Tim Burton creció sintiéndose parte de la tétrica Familia Addams pero su preferida fue la tajante hija, Merlina, a quien ha dedicado su primera serie: «Era una excluida entre excluidos. Y así es como me sentí yo», afirmó hoy en la Feria Comics&Games de la localidad italiana de Lucca (norte).
«Es divertido porque Merlina va a una escuela de marginados, pero ella es una excluida entre los excluidos. Y es así es como me sentí yo, esa parte realmente me interpela porque es como me sentí en mi colegio, con mis padres u otra gente», reconoció en un encuentro con sus seguidores en el Teatro del Giglio de Lucca.
El director de Beetlejuice (1988), Edward Scissorhands (1990) o Corpse bride (2005) vuelve a la oscuridad que le hizo célebre, esta vez debutando en el mundo de las series con su propia versión de la taciturna Merlina, en Netflix el 23 de noviembre.
Y el lugar de la presentación ha sido la Feria Comics&Games de Lucca, una apacible localidad amurallada en la Toscana italiana convertida en los últimos años en una capital del género de viñetas en todo el mundo y que le ha recibido por todo lo alto.
Merlina, de ocho episodios, se adentra en la vida de esta oscura joven (Jenna Ortega) obligada a lidiar con una serie de misterios y homicidios mientras estudia en la Academia Nevermore y, lo que es peor, a socializar con sus compañeros de clase.
«Yo crecí viendo la Familia Addams, tanto la serie como los dibujos animados me encantaron y fueron una inspiración real para mí, pero el personaje de Miércoles… me siento como ella desde mi adolescencia», reconoció el cineasta.
Y atajó, provocando una carcajada general: «Comprendo muy bien al personaje porque tuve problemas mentales la mitad de mi vida».
La serie estará centrada naturalmente en la ácida hija, pero no faltará el resto de integrantes de la original familia ideada por Charles Addams en 1938, partiendo de la madre, la icónica Morticia, interpretada por Catherine Zeta-Jones, o su elegante marido Gómez, al que da vida Luis Guzman.
Y por supuesto tampoco faltará «Cosa», pero esta vez en forma de una mano «más vívida». Porque el tiempo ha pasado, ahora la protagonista ya no es tan niña.
El mundo imaginado por Burton es igualmente misterioso y tétrico, pero quizá aumenta sus dosis de incertidumbre con los ecos de una realidad muy presente, como las redes sociales y sus efectos, no siempre positivos, en las escuelas de medio planeta.
«Tengo miedo de Internet porque cada vez que entro a buscar algo acabo en un agujero negro con videos divertidos de gatos», alegó.
El realizador estadounidense se sumerge así en un formato, el de las series, al que pocos ya se resisten pero aunque ha sido «un gran placer», sobre todo por poder trabajar en un ritmo más lento, pero su «primer amor» sigue siendo el cine, las películas.
Y en ello continuará trabajando, prometió, para engordar una lista de películas amadas por el público, como Sleepy Hollow (1999), Charlie and The Chocolate Factory (2005) o Alie in Wonderland (2010).
En este sentido, curiosamente, menos le inspiran los cómics a pesar de que a ellos debe algunas de las grandes películas de su gótica filmografía, como el inolvidable Batman (1989) de Bob Kane.
«Por supuesto amo toda forma de arte pero siempre tuve problemas para leer cómics porque nunca supe qué viñeta leer. Tengo una especie de mente disléxica», ironizó.
Al fin y al cabo, la razón del éxito de la mítica Familia Addams reside en que todo el mundo es de algún modo raro o tiene algún pariente y amigo extravagante. También él y por eso se ha lanzado a dejar su inconfundible huella en un clásico… una vez más.