Librería Museo del libro
Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Por donde quiera que se mire hay libros. Lo primero que encuentran las personas a su izquierda, cuando entran en la quinta Anduriña ubicada en la calle Cocorote de Las Mercedes, es un estante con libros para regalar a quienes los visiten. Las escaleras de piedra conducen al recinto, una casa de color blanco que se convirtió en el hogar de 3.000 ejemplares a la venta en la recién estrenada librería Amigos del Museo del Libro. No son los únicos que hay en el tranquilo lugar con apacible jardín y mesas para conversar y leer. En el interior, tras cruzar el umbral de la puerta de madera con estilo de la década de los 50, hay más libros del Museo del Libro, que pronto será inaugurado.

La librería Amigos del Museo del Libro, conocida en redes sociales como Libroria Express, abrió sus puertas hace mes y medio con un único objetivo: concretar la inauguración del museo. Su director, Ignacio Alvarado, decidió abrir el pequeño local para vender algunos de los 100.000 ejemplares que almacena en el primer piso de la quinta: necesita ese espacio para hacer una sala del museo. Los libros los tiene desde su época como librero y director de la extinta Libroria, antes ubicada en la esquina calle París y calle Nueva York de Las Mercedes. Al momento de volver con un nuevo proyecto, el librero pensó que era mejor promocionarlo en redes como “Libroria Express”, así sus fieles lectores sabrían que se trataba de los mismos libros que dejó de vender hace nueve años.

La entrada del museo del libro | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)
Librería Museo del libro
La librería ofrece 3.000 ejemplares | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

“La librería surge con la idea de abrirle espacio al museo. Al lado hay una montaña de 100.000 libros y espero salir de 30.000, la tercera parte, en 5 años. Eso es lo principal pero también la idea de sacar dinero es muy atractiva”, comenta Alvarado, egresado de la carrera de Ingeniería eléctrica de la Universidad Simón Bolívar (USB). En redes sociales se describe al sitio como un lugar de libros “únicos y raros a precio de querer vender”. El local cumple con lo prometido: grandes títulos de la literatura junto a ejemplares de no ficción se venden a 3 dólares. En el centro, sobre una mesa, los títulos que se muestran allí cuestan 2 dólares.

Alvarado, aficionado al conocimiento y a los libros desde que tiene memoria, reconoce que los ejemplares se venden tan baratos que no espera “conseguir una fortuna” con ellos. Está enfocado, sobre todo, en hacer espacio para el proyecto del museo. “Desde que abrimos las puertas hace mes y medio ha venido gente muy interesante, gente muy valiosa pero no lo suficiente. No han venido tantos como quisiera así que seguiremos impulsándola. Quizás no hemos explotado suficiente las redes”, analiza.

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Depósito de los libros | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)
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El depósito de los 100.000 libros | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

A pesar de los pocos clientes, el director señala que hasta ahora ha vendido sobre todo novelas. El objetivo es cambiar la oferta cada tres meses de manera que cuando las personas vuelvan a visitarlos, encuentren libros totalmente distintos. “Tenemos que encontrar la forma de vender alrededor de 1.000 mensualmente”, calcula.

Esperanzado y alegre por volver a ejercer el oficio de librero, Alvarado asevera que no abrió una librería convencional o comercial en un sitio comercial. La define más como un depósito de libros que buscan un nuevo lector. Una librería ‘sui géneris’ muy especial, abierta al público de 9:00 am a 5:00 pm. “El precio la hace diferente. Estamos haciendo ese esfuerzo porque por suerte contamos con los libros. Para el Museo nos dan donaciones, muchas veces no todos van al museo. Nos podemos dar el lujo de vender barato y tener un gran inventario”.

Punto de partida

No hay un momento de su vida en el que Ignacio Alvarado, de 63 años de edad,  no haya tenido un libro en sus manos, sobre todo libros de ciencia, sus favoritos. Desde siempre sintió una genuina curiosidad por aprender nuevos conocimientos. Tras egresar de la carrera de ingeniería eléctrica, cursó un año de derecho en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Hizo el posgrado de Filosofía en la USB e intentó ingresar en el de Física. Finalmente, hizo un posgrado en Economía y Administración en Boston University, Estados Unidos.

“Siempre trato de aprender y desde el inicio me han gustado mucho los libros, aunque solo llevo 20 años dedicado a ello”, señala. Tras marcharse a Estados Unidos, regresó a Venezuela en 2005. Llegó sin un solo céntimo, con un divorcio a cuestas, sin sus hijas pero con todos los libros de su biblioteca personal. Fue ese su punto de partida, el momento en que se dio cuenta de que si no hacía lo que toda la vida le ha gustado, no lo haría nunca.  Surgió, entonces,  Libroria, nombrada así también como consecuencia de su curiosidad natural. “Me gusta la etimología y me pregunté ¿por qué se dice ‘librería’ si la palabra viene de libros? ¿Por qué no se dice Libroría? Así se llamaba originalmente, pero las personas lo pronunciaban sin la tilde así que se la quité”, cuenta.

Librería Museo del libro
Ignacio Alvarado en el depósito del museo | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Como librero y persona que dedica a la venta de libros, Alvarado asegura que en Venezuela sí se lee. “Claro, considerando que es un país latinoamericano y tropical”, añade. Su experiencia se lo confirmó tras casi una década vendiendo libros. Cuando comenzó Libroria notó que en el país  se leía tanto o más que en Colombia, Perú y más que cualquier país centroamericano. “Nosotros no somos incultos que no leen como a veces dicen por allí. No. Leemos como corresponde a nuestra condición de país latinoamericano. Ciertamente en Argentina, Chile y México se lee más, sobre todo se edita más. Pero no creo que seamos más incultos”, opina.

