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Sin miedo a extraviarse, Luis Cobelo encontró en el Parque Chas lo que había perdido

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Cerca de Palermo, en Buenos Aires, Argentina, se encuentra el Parque Chas. Este es un barrio porteño que esconde en su interior un mundo diferente. Allí, de acuerdo con la voz popular bonaerense, ocurren cosas inimaginables. Es un lugar místico, lleno de magia e intriga cuyas calles recuerdan a un laberinto, a una telaraña. Es el espacio donde el fotógrafo Luis Cobelo desarrolló las obras para el fotolibro Chas Chas en 2019, publicación que da el nombre a la exposición homónima que inauguró el 7 de septiembre en la Sala Mendoza.

«Todo lo que perdiste en la vida existe en el Parque Chas», se lee en el texto curatorial escrito por la escritora Jacqueline Goldberg. Y Cobelo, justamente, viajó a Argentina para encontrar a alguien muy especial para él. Y luego de que Chas Chas fuese recibida por el público estadounidense e italiano, llegó a Venezuela. Contó Cobelo que el montaje de todas las obras implicó jornadas de trabajo de 8 horas, un reto antecedido por meses de preparación.

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Luego de la exposición de la Sala Mendoza, a Cobelo le gustaría presentar su trabajo en Acarigua o en Barquisimeto | Foto Jesús Navas

«Exponer aquí es un sueño. Es algo muy importante porque este es mi país; también por razones emocionales, familiares. Es increíble, no es cualquier cosa», comentó sobre la muestra con más de 100 piezas que aproximan al espectador al Parque Chas: personajes, el suelo, la vibra y otros detalles.

Entrar a la sala implica un ejercicio de desprendimiento. Las imágenes -como cualquier encuentro con el arte- se deben ver sin prejuicios y sin la intención de entender. La meta es sentir. Atendiendo, eso sí, a las escenas que Cobelo capturó en Buenos Aires. El fotógrafo se define a sí mismo como sarcástico e irónico, pero también alguien con humor negro y que disfruta reírse de sí mismo. Sus fotografías retratan eso muy bien. «No tengo miedo al ridículo, no tengo miedo de mostrarme», aclaró.

Las fotografías de Cobelo no están intervenidas con Photoshop ni otro programa de edición. «¿Para qué?», como dice el artista de 53 años de edad oriundo de Acarigua, Portuguesa. Pero son fotografías que se presentan como esculturas en algunos casos, mientras que en otros rompe con la barrera estática y se transforma en una con movimiento gracias al formato de impresión sobre tela. Llama la atención una imagen del mar que -durante el montaje- quedó sostenido sobre una escalera y ahora tiene otra lectura.

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La Sala Mendoza es el escenario para los pequeños universos que Cobelo presentó en el fotolibro Chas chas | Foto: Jesús Navas

Cobelo y su reencuentro con Pilar

Pasando el recorrido natural de las imágenes cargadas de intriga que conforman la muestra Chas Chas, incluyendo la gran pieza que se encuentra en la pared más alta de la Sala Mendoza que recuerda la telaraña de Parque Chas, se encuentra un cuarto. Pero no es cualquiera: es la alcoba de Pilar.

Cuadros, ropa y demás artículos de la familia de Cobelo están allí. Este cuarto de la Sala Mendoza muestra a quien conoció durante su viaje a Argentina entre 2018 y 2019. Pilar no solo era el nombre de su abuela, pero también el que le asignó a su hermana que no llegó a nacer. Aquella relación filial solo pudo ocurrir gracias a la magia de Parque Chas; y fue en Buenos Aires donde «conoció» a su hermana, resultado proceso de transformación física y mental.

La habitación de Pilar | Foto Jesús Navas

Abunda el rosado. Es un cuarto cálido y con mucha nostalgia por un tiempo que ya no existe sino en películas. Este espacio de Pilar funciona como un lugar para sumergirse dentro de una fotografía imaginada por Cobelo. El fotógrafo expone su más sentido encuentro en Parque Chas, uno que jamás podría ocurrir, pero que consiguió experimentar. De hecho, durante la entrevista, Cobelo leía la carta que le envió a Pilar y se notaba la emoción que sentía al leer sus palabras plasmadas en la pared.

Pero este no fue el único gran descubrimiento. Otro de ellos está referido a su familia paterna y su relación con Buenos Aires; de hecho, pudo conocer su verdadera historia familiar.

«Mi abuelo nació allí y sobrevivió la Gripe española y quedó abandonado en el Barrio de La Boca hasta que a los ocho años lo reclamaron unos primos en España y se lo llevaron. Yo no sabía, llamé a mi tío, la única persona viva que me podía contar. Cuando empezamos a hablar sobre esto, él se puso a llorar y hablé con mi prima. Ella me dijo que le toqué una tecla que nadie tocaba desde hacía años. Hablamos y me contó todo, historias muy diferentes a las que me contaron mientras crecía», agregó.

Parque Chas

«Cuando llegué no pasó nada de nada. Pensaba que al llegar al barrio saldrían unicornios, pajaritos en mi cabeza… Y no pasó nada de eso. Quizás porque estaba cansado, recién llegaba a la ciudad, pero yo todavía no estaba activado con el proyecto. Sabía que lo iba a hacer y tenía una preproducción y una lista de las fotografías. No estaba en calor», afirmó.

