Jessica Jones no es la típica historia de héroes con una moral intachable. La apariencia delgada y frágil de Jones (Krysten Ritter) no se corresponde con su fuerza ni con su personalidad ruda e iracunda. Ella no desea tener amigos, pero es solidaria cuando sus entrañables la necesitan.
Una jugada del malvado Kilgrave (David Tennant) hizo que Jones se alejara de sus amigos y conocidos. Sin embargo, Luke Cage (Mike Colter) logra entrar en la vida de la joven investigadora privada y descubre que ella también es una mutante. Ambos quieren tener una vida normal, pero las circunstancias los llevarán a luchar contra un enemigo común.
Netflix estrena mañana la segunda temporada de Jessica Jones, serie de Marvel cuyo primer ciclo se exhibió en 2015. La primera entrega dio una visión distinta del súper héroe. Jessica Jones tenía problemas de ira y una inclinación a la bebida, mientras que el antagonista no luchaba por destruir la ciudad o dominar al mundo: era un psicópata que buscaba tener una vida fácil.
La nueva temporada relatará, en 13 episodios, gran parte del descubrimiento personal de Jones sin Kilgrave. Se conocerá su pasado y la forma en la que obtuvo sus poderes para decidir quién comenzará a ser a partir de entonces.
Para Manuel Billeter, director de fotografía de la serie, la meta era que Jessica Jones encajara en el perfil del filme noir. Por eso, no solo recurrió a la paleta de colores de la historieta, sino que también empleó el lenguaje visual propio del género. Al grabar en alta definición con lentes vintage, consiguieron ricos contrastes en la imagen, con un foco que no elimina el fondo.
No es la primera vez que la plataforma lleva a las pantallas el universo de Marvel. El aliado de Jones tuvo su propio show en 2016, Luke Cage. Ambos personajes son parte de The Defenders (2017), en el que se unen a Iron Fist y Daredevil para proteger a la ciudad de Nueva York.