Cuando Sam Raimi fue contratado por Sony Pictures para dirigir la primera gran aparición de Spider-Man a la pantalla grande, poco se imaginaba el realizador que estaba a punto de cambiar la historia del género de superhéroes.
Aunque precedida por cintas también populares como Blade (1999) y X-Men (2000), la película de Raimi no solo mostró su maestría de su trabajo de cámaras – antes visto en Evil Dead 2– al presentar a los espectadores fielmente el vertiginoso método de transporte del héroe arácnido, sino que también logró encapsular la complicada vida emocional de su alter-ego Peter Parker, interpretado por Tobey Maguire, y su conflicto interno entre sus deseos y la responsabilidad que le impone sus poderes.
Casi universalmente adorada por la crítica, incluyendo un inusitado sello de aprobación por el director Martin Scorsese en 2003, la película fue sucedida por Spider-Man 2 en 2004, una secuela que se construía en las bases de su predecesora para crear una historia sobre heroísmo y su precio. Hasta la fecha es considerada por algunos como la mejor película de superhéroes de todos los tiempos.
“La película demuestra lo que está mal con las otras películas de superhéroes”, escribió el destacado crítico Robert Ebert. “Se centran en los superpoderes y dejan de lado a los seres humanos que están detrás de ellos”.
Es por que eso que las expectativas estaban altas cuando se anunció la tercera parte de la franquicia, más aún cuando se supo que esta cinta también recreará una de las famosas sagas de Spider-Man al introducir a los simbiontes y al popular personaje Venom, en esta ocasión interpretado por el actor Topher Grace.
Pero estas esperanzas fueron pronto destruidas. Si bien la película fue exitosa en las taquillas, recaudando cerca de $895 millones en todo el mundo – el segundo mejor desempeño del Hombre Araña hasta la fecha-, para la crítica y el público el recibimiento no pudo ser más diferente. Si las dos películas tienen 90% y 93% de ‘frescura’ en el agregador de reseñas Rotten Tomatoes, Spider-Man 3 solo presenta 63%.
Y si bien en un inicio Sony estuvo dispuesto a continuar historia con una cuarta y quinta entrega bajo el mismo director y elenco, en 2010, tras tres años de difícil preproducción, se anunció que el estudio había abandonado estos planes para en cambio reiniciar la franquicia con The Amazing Spider-Man (2012), esta vez dirigida por Marc Webb y protagonizada por Andrew Garfield. Años después, esta y su secuela fueron reemplazadas por las películas de Spider-Man en el Universo Cinematográfico de Marvel que ahora están vigentes.
Si bien las circunstancias exactas que precipitaron el fin del tiempo de Sam Raimi con Spider-Man no han sido reveladas hasta la fecha, el realizador reveló en una entrevista del 2013 por Vulture que su salida del proyecto fue “amigable y poco dramática”.
Según reveló, estos tuvieron que ver con su descontento con Spider-Man 3 y la dificultad de cerrar la hipotética tetralogía en lo alto. “Pero no pude elaborar el guion a tiempo, debido a mis propios fallos, y le dije a Sony: ‘No quiero hacer una película que no sea genial, así que creo que no deberíamos hacerla. Sigan adelante con su reboot, que ya estaban planeando de todos modos’”, indicó el director.
¿Por qué falló Spider-Man 3?
La interrogante de esta nota es por qué Spider-Man 3 falló cuando a sus precursoras les fue tan bien con el mismo elenco y director. Aunque el valor de una película es algo subjetivo, en el caso de esta cinta las críticas parecen centrarse en algunos puntos, el principal de los cuales el que la cinta tiene demasiados villanos.
Según ha insinuado Raimi, su intención inicial era enfocarse en el clásico villano de Flint Marko/Sandman, en esta ocasión interpretado por el actor Haden Church, pero el estudio pidió que se añadiera también un arco de redención para el personaje de Harry Osborn (James Franco) y que se incluyera también a Venom (Grace) en la historia, con la intención de ver si se podía hacer un spin-off.
Que Marko fuera originalmente el villano principal de la película tiene sentido si se toma en cuenta que es él quien tiene la relación más interesante con Peter Parker en la cinta, donde se revela que él fue el verdadero autor del asesinato del tío Ben, la principal motivación del superhéroe.
Estas intervenciones por parte de Sony y Columbia Pictures fueron insinuadas por el propio Raimi en una entrevista con Empire en 2009: “En realidad, me dieron un enorme control sobre los dos primeros filmes. Pero hubo diferentes opiniones sobre la tercera cinta y realmente no tuve el control creativo, por así decirlo”, reveló.
Sobre la inclusión de Venom, el realizador fue un poco menos abierto, afirmando: “No quiero ni comentar nada sobre Venom, porque sé que es un gran personaje y que todos los fans lo adoran. Nunca quiero decir nada malo sobre un personaje muy querido porque normalmente resulta que soy yo el que no entiende lo que lo hace genial.”
En una entrevista con Nerdist en 2014, Raimi parece sincerarse un poco más sobre su disconformidad con la imposición de algunos personajes y parece admitir que no dio el esfuerzo merecido al proyecto. “Es una película que simplemente no funcionó muy bien”, señaló. “Intenté que funcionara, pero no creía realmente en todos los personajes, y eso no se puede ocultar a la gente que ama a Spider-Man. Si el director no ama algo, está mal que lo haga cuando hay tanta gente que lo ama.”
Otras de las quejas sobre la película, como su proclividad para incluir situaciones melodramáticas, son más difíciles de culpar a la interferencia de los estudios. Quizás el mejor ejemplo fue la versión de Hombre Araña influenciada por el simbionte, apellidada en algunos rincones del internet como «Emo Peter Parker» por el parecido de su aparente preferencia por este movimiento.
“Debería haberme quedado con los personajes y las relaciones y haberlos hecho progresar hasta el siguiente paso, sin intentar superar el listón”, opinó Raimi en la misma entrevista con Nerdist. “Creo que ese fue mi error”.
A pesar de su pobre recibimiento, la película sigue haciendo olas a 14 años de su estreno, no solo por ser la primera aparición del ahora protagonista de su propia franquicia Venom, interpretado por Tom Hardy, o por los famosos «memes» de «Bully Maguire», que muestran a la versión de Peter Parker encarnada por Tobey Maguire intimidando a diferentes héroes y villanos.
Sus consecuencias también calaron profundamente en el propio Raimi, quien por años rehusó a hacer más películas de superhéroes. Fue justamente el fracaso de Spider-Man 3 lo que casi conlleva a que se negara a dirigir la secuela de Doctor Strange, como lo reveló a Collider a finales de septiembre.
“No sabía si podía afrontarlo de nuevo porque fue tan horrible haber sido el director de Spider-Man 3. El Internet ya se estaba agitando y las personas a las que no les gustaba esa película no tenía reparos para decírmelo. Así que fue difícil asumirlo”, señaló Raimi a Collider. “Pero entonces me enteré que había una vacante para Doctor Strange 2 (…) Y pensé ‘Me pregunto si todavía puedo hacerlo’. Son muy exigentes, ese tipo de filmes. Y sentí que ‘eso era razón suficiente (para intentarlo)’”.
Aquellos interesados en ver Spider-Man 3 pueden encontrarla en el catálogo de HBO Max, mientras que Venom está disponible en Netflix. Su secuela, titulada Venom: Let There Be Carnage se estrena el próximo 7 de octubre.
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