“Loading…”, se leía en una de las pantallas sobre el escenario. Una imagen con una barra de progreso, que se iba llenando de a poco, anunciaba a todos en el campo de fútbol de la Universidad Simón Bolívar cuánto faltaba para el show de Morat. Los 30 minutos más largos para unos fans impacientes que pedían a gritos que empezará el concierto, el tercero de la banda colombiana en el país desde que regresaron las giras internacionales en 2022, cuando se presentaron en él terraza del CCCT.
El panorama no fue distinto al anterior. Camino a la USB, en plena carretera, grupos de vendedores abordaban a los carros ofreciendo o rematando camisas de la banda integrada por Juan Pablo Isaza Piñeros, Juan Pablo Villamil Cortés, Simón Vargas Morales y Martín Vargas Morales, muchas alusivas a su gira anterior: ¿A dónde vamos? “Lleva la camisa de Morat a 10 o 5 dólares para tu novia”, insistían a todo el que pasara cerca.
Los últimos 3 minutos del contador fueron los más emocionantes. En un campo de fútbol totalmente abarrotado, la tensión entre las fanáticas aumentaba. “Salgan ya”, gritaban histéricas. “5, 4, 3, 2, 1”. Y terminó la espera. “¡Hola, Caracas! Estamos felices de verlos de nuevo”, saludó la banda desde el escenario. Empezaron con fuerza, con energía. “Besos en guerra” fue la canción elegida para abrir el show, con el que –durante dos horas– hicieron cantar, llorar, bailar y reír a un público con las emociones a flor de piel.
Morat regresó al país, luego de un año, como parte de su gira Si ayer fuera hoy, que comenzó en noviembre del año pasado y con la que han visitado, hasta ahora, España, México, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Guatemala, Honduras, Perú, Bolivia y Estados Unidos.
En esta oportunidad, la banda no tuvo teloneros ni invitados especiales, tampoco hizo falta. El show que prepararon fue suficiente para satisfacer a un público con ansias de cantar a todo pulmón sus canciones, nuevas y viejas. La agrupación, que publicó su más reciente álbum (Si ayer fuera hoy) en noviembre del año pasado, hizo un recorrido por los temas más populares de toda su discografía. En total, interpretaron 25 canciones con las que pasaban del amor al despecho con habilidad. Fue una noche de emociones.
El show continuó con “506”, “Al aire” y “Porfa no te vayas”. Cuando llegó el turno de “Segundos platos” todos alzaron sus teléfonos y encendieron una luz verde, como parte del fan project (estrategia que organizan los fans para conmover o llamar la atención de la banda) del show en Caracas.
Luego de los temas más enérgicos y bailables, como “Aprender a quererte” o “Mi nuevo vicio”, también hubo espacio para un momento más íntimo, más cercano. En la mitad del campo de fútbol apareció Juan Pablo Isaza sobre una pequeña y discreta tarima en la que solo había un pequeño piano. Para acompañarlo, el cantante invitó a subir a una fan. “Mucho gusto. ¿Qué canción quieres que cantemos que, probablemente, no íbamos a tocar esta noche?”, preguntó, antes de invitarla a sentarse con él y cantarle las canciones que pidió: “Bajo la mesa” y “Mil tormentas”.
En ese mismo ambiente de intimidad, el resto de los integrantes de la banda se acercaron a Isaza y, antes de interpretar la siguiente canción, le hicieron una petición especial: “Por favor, bajen todos los celulares, dejemos de grabar y tomar fotos. La siguiente parte es solo para nosotros”, dijeron antes de cantar “Valen más”, tema con el que invitan a ver más allá de las pantallas y disfrutar el presente.
Morat también aprovechó el ambiente de intimidad y complicidad, pero ya de regreso en el escenario principal, para recordar algunas anécdotas del origen de sus canciones. “Nos conocemos desde que teníamos 5 años, fuimos al mismo colegio y nos enamoramos de la música juntos (…) Tenemos muchas anécdotas y quiero contarles una un poco simple. Cuando teníamos 15 años y estábamos empezando a escribir canciones, las primeras eran muy sencillas, eran para la niña que nos gustaba, pero nos dimos cuenta que a medida que la vida se va poniendo más seria las canciones que uno va escribiendo también. Con esta canción que estamos a punto de cantarles fue la primera vez que nos miramos los unos a los otros y dijimos: ‘ya estamos un poco más viejos’”, dijo Isaza antes de interpretar “Punto y aparte”.
Así, entre anécdotas e historias, saltos entre canciones de amor y despecho, e incluso ritmos de reguetón, el show continuó. Dos horas, que para algunos, no fueron suficientes para bailar y cantar hasta el cansancio. “Otra, otra, otra”, pedían cuando la banda anunció que el show estaba por terminar.
El setlist lo completaron “Cuando nadie ve”, “Amor con hielo”, “París”, “Llamada perdida” y “Cómo te atreves”, con la que se despidieron del público. Un show en el que demostraron el poder del fenómeno Morat con el que han conquistado a miles de fans en la región, a los venezolanos entre ellos.
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