ENTRETENIMIENTO

La tragedia del país también se cuenta en el teatro peruano

por Avatar EL NACIONAL WEB

Igor Olsen nació en Perú. Pero al llegar a la adultez decidió viajar a Venezuela por asuntos de trabajo. Cuenta que se enamoró del país luego de recorrerlo y pronto tramitó la nacionalidad. Hace tres años regresó a Lima debido a la crisis que destruyó lentamente la vida que había construido aquí.

Allá ha visto cómo el país se llena de venezolanos que huyen de la misma situación que él, y además cómo algunos sufren ataques xenófobos. La discriminación, que atribuye a una campaña de sectores fujimoristas y apristas, le llevó a crear el proyecto Por Venezuela, una temporada de cinco obras de microteatro –piezas de 15 minutos cada una– que dan cuenta de la diáspora, la violencia y la escasez de productos que viven los venezolanos.

Las obras son producidas, dirigidas, escritas y actuadas por venezolanos, salvo el caso de una actriz que es española porque así lo exige el libreto. Los montajes son: Indioman, escrita por Ana Melo y dirigida por Mayte Parias; Amor de bolsa, también de Melo y con dirección de Alfredo Correia; Cara roja, de Max Coloma, a cargo de Kathy Serrano; 900 pánico, con dramaturgia de Marcos Purroy y dirección de Beto Benites, y la más celebrada Un lugar que ya no existe, del novel autor Daniel Mariani y codirigida por Serrano y Olsen.

Tres de ellas se ocupan de la crisis de Venezuela y dos relatan lo difícil que es adaptarse como inmigrante. “Queríamos darle voz a la comunidad venezolana y mostrar lo que ocurre allá. Cuando concebimos la idea, buscamos que hubiera un hilo discursivo, que cada obra se relacionara una con la otra”, indicó Olsen, encargado de la producción de la temporada, que iba a clausurar el 8 de agosto pero fue prorrogada por la receptividad del público.

Las piezas se presentan de manera simultánea en cinco salas del Microteatro Lima, en el Distrito de Barranco. Olsen señaló que espera llevarlas a distintas localidades donde haya comunidades de venezolanos. “Queremos que nuestros connacionales se sientan apoyados. Hay conversaciones con organizaciones entusiasmadas”, dijo.

Quien es también comunicador visual indicó que, en principio, Por Venezuela no tenía ningún patrocinante, pues no quería que el proyecto estuviera condicionado a las ideas de otros. “Nuestro objetivo iba dirigido al ciudadano de a pie”, agregó. Los montajes se hicieron con recursos propios y luego se recibió el aporte de una agencia de viajes y una compañía de alimentos.

Olsen considera que las obras podrían ayudar a comprender la situación venezolana, pero no está seguro de si constituirán un aporte para disminuir la xenofobia. “Creo que esa discriminación proviene de intereses políticos para desviar la atención de los problemas de Perú, un país que no está acostumbrado a recibir inmigrantes, lo que también es un caldo de cultivo para sembrar odio”, opinó.

Destacó que ha habido informaciones falsas: se ha dicho que el gobierno peruano otorga beneficios médicos y de seguridad social, así como un salario mayor a los inmigrantes que a los nativos. “La realidad es que quien viene de allá, cuando logra insertarse en el mercado laboral, el gobierno le retiene 30% de su sueldo por ser extranjero”, afirmó. También señaló que es mentira que la mayor parte de esta inmigración sea delincuente: “Aquí hay más de 400.000 venezolanos y solo se han visto 76 casos criminales”.

El productor expresó que espera que la crisis termine pronto para regresar. Asegura que su lugar ideal es Venezuela. “Me gustaría sumar y reconstruir lo que se ha perdido. Más temprano que tarde, como muchos, voy a volver”.