
¿Hablar de cuentos de hadas y hablar de películas Disney es lo mismo? Parece que desde su primer largometraje, las adaptaciones Disney han ido sustituyendo a los relatos originales en nuestro imaginario colectivo. Todos conocemos la historia de su Blancanieves: una joven princesa, huyendo de su malvada madrastra, se va a vivir al bosque con siete enanitos hasta que aquella la envenena con una manzana. Gracias al beso de un príncipe encantador, resucita y vive con él feliz para siempre.
Las protagonistas de los cuentos son una herramienta indiscutible en la construcción de la mujer en la sociedad. Ante el estreno de una nueva versión de Blancanieves, proponemos un acercamiento a este icono de feminidad y belleza para ver cómo se ha ido adaptando a los últimos formatos visuales.
El origen de Blancanieves
Blancanieves es una princesa sin autor concreto. El poeta y cortesano italiano Giambattista Basile esbozó los rasgos del personaje en el cuento La esclavita, publicado póstumamente en 1634. Existen pocas representaciones visuales del relato, pero ya se aprecian en la trama y en las imágenes ciertos elementos clave, como el número siete, el ataúd de cristal y la juventud como eje principal de la historia.
En el cuento escocés Gold Tree, Silver Tree encontramos también similitudes con la historia popular. En este relato, la reina Silver Tree tiene celos de su hija Gold Tree porque la supera en juventud y belleza. Pide que la asesinen para comerse su corazón y su hígado y así volverse joven.
Otras leyendas y relatos europeos han abordado sus mismos temas, pero la versión más popular es la recopilada por los hermanos Grimm en el siglo XIX. En este cuento, la reina intenta asesinar a Blancanieves tres veces: una con un corpiño ajustado, otra con un peine envenenado y la última con la famosa manzana envenenada. Otro elemento importante es el despertar casual de la protagonista, sin beso romántico. También cabe destacar que la princesa se venga de su madrastra asesinándola.
Existen gran cantidad de grabados y pinturas del cuento de los Grimm. Las imágenes más repetidas muestran a Blancanieves con cara aniñada, piel pálida, largos cabellos negros y una indumentaria medieval, normalmente de color blanco, en referencia a su pureza.

Wikimedia Commons
Blancanieves debuta en la gran pantalla
Con la llegada del cine, aparecieron las primeras adaptaciones de los cuentos de hadas y Blancanieves fue uno de los relatos más utilizados en la gran pantalla.
En la película de 1916, dirigida por James Searle Dawley, se añaden varios elementos que Disney utilizaría también, como su relación con los animales y el hecho de ser una princesa degradada, servicial y hacendosa desde el primer momento.
Otra de las adaptaciones clave es un cortometraje de Betty Boop de 1933, en el que el dibujo animado representa algunos momentos del cuento de los Grimm. En los primeros conceptos artísticos de la Blancanieves de Disney, hechos por Grim Natwick –dibujante de Boop–, se plasmó a la princesa con ciertos rasgos del dibujo animado. Los grandes ojos y la pequeña boca de Boop se mantuvieron en el diseño final.
La locura de Disney
En 1937,Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje animado, se convirtió en un éxito de masas.
La Blancanieves de Walt Disney se inspira en el cuento recopilado por los hermanos Grimm, pero no el de 1812, sino la versión de 1819. En esta eliminaban ciertos elementos de terror, como el hecho de que fuera la madre biológica la que quería acabar con la princesa.
Al elaborar su imagen, el personaje se alejó de la tradición europea para convertirse en una princesa americanizada. A pesar de tener ciertos elementos medievales (como el cuello alto y las mangas abullonadas del traje), su estética está claramente definida por la belleza hollywoodiense de la década de 1930.
En aquel momento, el cine presentaba dos tipos de mujeres, la femme fatale –con rasgos marcados y afilados, ojos entornados y belleza sensual– y el ángel del hogar –sencilla, aniñada y dulce–. Ambos se distinguen en esta versión, en los roles de la madrastra y la princesa respectivamente.

