El cantante estadounidense Tony Bennett reveló el lunes que fue diagnosticado con Alzheimer en 2016 y que la enfermedad está avanzando, aunque no padece síntomas comunes como desorientación o episodios de terror.
Bennett, de 94 años de edad, protagoniza un reportaje en la revista de la Asociación Americana de Personas Jubiladas (AARP, en inglés) en el que su familia y médicos explican cómo está estimulando su cerebro a través de la actuación musical, la dieta mediterránea y el ejercicio.
Su esposa Susan detalló a la revista que el legendario cantante de jazz empezó a mostrar señales de declive dos años después del diagnóstico, mientras grababa un disco con Lady Gaga que saldrá a la venta esta primavera y que podría ser el último de su carrera.
Se trata de una segunda parte de su trabajo Cheek to Cheek de 2014 y se grabó entre 2018 y principios de 2020, cuando Bennett dio su último concierto antes de que llegara la covid-19, en el Count Basie Center for the Arts en Red Bank (Nueva Jersey).
«Está haciendo muchas cosas, a los 94 años, que mucha gente sin demencia no puede hacer. Realmente es el símbolo de la esperanza para alguien con una enfermedad cognitiva», dijo Gayatri Devi, su neurólogo.
Devi animó a los familiares de Bennett a que continuara cantando y actuando el máximo tiempo posible hasta que llegó la pandemia del coronavirus, que supuso un inevitable frenazo: «Le mantenía en su sitio y también estimulaba su cerebro de manera importante», sostuvo.
El médico destacó el efecto negativo del aislamiento en la capacidad cognitiva y la imposibilidad de realizar actividades terapéuticas para muchos pacientes durante la crisis, por lo que en el caso de Bennett recomendó que siguiera ensayando con su pianista dos veces a la semana.
«Los poderosos sentimientos liberados por la música pueden conectar a los que escuchan con sus recuerdos emocionales profundos, incluso aquellos inaccesibles para la mente consciente», señala el artículo.
En el reportaje se detalla cómo Bennett reconecta con esos recuerdos en un ensayo, interpretando éxitos como «Boulevard of Broken Dreams» (1950) o «Fly Me To The Moon» (1965), ante lo que su esposa asegura que cantar «salvó su vida muchas veces».
«Echo de menos muchas cosas de él. Porque no es el antiguo Tony. Pero cuando canta, es el antiguo Tony», declaró.