El patrimonio cultural de Irán, que alberga bienes de las culturas persa e islámica, podría estar en riesgo.
La tensión entre Estados Unidos e Irán no ha hecho más que escalar luego de que el gobierno de Donald Trump ordenó ejecutar, en una misión en Bagdad (Irak), al general iraní Qasem Soleimani. Ahora, en medio del conflicto, los objetivos militares del gobierno de Trump podrían incluir sitios culturales protegidos por acuerdos internacionales.
Soleimani tenía 62 años de edad. Era jefe de la fuerza Al Quds de los Guardianes de la Revolución −entidad encargada de las operaciones exteriores de la república islámica−. Trump alegó que preparaba «ataques inminentes» contra diplomáticos y militares estadounidenses. Aseguró que quería «parar» una guerra, no comenzar una.
Irán prometió venganza. El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, hizo la amenaza cuando decretó tres días de duelo. El presidente Hasán Rohaní señaló en un comunicado que «no hay ninguna duda de que la gran nación de Irán y otras naciones libres de la región se vengarán por este horrible crimen del criminal Estados Unidos».
El sábado dos disparos impactaron cerca de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, lo que podría ser el ataque de represalia. Trump advirtió por Twitter que tiene en la mira a 52 sitios de Irán y los atacará «muy pronto y muy duro» si Teherán actúa. Expresó que «algunos son de muy alto nivel, importantes para Irán y la cultura iraní».
«No amenace nunca la nación iraní», dijo el presidente Rohaní por Twitter en respuesta. «Quienes hacen referencia al número 52 deberían recordar también el número 290. #IR655», agregó en alusión a la tragedia del airbus del vuelo Irán Air 655. Murieron 290 personas al ser derribado por un crucero lanzamisiles de Estados Unidos en 1988.
Los bienes culturales
Irán alberga 22 sitios culturales que forman parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Los primeros lugares que ingresaron en la lista fueron las ruinas de la ciudad sagrada del reino de Elam en Tchogha Zanbil que datan de 1250 a. C. Además, la Meidan Emam de Esfahan, una plaza rodeada por la Mezquita del jeque Lotf Allah o el oratorio del Shah, el magnífico pórtico de Qeyssariyeh y el Palacio Timúrida del siglo XV, que forman parte del testimonio de la vida social y cultural de la Persia de los sefévidas. También la capital del Imperio aqueménida, Persépolis, fundada en 518 a. C.
La lista incluye además el Conjunto del Khānegāh, un sitio de retiro espiritual sufí que incluye el mausoleo del jeque Safi Al Din; los restos de la ciudad Shahr-i Sokhta, que representan el surgimiento de las primeras sociedades complejas en el este de Irán; así como también la Ciudad Histórica de Yazd, testimonio vivo de los usos de recursos limitados para garantizar la vida en el desierto, entre otros.
El patrimonio iraní duplica al de Estados Unidos, país que abandonó la Unesco el 1° de enero de 2019. «Esta decisión no se tomó a la ligera. Refleja la creciente preocupación de Estados Unidos con la deuda creciente con Unesco, la necesidad de una reforma fundamental de la organización y el continuado sesgo contra Israel en la Unesco», informó el Departamento de Estado en un comunicado.
Un crimen de guerra
La directora general de la Unesco, Audrey Azoula, llamó a Estados Unidos e Irán a respetar los acuerdos internacionales. «La Convención de 1972 establece, entre otras cosas, que cada uno de los Estados Partes en la misma “se obliga a no tomar deliberadamente ninguna medida que pueda causar daño, directa o indirectamente, al patrimonio cultural y natural […] situado en el territorio de otros Estados Partes”», señaló en una reunión con el embajador iraní ante la organización.
De efectuarse, podría constituir un crimen de guerra. Ryan Goodman, ex asesor especial del Departamento de Defensa, dijo en un hilo de Twitter que el Law of War Manual del Departamento de Defensa señala que los monumentos históricos, museos e instituciones culturales no pueden ser objetivos militares.
Incluso, cualquier funcionario o personal de Estados Unidos que siga la orden de Trump de atacar patrimonios culturales será responsable de conformidad con la ley de crímenes de guerra de ese país.