Estrella de la pequeña pantalla, protagonista de suntuosos musicales e inexcusable presencia en las portadas de las revistas argentinas, la multifacética Susana Giménez cumplió este lunes 80 años.
Giménez comenzó en el mundo del espectáculo muy joven, a mediados de la década de 1970, cuando acababa de graduarse como maestra en Buenos Aires, su ciudad natal.
Pronto comenzó a posar como modelo para las principales cabeceras argentinas.
Su larga melena y desparpajo la catapultaron a la fama en Argentina, pero fue un anuncio televisivo el que la convirtió en icono en Latinoamérica: en 1969, puso su rostro y su cuerpo al servicio de Cadum, un «impactante perfume limón y un ‘shock’ de frescura», afirmaba la modelo en los anuncios, donde aparecía desnuda —una verdadera revolución en su tiempo— y hacía por primera vez su característico giro de cabeza.
Para entonces, ‘Su’ había actuado en películas que pasaron sin pena ni gloria por las taquillas argentinas, pero su fama en la publicidad la condujo a la televisión, donde participó en exitosos programas de variedades y en series muy populares.
Ya en 1974, Giménez tuvo su primera y única aparición en un film dramático, La Mary, un tórrido melodrama que coprotagonizó con el entonces campeón mundial de boxeo en la categoría de peso mediano Carlos Monzón.
El boxeador, quien falleció en un accidente automovilístico en 1995, y la artista se enamoraron durante el rodaje e iniciaron una mediática y tormentosa relación.
«Fue una gran pasión, un gran amor, una locura», reconocería más adelante Giménez. Pero el idilio con Monzón terminó en 1979, cuando la actriz no pudo soportar los cambios de humor del boxeador y su adicción al juego y al alcohol —años después, Monzón asesinó a la modelo uruguaya Alicia Muñiz, otra expareja—.
Pero el estrellato mediático no la alejó de su faceta más artística, y a comienzos de los años ochenta, en plena dictadura militar (1976-1983), apareció en varias comedias eróticas junto a la artista Moria Casán, el cantante Sandro o el humorista Alberto Olmedo.
En ese tiempo, Giménez volvió al candelero de la farándula por su romance con un actor 13 años más joven, el entonces desconocido Ricardo Darín: otra historia que también se frustró.
Los teatros de Buenos Aires fueron el hábitat natural de la diva. Era la principal dama del escenario y las revistas musicales en la célebre avenida Corrientes, epicentro del espectáculo porteño.
Cuando no aparecía en las tablas rodeada de bailarines, envuelta en vestidos de brillantina y plumas, e iluminada por grandes focos, Giménez posaba desnuda en la edición argentina de Playboy.
Era cuestión de tiempo que las principales cadenas televisivas encontrasen en Giménez a su ‘reina del prime time’.
Inspirándose en el espacio con el que la italiana Raffaella Carrá había triunfado en Italia y en España, el canal estatal ATC le ofreció un programa de entrevistas.
Hola, Susana, posteriormente conocido como Susana Giménez (SG), inició su andadura en la televisión pública en 1987, pero fue en el canal privado Telefé donde se popularizó enormemente.
El programa contenía «sketches» humorísticos en los que Giménez y el personaje de «La Abuela» —interpretado por el actor y humorista Antonio Gasalla— debatían sobre temas de actualidad, y entrevistas con celebridades, como Alain Delon, Justin Bieber, Luis Miguel o Julio Iglesias.
Por último, Giménez desplegaba todo su carisma en una sección en la que llamaba por teléfono a los espectadores desde un llamativo aparato fijo: bromeaba con ellos, les proponía juegos de azar y sorteaba premios económicos.
El espacio, emitido hasta 2019, saturó las líneas telefónicas de Argentina, contó con audiencias nunca antes vistas y recibió más de 30 millones de cartas de espectadores de toda Latinoamérica.
La vida de Giménez era investigada a fondo: desde su afición a los vehículos de lujo —fue juzgada por venta de autos importados—; a sus historias personales con cantantes, actores o jugadores de polo; pasando por divorcios millonarios y proyectos empresariales fallidos.
En 2020, retirada de los focos y en plena pandemia de covid-19, estableció su residencia en Uruguay y manifestó posiciones críticas con el gobierno del peronista Alberto Fernández (2019-2023).
Dos años después, fue denunciada penalmente por evasión de impuestos. El caso fue cerrado en favor de la artista, pero la Hacienda argentina apeló la decisión judicial.
Su característica forma de hablar, sus movimientos y sus hilarantes confusiones —en 1993 preguntó si el dinosaurio de una exposición estaba vivo— hicieron de ella un blanco fácil de chistes, parodias e imitaciones, entre ellas la de Fátima Flórez, actual pareja del presidente argentino, Javier Milei.
Ella los acepta con gusto y llega a sus ochenta años alejada de los corrosivos focos argentinos, en su finca «La Mary», en Punta del Este (Uruguay).
La edad poco importa cuando la fama es atemporal. Giménez, que ofreció este sábado su última función teatral en Uruguay, será para siempre Susana, la diva de los teléfonos.
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