ENTRETENIMIENTO

Sonny Vaccaro, héroe de la película Air, el hombre que vio en Michael Jordan «lo que nadie había visto»

por Avatar AFP

Elegido por Ben Affleck como protagonista de la película Air, estrenada esta semana en Estados Unidos, Sonny Vaccaro es el hombre que convenció a Michael Jordan de firmar con Nike.

Fue una decisión que sentó las bases de una asociación revolucionaria para la industria del deporte, tras haber detectado «lo que nadie había visto» en el basquetbolista: el competidor definitivo.

En 1984, durante una reunión en la sede de Nike, en Beaverton (Oregon), Vaccaro propuso dedicar a un solo jugador, Jordan, todo el presupuesto que la empresa reservaba para reclutar futuros jugadores de la NBA.

Air, la quinta película de Ben Affleck como realizador, retrata el proceso caótico que terminó dando vida a la fantasía de firmar a Jordan, joven promesa recién salida de la universidad, que solo tenía ojos para la competencia de Nike: Converse y Adidas.

Unos 40 años después, la asociación creó un imperio que facturó 5.100 millones de dólares en ventas el año pasado gracias únicamente a Jordan Brand, la marca creada alrededor de MJ.

«Vi algo que, quizá, nadie había visto, y aposté mi empleo», cuenta Vaccaro, de 83 años, cuyo lugar en Nike estaba entonces en peligro.

«Michael tenía algo diferente», explica: «El instinto asesino. (…) Incluso luego de que acabara el partido, estaba todo el tiempo compitiendo. Y no conozco a otro jugador que lo haya mostrado de esa manera».

«El único que podría acercarse a eso es Kobe Bryant», agrega el polifacético emprendedor, vendedor y cazatalentos, sobre el deportista fallecido en 2020. «Kobe tenía el mismo instinto, las mismas tripas, el lado ‘nada que hacer, quiero ser el mejor».

En 1996, Vaccaro, interpretado por Matt Damon en Air, logró hacer firmar a Bryant con Adidas, su siguiente empleador, y casi reclutó a Lebron James en 2003.

La película fue estrenada en más de 60  países esta semana.

Acelerador

La  llegada  de Jordan a Nike transformó la industria del deporte, que entró en el universo del marketing y el consumo de masa, con miles de millones de dólares en facturación.

«Esto abrió la vía para marcas que comenzaron a apostar fuertemente en atletas más que en equipos», analiza Thilo Kunkel, profesor en la universidad Temple.

Antes de MJ, los tenistas Stan Smith e Ivan Lendl, así como el basquetbolista Kareem Abdul-Jabbar ya tenían sus propios modelos en Adidas, al igual que la estrella de NBA  Walt «Clyde» Frazier en Puma.

«Jordan tuvo la suerte de sacar provecho de una tendencia que estaba tomando forma antes de él», señala Kunkel, «pero también contribuyó enormemente a ella. La aceleró».

Hasta entonces, las campañas de promoción se resumían a una página completa en una revista y algunos programas de radio, recuerda Vaccaro, para quien Nike provocó un profundo cambio en la comunicación.

«Hicimos anuncios nacionales» en Estados Unidos «y Nike hizo las mejores publicidades del mundo. Inventaron algo».

La imaginería Jordan: la marca creada alrededor del jugador celebró a un atleta carismático, cool y a la vez competitivo a morir, salpicado de cultura urbana, precursor del fenómeno «athleisure», que hizo del calzado deportivo un accesorio de moda a llevar en toda circunstancia.

Aunque fue el cimiento de lo que sigue siendo una de las más importantes transacciones de la industria del deporte, que genera decenas de miles de millones de dólares, Vaccaro no se benefició económicamente.

«Es cierto», concede, «pero me gané bien la vida. Estoy feliz».