Ironía, humor y sarcasmo en las obras del fotógrafo venezolano de 53 años de edad | Foto Jesús Navas

Continuó explicando que él ya conocía Buenos Aires y, aun sabiendo acerca del Parque Chas, nunca se había acercado. «Quizá porque yo no quería perderme. Porque dicen que si entras te puedes perder», añadió acerca de los mitos de los porteños.

Además, explicó que durante los primeros días se cuestionó mucho acerca del por qué estaba allí. Incluso cuando su ánimo era feliz, diferente al de su proyecto anterior que demostró tormento: Zurumbático.

«Llamé a un amigo y le conté qué pasaba. Y él me dice ‘tú no necesitas estar en conflicto para crear’. Porque muchos artistas crean sus obras cuando están atormentados. Y sirve, sirve para drenar. Pero yo en ese momento estaba bastante tranquilo. Ahí empecé a reflexionar y me activé. No es lo que está afuera, es lo que está adentro de tu cabeza», dijo el fotógrafo.

Para Cobelo la creación es placentera, orgásmica. Y, de pronto, comenzó a sentir y a crear las historias. Pero también se fue encontrando con ideas porque estaba alerta a todo lo que pasaba a su alrededor. «Esa es una de las máximas del fotógrafo: ver lo que otros no ven. Y en mi caso, yo escarbo en varias dimensiones», apuntó.

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«Todo mal» se lee en la pared | Foto Jesús Navas

El trabajo en Parque Chas le tomó cerca de dos meses. Y, durante ese tiempo, logró que locales posaran en sus fotografías. Muchos -recuerda Cobelo- lo hicieron con gusto luego de conectarse con el artista y su proyecto. «Es gente muy querida, tenían muchas ganas de participar. También tiene que ver con conmigo, con mi investigación, lectura e información».

«Venezuela es mi lugar»

Luego de finalizar bachillerato, Luis Cobelo decidió estudiar Filosofía en la Universidad del Zulia, pero antes de graduarse dejó el país con rumbo a Madrid. «Estudiar Filosofía sí me sirvió para mucho», explicó. Tiempo después regresó a Venezuela, pasó varios años en el suelo suramericano, y luego partió hacia México, Italia y, finalmente, Estados Unidos. Específicamente, a San Francisco, California, donde reside hoy día.

«Nunca me he despegado ni desconectado de Venezuela. Tengo todavía mi casa. Venezuela está siempre en mi vida; no es que yo me fui y no sé nada. Sigue siendo mi país, este es mi lugar», señaló.

Múltiples formatos en Chas Chas | Foto Jesús Navas

Antes de pasar al mundo del arte, Cobelo trabajó como fotoperiodista, periodista y documentalista. Publicó trabajos fotográficos y de redacción en medios de Caracas y Barquisimeto. «Pero yo siempre fui artista, tenía mis cosas artísticas a las que dedicaba mucho tiempo. Pero perdía mucho tiempo haciendo cosas para los medios», puntualizó.

Y fue en 2016 cuando cerró el capítulo de los medios. Cobelo quería realmente ser escuchado y que sus reportajes fuesen capaces de generar un cambio.

«El paso me alivió mucho. No sentí ninguna tristeza por no trabajar con medios y lo hice como por 16 años. Pasando, incluso, por las páginas de El Nacional, Todo en Domingo. Los medios están muy plegados a las normas de lo que pasa alrededor y cuando pierden independencia, deja de ser interesante. Además, yo estaba haciendo reportajes y no pasaba nada. Me gusta ayudar a la gente, pero no lo estaba logrando. Con el arte es diferente, sí pasan cosas», sentenció.

Desde noviembre de 2022 no regresaba a Venezuela. Y aquel último viaje fue, justamente, para comenzar los preparativos de Chas Chas en la Sala Mendoza. Y en 2018 tuvo lugar su exposición en Caracas titulada Zurumbático. 

Su carrera suma experiencias en salones del arte venezolanos, en PhotoEspaña (2004), la Bienal Iberoamericana de Fotografía de México (2005), FotoNoviembre (Tenerife, 2005), Getxophoto (Bilbao, 2011), Fotofestival Horizonte Zingst (Alemania, 2013), Cortona On the Move (Italia 2017-2020), Hydra (Ciudad de México, 2017). Además, Fotografía Europea (Reggio Emilia, 2020), Compound Yucca Valley (Sur California, 2021), Los Ángeles ART Show (2021-2022), Leica Gallery (Miami / Madrid, 2022), Festival Gabo (Bogotá, 2022), Building Bridges Art Exchange (Los Ángeles, 2023), entre otros.

Le gustaría exponer en Acarigua y en Barquisimeto. Además, tiene pendiente presentar las fotografías de Te amo, un trabajo basado en la fotonovela mexicana y latina.

Con respecto a la fotografía en Venezuela, Cobelo afirmó verla con cierta esperanza. «Hubo muchos años donde no se creó tanto porque muchos fotógrafos estaban enfocados en el conflicto, en el problema que sucede. Y los medios y la gente creen que Venezuela es solo eso. A nivel artístico están los fotógrafos que siempre hicieron cosas. Con las nuevas generaciones no veo nada que me entusiasme brutalmente, aunque hay unas cinco o seis mujeres que están haciendo cosas interesantes y eso me encanta», concluyó.

Chas Chas estará hasta mediados de noviembre en la Sala Mendoza. La entrada es gratuita y el público podrá acercarse a visitar esta muestra y otras más que se presentan en este espacio ubicado en la Universidad Metropolitana de lunes a viernes de 9:00 am a 5:00 pm; y sábado de 10:00 am hasta las 3:00 pm.

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