El jueves llegó a Caracas. Desde 2015 Rodolfo Saglimbeni es director artístico de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuyo, en Argentina. Fue invitado a participar en la celebración del trigésimo aniversario de la agrupación que él mismo fundó en la década de los ochenta: la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho. Hace 18 años que no la dirigía y el domingo volvió a hacerlo en la sala Alexander von Humboldt, de la Asociación Cultural Humboldt, en San Bernardino, donde se encontraban sus 70 miembros, 3 generaciones de músicos.
“Es una tarde llena de emociones. Hoy comienzan los próximos 30 años de la orquesta. En su ADN siempre ha estado romper paradigmas. Es una escuela, es una universidad de la vida”, expresó Saglimbeni minutos antes de acomodar las partituras en el atril —las mismas de hace tres décadas—, tomar la batuta y comenzar con la Obertura Egmont de Ludwig van Beethoven. Un compositor que, indicó, es muy importante para la formación de los músicos de una orquesta, por lo que esta pieza se convirtió en un bastión fundamental para la Gran Mariscal de Ayacucho en sus inicios. “Dirigir esta orquesta es traer muchas memorias y sentir que ellos han caminado muchísimo. Hay una madurez; el tiempo no ha pasado en vano”, dijo.
El podio le fue cedido a Elisa Vegas, directora de la orquesta desde 2017, para conducir la Sinfonía N.° 5 de Tchaikovski, cuyo hilo conductor de sus cuatro movimientos es el destino como rector de la vida del hombre. “El destino a veces nos hace jugadas buenas, otras malas, pero con un final esperanzador”, manifestó Vegas.
Con La ciudad de los techos rojos de Inocente Carreño, una de las piezas más reconocidas del compositor margariteño y que la Gran Mariscal de Ayacucho estrenó en Caracas, concluye la gala aniversario de la orquesta.
Pero la celebración va más allá: Manuel Torres, presidente de la orquesta, informó que su sede permanente ahora está en Bello Monte, gracias a un espacio cedido por la Alcaldía de Baruta el 18 de julio. Anteriormente, los músicos ensayaban en el Núcleo San Agustín del sistema de orquestas, en Parque Central.
Otra iniciativa que dieron a conocer con ocasión del aniversario es el programa Amigos de la Orquesta, en el que personas naturales o jurídicas pueden hacer sus donativos a través de los múltiples planes que ofrece la plataforma Patreon, con el único propósito de ayudar a mantener las becas que ofrece la sinfónica.
La Gran Mariscal de Ayacucho tiene planificado durante todo este año actividades para celebrar su trigésimo aniversario. Esta semana, en conmemoración del Día del Niño, tiene presentaciones en el Hospital San Juan de Dios, en el Anfiteatro El Hatillo, en el Hospital J. M. de los Ríos, en el centro comercial San Ignacio y en el Hospital Ortopédico Infantil. “Viaje al fondo de la orquesta” es la propuesta didáctica dirigida a niños y adolescentes que llevará a esos sitios, la cual forma parte de los programas culturales que desde hace 15 años desarrolla en lugares no convencionales.