Sound of Freedom Verástegui
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Sonido de libertad se estrenó esta semana en Venezuela luego de romper la taquilla en Estados Unidos y de verse envuelta en controversias que la asocian con las teorías conspiranoicas de QAnon, un movimiento pro derecha que ha lanzado afirmaciones falsas como la idea de que hay élites vinculadas al tráfico de niños o que el mundo es gobernado por un grupo de adoradores de Satanás que está en contra del expresidente Donald Trump.

Más allá de las polémicas que han surgido alrededor de la cinta dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde, hay que decir que Sonido de libertad es una película regular. Protagonizada por Jim Caviezel, conocido por su interpretación de Jesucristo en La pasión de Cristo, Sonido de libertad cuenta la historia real de Tim Ballard, un agente del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos encargado de luchar contra el tráfico de menores y la pornografía infantil.

Ballard siente que el trabajo que está haciendo es insuficiente para desmontar la millonaria trama que utiliza a los niños para explotarlos, por lo que decide ir un paso más allá y, tras ganarse la confianza de un pedófilo que maneja muchísimos contactos, logra dar con una víctima, Miguel, quien fue secuestrado en Honduras junto a su hermana Rocío luego de que el papá de ambos es engañado por una falsa cazadora de talentos.

Miguel le cuenta al agente sobre Rocío. Le explica que la última vez que la vio fue en Colombia, donde la mafia los separó. Ballard emprenderá entonces una arriesgada misión para conseguir a la niña. Para ello, deberá ponerse en contacto con criminales colombianos; hacerlo a través de las autoridades oficiales, sobre todo de Estados Unidos, no da resultados.

En ninguna parte de Sonido de libertad hay alusiones directas a teorías conspirativas. Pero sí está el subtexto, que se repite a lo largo de la película, de que hay un desinterés en los gobiernos por ir más allá en la lucha contra el tráfico de niños. Por eso Ballard decide tomar medidas drásticas y arriesga su vida con tal de conseguir a los niños.

Este es un filme de acción bastante convencional que tiene como mérito principal poner sobre la mesa el tema del tráfico de niños. A pesar de las expectativas que ha generado, no es una película inolvidable o que vaya a romper esquemas en el cine, simplemente tiene detrás una estrategia de publicidad anclada en la idea de la indiferencia hacia el tema, cosa que queda clara después de los créditos de la cinta, cuando aparece Caviezel explicando lo mucho que costó la producción y pide al público multiplicar el mensaje. Al final, la producción pone a disposición un código QR con el que las personas pueden adquirir una entrada para el filme para quienes no tengan recursos para comprarla. «Los hijos de Dios no están en venta», subraya Caviezel, una frase que se dice un par de veces en la cinta.

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No es tampoco la primera vez que se aborda la explotación de menores. Cine al respecto hay. Un ejemplo famosísimo y cercano es Búsqueda implacable, que cuenta cómo un agente retirado de la CIA tiene que rescatar a su hija de 17 años secuestrada por una banda dedicada a la trata de personas. Otro caso, un clásico del séptimo arte, es Taxi Driver, que hace casi 50 años ya ponía en pantalla la prostitución infantil en un memorable personaje interpretado por Jodie Foster.

Durante su camino, Sonido de libertad se ha encontrado trabas como el desinterés de Disney, Netflix o Amazon para su distribución. En el caso de Disney, lo que ocurrió, según explicó el productor Eduardo Verástegui en una entrevista a la W Radio reseñada por el diario colombiano El Tiempo, fue que los derechos de reproducción habían sido adquiridos por Fox, pero luego el gigante del entretenimiento compró esa compañía. Dijeron que el filme no les interesaba.

Tras conseguir de vuelta los derechos, que le tomó una disputa intensa, comenzó a visitar a varios gobernadores en México para que le ayudaran a proyectar la película. Incluso pensó en publicarla gratis en YouTube, pero creyó que la cancelarían. Hasta que en 2023 Angel Studios accedió a distribuir la película. La compañía ubicada en Utah utiliza el crowdfunding para financiar sus producciones originales, entre las que se encuentra la exitosa serie The Chosen, centrada en la figura de Jesucristo y que se puede ver, al igual que sus otros contenidos, gratis en su página web.

Gran parte de la controversia alrededor de la película tiene que ver con Caviezel y el propio Ballard, pues ambos han apoyado las teorías de QAnon que, entre otras afirmaciones, señalan sin pruebas que en el mundo hay un poderoso grupo internacional de políticos demócratas y élites liberales que secuestran niños con el fin de explotarlos sexualmente y extraerles el químico adrenocromo para consumirlo como supuesto elixir de juventud.

Además, el expresidente Trump manifestó su apoyo a la cinta al organizar una proyección en su club privado en Nueva Jersey a la que acudieron Verástegui, Caviezel y Ballard, a quien el magnate tuvo como consejero de una comisión durante su gestión. En su cuenta de Instagram, Verástegui, quien no solo es productor sino también actor, excantante y activista político ultraconservador, aseguró que conversó con Trump sobre el problema de la trata de niños.

