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Todo se puede vender y comprar en Okey

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Era 1969. El dramaturgo Isaac Chocrón estaba intranquilo en el Teatro Baralt de Maracaibo. Se estrenaba una de sus obras, O.K, dirigida por Román Chalbaud. Mina, Franco y Ángela se presentaron frente a los maracuchos para demostrar que todo se puede vender y comprar.

La visita de una viuda millonaria que desea ser feliz a la casa de una de las mejores costureras de la ciudad, para “quitarse el negro”, cambiará la vida de los involucrados. Dos mujeres maduras hacen transacciones inusuales con un joven muchísimo menor que ellas. Desde compartir el “amor” hasta apartarse para hacerse un camino nuevo. Hacen lo que sea para satisfacer sus necesidades. El apretón de manos es sustituido por un “Okey” y se sella con dinero.

“En O.K. expongo un tema central de nuestra sociedad, que es la compra-venta… Venezuela se ha convertido en un mercado. Desde la mañana la gente observa la cotización de la Bolsa y se pasa el día vendiendo y comprando”, dijo Chocrón a El Nacional luego de la presentación, que consideró un triunfo en la ciudad.

Y agregó: “En Venezuela el único valor que existe es el valor material,  todos los demás valores han desaparecido. Van en descenso, porque seguimos siendo nuevos ricos que ven el dinero como un fin y no un medio”.

50 años después, la Fundación Isaac Chocrón, que honra el legado del creador, vuelve a montar esta pieza con las actuaciones de Caridad Canelón, Dora Mazzone y Damián Genovese. Se presenta en el Trasnocho Cultural desde el 4 de octubre.

Martin Hahn estuvo a cargo de la adaptación y la dirección. El escritor de novelas como La mujer de Judas y Estrambótica Anastasia cuenta que realizar la versión fue complicada para él, porque temía estropear la obra. “Le tengo mucho respeto a Chocrón”, indica.

—¿Por qué se realiza hoy el montaje de esta obra?
—No sé si lo sabes, pero Isaac Chocrón dejó un testamento donde legó a una serie de personas, entre las que estoy yo. Nos dejó una herencia, porque consideró que nosotros éramos como sus hijos y nosotros estamos trabajando en función a eso. Tenemos la responsabilidad y el deseo de montar una obra de él  al año. Escogimos Okey para 2019 porque es la obra que cumple 50 años y ha sido una de las más taquilleras del Nuevo Grupo. Es una obra que ha recorrido el mundo y siempre ha tenido éxito.

—¿Cómo fue el proceso de adaptación?
—La obra original es de tres horas con intermedio. Es muy larga para el público de hoy en día, pero en la época se hacía de esa forma: la gente iba al teatro a ver una obra de tres horas.  Hoy no se puede hacer eso. Las salas hoy no permiten tres horas para una obra. En tal caso, habría que buscar un horario especial y eso es bastante complicado, amén de  que la gente prefiere ver obras más cortas. Entonces me tome la licencia para hacer una versión de la obra, con la anuencia de los miembros de la Fundación Isaac Chocrón, a la cual pertenezco.

Y es notable. La radio que cargaba siempre Franco y que le prestaba más atención que a cualquier cosa,  ahora es un teléfono.

Continua Hanh: “La versión fue complicada para mí, no porque no supiera hacerla, sino porque le tengo mucho respecto a Isaac Chocrón, a su obra, y no quería hacer una versión que estropeara la obra; el 90% de los diálogos que se interpretan son chocronianos y el resto son los que utilicé para hilvanar las escenas. Es una obra que me costó, hasta que descubrí que se trataba de un drama con mucho humor y que no era una obra cómica.  No es una comedia, es un drama.  Uno de humor negro y eso fue lo que me sirvió”.

—¿Cuánto tiempo llevó realizar la obra?
—Se hizo en mes y medio, con un trabajo muy arduo.  Ensayos en la mañana, en la tarde. Incluso los domingos, porque el proceso era muy largo y teníamos muy poco tiempo. Trabajamos con mucha dedicación y aún hoy seguimos trabajando, porque queremos la excelencia en nuestro producto.

—El vestuario de la obra es realizado por la diseñadora Georgia Reyes ¿Tiene relación con que se mencione en la obra?
—Son decisiones que se tomaron a nivel de producción. La obra menciona a un diseñador, pero no establece que es de ella específicamente. Conseguimos el vestuario con esta diseñadora y pues decidí que con un guiño haríamos una mención a la señora Georgia Reyes. No es que la obra se escribió para ella ni mucho menos. Otras personas han dado otros elementos en la obra y no por eso los menciono.

—¿Cree que todo se puede vender y comprar?
—Todo se puede vender y comprar, claro que sí. La obra lo explica muy bien.

—¿Qué importancia considera que tiene el teatro en medio de la realidad del país?
—Mucha gente piensa que la respuesta correcta es que el teatro refleja la realidad del país. Al ser un espejo de la realidad, entonces se convierte en un teatro importante; yo no estoy de acuerdo con eso. Todo lo contrario. Es muy falso considerar que el teatro tiene que ser una fotografía crónica del país. ¿Que lo hace? Sí. No necesariamente tiene la obligación de retratar la realidad para convertirse en un teatro serio. Es una falacia.

Yo considero que el teatro cumple una función mayor: tiene la responsabilidad de cambiar la vida de quien ve la obra. Es simplemente eso. Tiene que ser tan bueno que pueda generar en las personas un cambio. Si viste O.K. y despertaste y dijiste ‘todo se puede vender y comprar’ y nunca lo consideraste antes, pues es un ejemplo de cómo el teatro transforma una parte de tu vida. Esa es la responsabilidad.

—¿En qué otros proyectos trabaja actualmente? ¿Hay algún proyecto televisivo en mente?
—Sigo escribiendo, un escritor no deja de escribir nunca. No importa si tiene proyectos contratados o no con una televisora o una productora independiente: siempre se está escribiendo. Tengo proyectos. Estoy trabajando en una telenovela que se llama La última esposa.  Es una producción de República Dominicana. Este proyecto tiene tiempo porque el planteamiento que le hice a la casa productora fue una telenovela en formato serie, porque eso es lo que está mandando ahora. Me sacó de mi zona de confort y me está exigiendo más tiempo del que tenía planteado.

Okey
Del 4 de octubre al 10 de noviembre
Teatro Trasnocho Cultural
Entradas: 48.000 bolívares

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