Libroria nació como un local de libros usados. Al principio, era una venta online. Como estaba ubicado en un segundo piso de un edificio, ese formato le convenía más. Luego, se desocupó el local comercial de la parte que daba a la calle. “Le construí una escalera y surgió Libroria de dos pisos. Tenía los libros nuevos abajo y los usados, arriba. La gente me llamaba para darme sus libros. Las familias me ofrecían sus bibliotecas enteras y eso me hizo ver que había una cantidad inmensa de libros valiosísimos en el país”, cuenta.

Fue cuestión de tiempo para que terminara de concretarse una idea que empezó a rondarle por la cabeza desde entonces: exhibir estos ejemplares valiosos al público en un museo dedicado al libro.

Librería Museo del libro
El lugar cuenta con aire acondicionado | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

El libro, una pieza de arte

Alvarado tenía en su colección libros notables y nadie que supiera de su existencia, entre ellos la primera edición de Doña Bárbara de Rómulo Gallegos o Lanzas coloradas de Arturo Úslar Pietri. “Es una lástima, pensaba. Tenía además la depresión general que sufrimos los venezolanos que pensamos que somos una porquería de país. Eso me hizo pensar que hace falta mostrar que producimos libros magníficos”, confiesa. Hace tres años, tras mucha indecisión, se lanzó a concretar la idea y para ello se juntó con otra apasionada de los libros, María Ramírez Delgado, máster en Filosofía de la USB, filósofa egresada de la Universidad Católica Santa Rosa a cargo del Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad (CIEV).

Las primeras ediciones de Doña Bárbara y Lanzas Coloradas | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

“Fue amor a primera vista por los libros. Nos dimos cuenta de que teníamos una idea en común, me contó lo del museo y me sumé. Desde ese momento empezamos a ordenar el material que había”, cuenta Ramírez. Juntos tuvieron  que crear un criterio para determinar por qué un libro debe exhibirse en el museo. Para ello, escribieron un baremo donde determinaron ciertas áreas que pueden hacer a un libro valioso.

Lo primero, destaca la experta, es el autor. Si el escritor influyó profundamente en el pensamiento de los venezolanos, tiene que estar. “Hicimos una lista de 140 libros que han influido en el pensamiento venezolano como Conny Méndez o Scanone. No podíamos restringirnos a solo la literatura, incluimos bibliografías o estudios sobre las aves. A partir del baremo empezamos a justificar por qué el libro debe estar o no en el museo. Eso ya lo aplicamos de una manera natural”, explica.

Librería Museo del libro
El proyecto del museo del libro | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

A veces, confiesa, se encontraron con ejemplares que parecían inclasificables y tuvieron que investigar a fondo el material. Sin embargo, finalmente, en el depósito del museo, que se ubica en el sótano de la quinta con aire acondicionado y un humidificador, acumularon 4.000 ejemplares, más de 30 colecciones entre libros, revistas… De ellos, solo 2.300 están catalogados. “Es una fase inicial con una ficha que dice quién es el autor, editorial, quién donó el libro. Luego tenemos que hacer una catalogación más especializada”, comenta.

 

Resguardar libros valiosos

Alvarado y Ramírez ya tienen pensando cómo será la dinámica del Museo del Libro, que quieren inaugurar este año aunque todavía no tienen fecha. Al visitar las salas, las personas podrán escanear un código QR que los llevará a la página de la institución, donde podrán ver toda la información sobre el libro. Luego, podrán visitar la Librería Amigos del Museo del libro.

La primera exhibición será pequeña y esperan que sea sobre un manuscrito que tienen, un libro muy raro que les permitirá mostrar la riqueza del país, su cultura y la importancia de conservar estos ejemplares. “El libro es tan raro que no tiene nombre. Son las actas de la cofradía de la virgen de la Divina Pastora de La Guaira del siglo XVIII. Está escrito a mano y reúne las conversaciones que tuvieron para poder administrar y venerar esa cofradía. Incluso tiene las firmas de venezolanos que fueron importantes en ese siglo, como el abuelo de Andrés Bello”, explica Ramírez.

Librería Museo del libro
Los espacios de la quinta | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Las exhibiciones planean hacerlas temáticas y mensuales. “En enero, por ejemplo, haremos exhibiciones de regiones, los libros zulianos, de los llanos, haremos una selección y los mostraremos en el museo, cada región una semana diferente”, explica, por su parte, Alvarado.

Mientras terminan de adecuar el espacio para abrir el museo, ya se están planificando actividades para convocar público. “Tendremos actividades durante el Día del Libro y queremos dedicarlo a los niños. Y el siguiente fin de semana tendremos un encuentro con Valeska Belisario y Jacqueline Goldberg  para hablar de la editorial de la Fundación La Poeteca. Queremos que este sea un espacio para escritores y lectores donde se hable y se enfrente el problema del libro en Venezuela”, comenta Ramírez.

Librería Museo del libro
Los libros se venden en 2 y 3 dólares | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)
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El público de la librería | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Preguntado sobre cómo se mantendrá un museo dedicado al libro, Alvarado no duda en responder “Con la uñas. Libroria está para el museo para que el poco ingreso se lo dé al museo, pero por supuesto estamos pidiendo ayuda, donaciones, buscamos mecenas, estamos tocando la puerta de embajadas y empresas. No quisiera tener que cobrar una entrada. Lo veremos”.

No saben cómo responderá el público. De esto dependerá el tiempo de las exhibiciones.  “Aspiramos a que el museo se sustente y sea un éxito. No me importaría que venga o no mucha gente. Solo espero que dentro de 20 años ó 30 años haya una institución ocupándose de guardar, cuidar y proteger libros especiales”.


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