«Luego de ver la película Sonido de libertad y sabiendo que Estados Unidos es el mayor consumidor de sexo con niños y México su mayor proveedor, continuó muy interesado en lograr acuerdos bilaterales para proteger la niñez mexicana. ¡Porque los niños de México y los niños de Dios no están a la venta!», dijo el político.

En una nota sobre la película publicada en julio, el diario The New York Times indicó que intentó sin éxito comunicarse con Caviezel. Sin embargo, el periódico registró una respuesta a las críticas que ofreció el actor en un podcast conservador, en el que repitió una cita del filme que hace referencia a un versículo bíblico: «Mejor sería que les pusieran una piedra de molino al cuello y sean lanzados al mar a que alguna vez lastimen a uno de estos pequeños».

A Ballard se le atribuye en el filme el rescate de al menos 120 víctimas en Colombia y en la página web de Operation Underground Railroad, la organización sin fines de lucro que el activista creó para rescatar a niños de las redes de tráfico, indican que tienen como visión liderar «la lucha contra la trata sexual infantil y la explotación sexual en todo el mundo».

Subrayan: «Nuestro trabajo no tiene límites: vamos a los rincones más oscuros del mundo para ayudar a las fuerzas del orden a rescatar a los niños y garantizar un continuo cuidado posterior. Brindamos recursos críticos a las fuerzas del orden y esfuerzos preventivos que benefician a los niños en riesgo en todo el mundo».

En la página, en la que está disponible un botón para hacer donaciones, la organización asegura que ha estado involucrada en más de 4.000 operaciones, han impactado en más de 7.000 vidas y han estado involucrados en más de 6.500 arrestos. Entre sus anuncios principales aparece el tráiler de Sonido de libertad.

Entrevistado por el diario El Tiempo, Ballard dijo que aunque es muy religioso no considera que la película sea cristiana o que vende algún tipo de pensamiento: «Es como ir a un restaurante y si el chef es mormón, entonces lo que sirve también lo es. Absurdo. Esta historia está basada en hechos reales y el lema de la película —’Los niños de Dios no están en venta’— es una verdad universal, y cualquiera que escuche esto, crea o no, va a estar de acuerdo».

«Pero esta no es una película que intenta convertir a una religión o vender algún pensamiento, es un relato sobre los niños que están peleando por sus vidas. Y sí, hay un grupo de personas que no quiere ver el éxito de esta película, que está tratando de poner trabas por motivos varios, pero esta no es una película cristiana ni de corte religioso», añadió.

Las acciones de Ballard, no obstante, también han sido cuestionadas. En 2020, Vice News publicó una investigación que señaló que las historias de Operation Underground Railroad son «intensamente cinematográficas» y «extremadamente difíciles de verificar».

«Lo que encontramos no son falsedades absolutas, sino un patrón de pulido de imágenes y construcción de mitología, una serie de exageraciones que, en conjunto, son bastante engañosas», dice el artículo firmado por Anna Merlan y Tim Marchman.

Vice News menciona en el reportaje el caso específico de una persona identificada con el seudónimo «Liliana», quien, ha dicho Ballard, fue rescatada por Operation Underground Railroad luego de haber sido secuestrada y traficada de un país de Centroamérica a Estados Unidos. «De allí la llevaron a la ciudad de Nueva York, donde fue violada por hombres estadounidenses entre 30 y 40 veces al día», aseguró el exagente.

Sin embargo, Vice News desmiente lo dicho por Ballard al apuntar, basándose en lo declarado por la víctima en juicio, que Liliana es de México y que no fue rescatada por nadie: «Cuando tenía solo 17 años, y después de años de violación, manipulación psicológica y abuso físico, escapó por su cuenta».

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En medio de las controversias de Caviezel y Ballard, el director Alejandro Monteverde dijo en una entrevista con El País que su película no tiene ninguna relación con QAnon y lamentó que haya sido politizada: «Al principio sí me dolió mucho que la etiquetaran. Es de lo peor que podemos hacer como seres humanos».

Explicó que su intención nunca fue caer en la política sino crear un diálogo sobre el tráfico infantil y ver si lo que se denuncia en el filme está pasando. «En 2015, yo tampoco creía que estuviera pasando. Pero después hay documentales en Netflix en los que se ve cómo detienen al pastor de la Luz del Mundo y le encuentran millones de videos de pornografía infantil. Entonces, te puedes preguntar: ¿y esos niños que están en los videos, dónde están?», reflexionó.

Monteverde consideró también que Sonido de libertad es una víctima de la «guerra cultural» en Estados Unidos, donde reside desde hace 25 años y ha vivido cómo sus amistades se han dividido debido a diferencias políticas. Para él, la opinión al final es importante si se es un político, no en el caso de una persona de bajo perfil. La polémica, reconoce, le ha servido a la cinta, que contó con un presupuesto pequeño de 14 millones de dólares, para rozar los 200 millones en taquilla, en un momento de fenómenos como Barbie, Oppenheimer o apuestas millonarias que terminaron en fracaso como Indiana Jones y el dial del destino.

Aunque al director mexicano le entristece que su filme haya dependido de la controversia. Para él era mejor dejar que la película hablara por sí sola.


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