Apóyanos

Slavko Sorman protagoniza «Dos Otoños en París»

Hace tres años tuvo su primera oportunidad de encabezar un proyecto en cine, el corto “Normal” del director Vadim Lasca

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Slavko Sorman es un joven actor venezolano de raíces croatas, que se dio a conocer como talento infantil participando en sketchs y musicales de programas de finales de los 90s de Venevisión, como: “El Club de Los Tigritos” y “Rugemanía”. Ya entrado en la adolescencia se retiró del medio para estudiar derecho y luego teatro en escuelas como Rajatabla, para luego iniciar camino como actor en diversos montajes como “Hamlet”, “Macbeth”, “Promoción honor a mis padres”, “Niños Lindos” y “Vestuario de Hombres”; mientras que en la televisión se la ha visto recientemente en la serie “Escándalos VIP” (Televen) y en diversos comerciales que lo han tenido como figura principal.

Hace tres años tuvo su primera oportunidad de encabezar un proyecto en cine, el corto “Normal” del director Vadim Lasca, el cual ha sido premiado tanto a nivel nacional como internacional en festivales de Alicante, Filadelfia, Ecuador, Táchira y Anzoátegui (ELCO) y desde noviembre del año pasado se encuentra protagonizando su primer largometraje: “Dos Otoños en Paris”, ópera prima de la directora Gibelys Coronado que se mueve entre el romance y el drama; sobre una apasionada historia de amor ambientada en la capital francesa a finales de los 80s, entre un abogado venezolano y una refugiada política paraguaya. Sorman encabeza esta nueva película venezolana al lado de la actriz María Antonieta Hidalgo y un variopinto elenco formado por Sonia Villamizar, Alberto Rowinski, Jorge Melo, Marcela Giron, Richard Clark y la participación especial del primer actor Raúl Amundaray.    

-¿Cómo describirías este el primer largometraje que te toca protagonizar, que viene a representar par la cinematografía nacional?

-Es un gran avance en mi carrera que me ha permitido desarrollar cualidades histriónicas, que con humildad digo, desconocía que tenía!. Tengo que agradecer a la directora Gibelys Coronado que me ha ayudado a redescubrirme de adentro hacia afuera sacando de mi lo mejor para este personaje. La película está llena de mensajes, no solo humanísticos, sino también de realidades que hoy por hoy, nuestra sociedad se niega aceptar o simplemente nos enajenamos para no vernos afectados de ninguna forma, pero nos aisla. Ahora bien, si  hablamos a nivel de industria cinematográfica, garantizo que no será una película más; porque su mensaje es implícito y cargado de mucha verdad y estoy seguro eso llegará al espectador, al crítico, al periodista, al enajenado, al enamorado y al comprometido con su verdad individual.

-¿Qué se siente protagonizar una película en un momento cuando la industria cinematográfica y audiovisual del país se encuentra tan deprimida?

-Lo que experimento es algo así como superarme a mí mismo en la adversidad. Mi persona es tan solo un instrumento, un actor que siempre dará lo mejor de sí en cada papel o personaje que decida interpretar. Te digo esto, porque el mundo entero hoy día sufre de una u otra manera adversidades y en estos escenarios es cuando más debemos trabajar con espíritu esperanzador, pero sobre todas las cosas, con ideas claras. Es trabajando, preparándonos cada día y amando lo que hacemos, como podremos superar esas adversidades. La palabra “depresión” la desterré de mi vocabulario y vida. Cuando mi hermano Blasmir falleció en manos de la delincuencia que vive el país, al principio me sentí derrumbado. Pero agarré ese sentimiento, me aferré a él y decidí convertirlo en impulso para crear conciencia. Hacer de mi trabajo es una herramienta de cambio, ¡y aquí estoy!

-¿Qué reto te ha implicado como actor encarnar el personaje principal de “Dos Otoños en París”?

-Llevar al espectador ese mensaje de amor y experiencias vividas, esos encuentros y desencuentros de quien plasmó en papel y transformó en un libro tan maravillosa historia. Es un gran logro transmitir cada sentimiento que Francisco Villlarroel dio en esas letras y espero lograrlo.

-Ya habías protagonizado en cine el corto “Normal”, que tuvo buena aceptación en festivales internacionales, ¿qué satisfacción te dejo ese trabajo?

-Hoy día Venezuela vive una total y fatal ruptura en toda le extensión de la palabra. Familias que por sus ideales políticos están totalmente divididas, parejas que por las mismas razones están separadas, vecinos que compartían a puertas abiertas hasta el café de la mañana hoy no se dirigen ni la palabra, sin contar las otras problemáticas que afectan al país. “Normal” permitió abrir esa ventana, darles ese reflejo de lo que está siendo el país a los venezolanos y mostrarle al mundo lo que ocurre acá. Ser parte de eso, tener la oportunidad de recordar lo que fue el gentilicio venezolano y que vuelva a ser, me llenó de mucha alegría. Agradezco a Vadim Lasca por tomarme en cuenta para ese bonito proyecto que me dejó un gran orgullo de ser venezolano. El solo hecho de ver el nombre de Venezuela galardonado por este audiovisual en más de 90 países, me ha hecho sentir que mi existencia y mi trabajo tienen sentido. Amo mucho a mi país, tanto como lo amó mi abuelo que fue un inmigrante en el año 1950 y siempre dijo: “Este es el mejor país del mundo”.

-¿Cuál puede ser tu aporte al país en tiempos de esta crisis generalizada?

-Siempre veo bien los proyectos que llegan a mis manos y me enfoco en ver qué quieren decir, su mensaje. Para mí es importante que cada personaje cree un estado de conciencia en el espectador, que lo haga reflexionar, que le dé un propósito. Es importante saber usar esta herramienta como lo es el espectáculo para llenar y darle valor a ese núcleo familiar, porque de ahí es que veremos los cambios que queremos. Hacen falta más valores, más principios, más sensibilidad humana en el contenido de la programación que se está dando hoy día, ya sea teatro, televisión, radio o cine. Es de mucha importancia ya que de ahí surgen las diferentes líneas de aspiración para quien tome en cuenta como espectador estos medios.

-Has hecho teatro, cine, TV, comerciales, ¿cuál es la que disciplina que más te ha influenciado en tu formación como actor?

-Con honestidad, todas! El teatro permite con un poco de mayor amplitud, que el actor libremente, pero sin violentar directrices, enriquezca su personaje con propuestas personales que la mayoría de las veces son asertivas y los resultados son increíbles. En el cine se presenta algo parecido, con la diferencia del teatro de que allí si te equivocas en el dialogo, no existe un “corte, se repite”, lo que en el cine sí; pero para el que trae la escuela de teatro, eso no es preocupante, sino te da más seguridad en ti mismo a la hora de improvisar (si toca) en el plató. Cada una de estas disciplinas siempre me ha dado una enseñanza positiva, si hubo alguna mala, no la recuerdo.

-¿Cuál es tu sueño o meta como actor, tu principal aspiración?

-Mi sueño lo traigo en las venas desde que era un niño. Si Dios me lo permite, consolidar mi carrera y mantenerme en ella, llegando cada vez más lejos. Saber que mis personajes han llegado a millones de personas y que sirvan de algo en su crecimiento, en su desarrollo.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional