El compositor italiano Giacomo Puccini (1858-1924) desarrolló a inicios del siglo XX tres óperas basadas en La Divina Comedia de Dante Alighieri: Il tabarro (Infierno), Suor Angelica (Purgatorio) y Gianni Schicchi (Paraíso). Y el nombre de la obra que reúne cada pieza es Il trittico. En esta oportunidad, la Compañía de Ópera del Teresa Carreño tomó dos de ellas. Suor Angelica y Gianni Schicchi.
La audiencia caraqueña podrá disfrutar estas óperas en un solo acto (con dos elencos diferentes) en la Sala Ríos Reyna el viernes a las 6:00 pm, sábado a las 4 pm, y el domingo a las 11:00 am y 4:00 pm. El precio de las entradas oscila entre los 5 y 30 dólares y pueden ser adquiridas en MakeTicket o en las taquillas del Teatro Teresa Carreño.
La Orquesta Sinfónica Municipal acompaña a los cantantes líricos durante las dos piezas (de aproximadamente una hora cada una) dirigida por Daniel Gil. La maestra Isabel Palacios dirige en el aspecto artístico y académico a los cantantes líricos; la conductora de orquesta Elisa Vegas se encargó de la dirección musical y el docente Miguel Issa es el director de escena.
Esta puesta en escena es la tercera de la compañía creada en 2022. La primera, en julio, fue la gala inaugural, en la que presentaron varias arias de obras icónicas. Luego, en noviembre, los cantantes ofrecieron L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti.
Dos elencos y una misma pócima: El elixir de amor encantó al público caraqueño
El Purgatorio: Suor Angélica
El telón se abre para llevar al público a un convento. Una veintena de monjas canta alabanzas a la Virgen María mientras que transcurre la jornada. Más adelante, varias de ellas presentan sus anhelos. Particularmente, sor Angelica permanece callada; pero sus compañeras delatan a la audiencia que sí guarda algo de esperanza dentro de sí. Además, revelan que Angélica es, en realidad, de la nobleza; una princesa.
La conversación de las religiosas continúa hasta que una de las hermanas le pide a sor Angelica una pócima herbal (para lo que es experta). Luego se anuncia la llegada de un visitante. Suor Angelica ruega que sea para ella. Y, en efecto, su tía, la principesa Zia, entra a escena. La religiosa saluda y pide noticias sobre su hijo, revelando así su más grande secreto. Pero Zia le da una noticia con la que Angelica deberá enfrentarse a su cruel destino.
El papel de suor Angelica estará interpretado por las sopranos Betzabeth Talavera y Patricia Laguado; mientras que el rol de la princesa Zia por la mezzosoprano Marilyn Viloria.
El Paraíso: Gianni Schicchi
Giacomo Puccini sale de los dramas y tragedias para mostrar una ópera bufa en Il trittico. Aunque mantiene ciertos elementos dramáticos, la pieza promete risas con cada aria. En síntesis, Gianni Schicchi habla sobre una joven pareja que está enamorada, pero incapaz de unir lazos por diferencias familiares. La ópera original está situada en Florencia, Italia, en el siglo XIII, pero en esta adaptación, la temporalidad es de la década de 1940.
Buoso Donati ha muerto. Sus familiares rodean su cama y lamentan tan terrible pérdida. Pero también están a la espera del testamento del adinerado hombre. De pronto, Betto (su cuñado) da a conocer un trágico rumor: toda su fortuna habría sido donada al monasterio del pueblo.
Indignados, molestos y desesperados, los familiares comienzan a buscar el documento para corroborar lo que dijo Betto. De pronto, Rinuccio (su sobrino) lo consigue. Pero antes de revisarlo, Rinuccio le pide a su padre, Zita, que si recibe una herencia, deberá dejarlo casarse con Lauretta, la hija de Gianni Schicchi. Zita acepta y mandan a llamar a Schicchi.
Una vez que el hombre llega, leen el testamento y, en efecto, todos sus bienes materiales irán al monasterio. No dejó nada a sus familiares. Con aún más ahínco, la familia protesta y comienza a buscar una solución. Es ahí cuando el ingenio de Schicchi sale a la luz para solucionar los problemas de los Donati.
El papel de Gianni Schicchi será representado por el bajo barítono Álvaro Carrillo y el barítono Anderson Piaspam. El rol de Lauretta con su reconocido aria «O mio babbino caro» podrá escucharse en voces de las soprano Annelia Hernández y Ninoska Camacaro. El joven enamorado Rinuccio será encarnado por los tenores Gregory Pino e Iván Cardozo.
La preparación de dos cantantes líricos
Para Betzabeth Talavera, sor Angelica, el proceso de preparación fue muy grato. Además, se siente contenta por volver, sobre todo, a la Compañía de Ópera del Teatro Teresa Carreño. Sin embargo, confesó que este papel es uno de los más complicados planteados por Puccini que le ha tocado interpretar (incluso tras haber sido varias heroínas en óperas del compositor italiano como La Bohème, Tosca o Gianni Schicchi).
