Aleteo
Todavía como, como come un pájaro,
aleteando la imaginación del canto
cuando traga y toca
cantar sin la garganta,
beber del cáliz ya vacío,
comer viendo la espiga en el pan de cada día,
tragar el pescado con el pez moviéndose en el pico,
con el buchado salado del océano.
Mi cuerpo no desea más raciones que el sabor del aire.
Alimentando plenos los pulmones del canto,
me alivian las cuerdas del grito atrapado
en mi garganta.
**
Solo en la línea
Cuando anclo solo en la línea,
con boca anudada de infinitos,
la lengua lame el silabario eterno.
Rayos, líneas, luna y círculos con plumas y bolígrafos
sienten el ala del alumbre que nace conmovida,
buscando en palabras las presencias plenas.
¿Qué olor llena el deseo de una letra que escribo?
¿Qué soledad dibuja entre líneas del cuerpo ausente en cada página?
Solo el temblor de la sangre me responde adentro
al poner hilo al aliento de la aguja que me cose
paisajes en los dedos
y me teje los textos en la mano sin herirme.
Pendiente de cruzar la línea de la página,
dejo mi piel en el dibujo de la letra que me escribo.
**
Rito
Soy laja de piedra de una roca sensible,
piedrecilla de un antiguo muro abuelo
donde cabe exacto mi cuerpo enternecido.
Viajo hacia una dura remembranza
del camino empedrado de un jinete
cuando el caballo viene a cambiar
golpe de herraduras por estrellas.
**
Donde la luz me encarna
I
El tiempo
que me encuentra de frente
es el mundo dejado
a mis espaldas.
Como la muerte engendra
lo que precede al poema
y lo que seguirá siendo
vida ya escrita
leo en el presente
con la frente y la espalda.
II
Un rostro
responde
a todos los nombres
guardando
siempre
su silencio.
**
El primer papel
Un blanco
para tu rostro.
Otro
para tu nombre,
porque vos sois
la imagen-revelado
en el blanco del nombre
que da en el blanco,
tirotea, marchita,
arruga el papel,
se agarra a los granos
picando en la ausencia del poema
la imagen que una vez apareció
y que no nos dejará ni su nombre
ni su cara,
como el primer papel
en blanco.
**
Ensimismado
Como los ojos
que andan del lado
de las tinieblas.
Como un primer dolor
que antes del grito goza.
Como un nombre,
como el primer nombre
que cayendo de la boca vacía
llena lo que me mata viviendo.
**
La mano del agua
Quien me dijo que la vida
era un navío
no supo cuán grande
es la tripulación ni el equipaje
que me conducen a ese delta
de nombres que se abren
en las desembocaduras,
en los dedos del agua
de una mano que te escribe.
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Víctor Fuenmayor
Beber de la sombra
Poesía reunida 1986-2017
Oscar Todtmann Editores
Caracas, 2017
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