El actor Tom Hanks bromeó el domingo al contar que el rodaje de A Good Day in the Neighborhood, en el que da vida a la estrella televisiva Fred Rogers, “fue un infierno”.
Casi todo el mundo coincide en que Hanks interpreta a la perfección a pequeños héroes con los que se pueden cruzar en la calle sin saber quiénes son.
Por eso, interpretar a Rogers, el presentador de televisión infantil que durante décadas personificó la bondad, casi la santidad, en una sociedad cada vez más agresiva con su vecino, parecería algo hecho a la medida para Hanks.
Así que cuando el actor dijo, aunque fuera en broma, que el rodaje de A Good Day in the Neighborhood “fue un infierno”, lo único que puede provocar es la risa abierta de sus compañeros de equipo.
El filme, presentado como uno de los posibles firmes candidatos a los Oscar de este año, se centra en la relación entre el misterioso ícono de la televisión infantil estadounidense y un periodista de la revista Esquire, Lloyd Vogel, interpretado por Matthew Rhys.
Al inicio de la cinta, Rogers tiene que efectuar una complicada coreografía cantando, quitándose la chaqueta, colocando un suéter, descalzándose y atándose unas zapatillas mientras mira atentamente a la cámara, todo a la vez.
Hanks reconoció que fue una escena difícil que necesitó numerosas tomas. Hasta que logró hacerlo de forma correcta. “22 (tomas) exactamente”, puntualizó la directora del filme, Marielle Heller, ante las risas de Hanks y el resto del equipo de producción.
Hanks reconoció que nunca le gustó el programa de Fred Rogers en la televisión. ”Para mí era un programa en blanco y negro en un canal que nunca sintonizábamos”, admitió.
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