«Suor Angelica condensa casi todas las emociones más profundas del ser humano. La alegría, tristeza, fe, la pasión. O sea, demanda emocionalmente mucha energía y es y vocalmente también es muy exigente. Ha sido un proceso de ir buscando los balances y el equilibrio entre la emocionalidad, la técnica vocal y todas las herramientas técnicas que debo cuidar», puntualiza Talavera.
Por su parte, el tenor Gregory Pino señaló que su personaje, Rinuccio, está verdaderamente enamorado de Lauretta en la obra. Y sobre el trabajo previo, Pino recordó que en San Cristóbal (de donde es oriundo) ya había interpretado al posible prometido de Lauretta.
«Tenemos más de 10 años haciendo ópera en Táchira. Y creo que si la Compañía de Ópera del Teresa Carreño nos convoca, es porque hacemos algo bien. Sobre Rinuccio, creo que el trabajo fuerte de investigación lo hice antes. Ahora fue repasar y venir hasta aquí para que me dijeran los directores cómo imaginaban ellos a Rinuccio. Entonces, tengo ya varias semanas trabajando en eso», comenta Pino.
Puccini: los retos para la orquesta y cantantes
Comentó el director Daniel Gil que la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas nació en 1980 como una agrupación para acompañar ballets y óperas. En esta oportunidad, con Suor Angelica y Gianni Schicchi, los músicos de la orquesta están debutando con una ópera.
«Puccini evoluciona la ópera como género vocal lírico y escénico. Convierte la partitura del cantante y la de la orquesta en un manual de instrucciones. Puccini dice dónde entras, dónde sales, dónde pones un candelabro, cómo dice tal cosa, en qué tono. Y se vuelve una especie de libreto guiado completamente. Lo que hace difícil esa partitura no solamente es lo que pide cantar, sino lo demás que no está en el papel: eso que tú tienes que encontrar como artista e indagar y arañar un poco y descubrir la esencia esa partitura», agrega.
Además, Gil se refirió al trabajo del equipo con el elenco. Dijo que trasciende lo vocal y exige más en cuanto al aspecto actoral, de expresión. «En muy pocas partes se ve eso», asegura.
Luego, Álvaro Carrillo (Gianni Schicchi) señaló que el rol asignado es un tono más agudo que el suyo: bajo barítono. Esto fue un reto, pero también lo fue el tiempo de preparación que tuvieron, poco más de un mes tras los resultados de las audiciones. Además, señala Carrillo que está acostumbrado a roles más serios y este -más jocoso- también supuso un desafío.
«Cuando salgo a escena lo primero que siento son muchos nervios. Porque la música es muy difícil. Más allá del aspecto vocal, la música es complicada en esta partitura. Es muy difícil estar en sincronía con la orquesta, con el director. Entonces, hay que hacer todo eso mientras se actúa y es muy difícil. Pero cuando entras los nervios se van. El público y el director te hacen sentir como en casa», confiesa Carrillo.
Una invitación a la ópera
«Yo sé que parezco un disco rayado», dice Annelia Hernández. La soprano en el rol de Lauretta afirma que las dos óperas que presentan desde este viernes ofrecen una mirada atemporal a temas que afectan a cualquier persona; incluso aquellos delicados y complejos que propone la trama de Suor Angelica. «La ópera es la vida, pero musicalizada», propone.
«Siempre digo que vengan al teatro, la ópera no muerde. Aquí van a reír, llorar, van a hacer catarsis porque muchas veces -sobre todo en la sociedad de hoy en día que son tan inmediatas- no tienes tiempo. Te dicen que no llores porque eres fuerte; o que no hagas esto o aquello… Pero aquí, este es el momento donde puedes llorar, amar, soltar una carcajada y nadie te va a decir nada porque eso es es la vida», sentencia Hernández.
Finalmente, para la mezzosoprano Marilyn Viloria propone que la ópera se acercara un poco más a la gente. «Las personas creen erróneamente que la ópera está fuera de alcance y que solo es para los europeos, que está lejísimos. Y resulta que a la ópera le puedes llegar en metro, te vas a embelesar. Te bajas en línea 1, facilito. Y las entradas son muy económicas», puntualiza.
«Creo que está la mala percepción de que la ópera es aburrida. La ópera no es aburrida, mi gente. No, y lo que vamos a presentar ahorita es genial. Tiene una cuota de drama, de llanto y de cosas muy fuertes. Pero después tienes algo más cómico. Algo para que se echen a reír un rato en la sala. La ópera es mágica. Desde el vestuario, el maquillaje, las caras que hacemos… El montón de monjas que van a ver ahí en en el escenario; las cosas que que suben y bajan; las luces, la utilería. No sé, pero vengan», concluye.