IMDB
El cabello largo con el que se representaba a la princesa en las ilustraciones del cuento se sustituye por el peinado de moda de la época (corto, abullonado y recogido con un lazo). Las cejas finas, los ojos grandes y el maquillaje se añaden a la imagen, así como unos zapatos de tacón con lazos que se alejan de la estética medieval.
Disney enfatizó el carácter hacendoso del personaje. Para definirse más como el arquetipo de la niña buena, Blancanieves se presenta en la película limpiando, y esa actitud servil se mantiene en todo el filme. Tanto en la película como en las representaciones posteriores de Disney (carteles, libros y juguetes) se observa a una princesa retratada con escobas y elementos de cocina.

Snow White Museum/Disney
Tras el estreno de la obra de Disney, se han realizado otras adaptaciones cinematográficas del cuento. Algunas han destacado el lado más terrorífico de la obra de los Grimm, como la de 1997. Otras han buscado un nuevo enfoque, como la versión muda de 2012 que sitúa a Blancanieves en la España de los años veinte.
En la gran mayoría de estas adaptaciones, los rasgos de la princesa se mantienen intactos: tez blanca, labios rojos y cabello negro. También en todas se resumen los tres intentos de asesinato en la manzana envenenada, como ya hizo Disney.
Sea como fuere, la princesa animada de 1937 es la que forma parte de nuestro imaginario colectivo. En la nueva versión, la protagonista parece mantener la estética de ese largometraje: grandes ojos, cabello corto y el vestido icónico azul y amarillo. El cambio más relevante es el color de piel de la nueva Blancanieves. Rachel Zegler, de ascendencia colombiana, representa a la primera Blancanieves que no tiene piel blanca como la nieve.

FilmAffinity
La princesa moderna
Al comienzo de nuestra investigación, buscábamos cómo había evolucionado la imagen de la princesa Blancanieves desde los grabados originales hasta su representación más actual, la de la IA.
Sin embargo, la impronta de la adaptación de Disney quedó patente cuando le pedimos ayuda a las inteligencias artificiales generativas. La orden fue sencilla: crear imágenes de “Blancanieves” y del “cuento de Blancanieves”. A pesar de que los cuentos populares no tienen derechos de autor y son parte de la cultura europea, muchos de los buscadores se negaban a hacerlo alegando problemas de copyright.
La inteligencia artificial bebe de lo popular y es evidente que el relato de Disney es el que se ha asentado. De hecho, las imágenes que sí conseguimos generar con IA hacen referencia a esa versión: copian los colores típicos y la manzana como elemento de muerte, y también imitan el diseño del vestido icónico, el peinado y el maquillaje. Con otros cuentos populares como El gato con botas esto no ocurre, sólo con las adaptaciones de Disney.
Al tratarse de imágenes fijas, la IA genera un retrato de la protagonista con ciertos elementos simbólicos que la definen (la manzana, el bosque y los animales suelen ser los más recurrentes). Pero se eliminan otros elementos, como los personajes secundarios. Así se borran conflictos, ayudantes y antagonistas de la historia. También desaparecen el personaje masculino –y con él, el amor romántico añadido por Disney– y los conceptos de trabajo y abuso que tanto destacan en la película.

Canva y Lumenor.
La belleza y la juventud siguen siendo claves a la hora de representar a la princesa, pero varios de los generadores crean a una Blancanieves más sensual. A pesar de mantener ciertos rasgos aniñados, como el lazo o la cara redondeada, se presentan personajes con cuerpos más maduros y desarrollados, con amplios escotes y miradas lascivas.
Preservando las características básicas del personaje (pelo negro, labios rojos y tez blanca), la princesa se ha adaptado a la versión moderna de lo que significa ser bella y atractiva. Curiosamente, lo hace uniendo los rasgos de la mujer fatal al personaje aniñado y puro de la princesa. Erotizando a la niña o infantilizando a la mujer.
Ana Vicens Poveda, Doctora en Comunicación Audiovisual y docente en UDIT (Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología), UDIT – Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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