista guariqueño entre 1961 y 1993.

González fue en los años sesenta uno de los fundadores del movimiento plástico literario El Techo de la Ballena. Inmersos en una realidad convulsa y llena de confrontaciones, con las guerrillas urbanas y de montaña tratando de derrocar al gobierno, algunos artistas y escritores se reunieron para enfrentar la situación del país a través del arte.

“Todo arte, para ser auténtico, tiene que ser revolucionario; el arte es creación y eso es la transformación de lo real. Entonces, este grupo quiso también transformar no lo personal, sino el concepto del arte, su estética. El propósito era darle a la vida cotidiana una forma diferente a lo que era en ese momento: un efecto de guerra, de confrontación, social y político”, recuerda el fotógrafo.

Dentro del movimiento su trabajo estaba enfocado en las exposiciones, en el diseño gráfico y en la edición, además de asumir la fotografía como el ojo de una sociedad en ebullición. “Era una especie de comunicación de la realidad circundante vista a través de una cámara”, señala.

Entre las imágenes que expone en El ojo de la ballena, trabajo que presenta en la Sala TAC del Trasnocho Cultural hasta el 8 de julio, se encuentran algunas de sus series rurales.  Una está dedicada al guitarrista Alirio Díaz, que tocaba en el corral de chivos de su casa, en el caserío donde nació. Allí hizo las fotos, un documental y un libro, cuenta.

“La otra serie rural, La historia sumergida, fue realizada en un pueblo que se llamó San Francisco de Cara, cuyas ruinas quedaron bajo la presa de agua que surte a Caracas, Camatagua. Desalojaron a los habitantes, derribaron las edificaciones y sobre las ruinas construyeron el embalse. Son hechos significativos, pues en Cara nació Joaquín Crespo, que fue dos veces presidente de la República y era el brazo armado de Guzmán Blanco”, detalla González, quien también afirma que el propósito de su obra era llamar la atención acerca de un país que tenía “muchas formas de decir cosas, de hacerlas y de transformarse”. El resto de su trabajo, indica, contiene piezas de fotografía urbana.

El artista, que hoy estará acompañando a los espectadores en una visita guiada a las 3:00 pm, encontró una forma de conservar la memoria de los cambios que ocurrían en un país que dejaba de ser rural, las historias que quedarían en el olvido.

Douglas Monroy es el curador y editor del libro Daniel González. El ojo de la ballena. El fotógrafo asegura que lo más importante es que esos negativos estuvieron guardados casi 50 años: “Las fotografías, todas en blanco y negro, son del siglo XX. Esa es la imagen del proceso social de un país, cómo se expresaba y cómo era la sociedad venezolana”.

Daniel González piensa que en el siglo XXI todas las sociedades están llenas de contradicciones: “Hay cambios fundamentales. La tecnología, las transformaciones de redes, de políticas. Venezuela no escapa de eso. Por su situación geográfica, por ser un país emergente, nuevo. Eso provoca confrontaciones en un ámbito no solamente nacional, sino mundial”, finaliza.

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