El cineasta italiano Daniele Vicari inició el rodaje de una original película durante la crisis del coronavirus. Se filma a distancia con cuatro parejas de actores confinadas en sus casas por las normas contra el contagio.
«Era la única manera para realizar un filme», reconoció el director en una entrevista a la televisión pública RaiNews tras comenzar las primeras tomas.
Vicari, autor entre otras de las películas La nave dolce (La nave dulce), Diaz, Sole cuore amore (Sol corazón amor), decidió realizar la película desde los apartamentos de los actores.
Tres de las cuatro parejas conviven en la vida real, pero Vicari no va a tener contacto físico con ellos.
«Es un smart-filme», sostiene el director, que cuenta también con los actores para elaborar los diálogos y las tomas. De esta forma, se convierte en una obra colectiva para contar lo que significa vivir encerrados en pleno siglo XXI, una experiencia única e inédita.
«Es un experimento que se puede hacer una sola vez en la vida», confesó el director, que envía el guión cada día a los actores con historias que se cruzan, los cuales deciden la toma, el lugar, la luz.
«Nos pareció una manera transparente de reaccionar a esa suerte de adicción que te provoca la ausencia del día y de la noche», sostiene Vicari.
Ninguno de los protagonistas usa mascarilla porque siendo pareja en la vida real o viviendo solos, no resulta necesario.
La vida social virtual que impone el confinamiento obligatorio en Italia desde el 9 de marzo, inspira la película, que a su vez se interroga sobre las relaciones personales, los dispositivos tecnológicos que dominan la rutina, el futuro.
«Vivíamos ya bajo el régimen de la realidad virtual. Encerrados en casa por una objetiva ausencia de esperanza en el futuro. Llegó el coronavirus y selló esa tendencia», resume el realizador en una entrevista con el diario La Repubblica.
Desde el punto de vista técnico, los actores cuentan con un móvil ultramoderno con una buena capacidad para grabar y de un estabilizador de cámara con soporte, conocido como steadycam.
Los protagonistas se deben vestir, maquillar y grabar ellos mismos, asistidos a distancia por un experto en cada sector, entre ellos un guionista y un fotógrafo y naturalmente el director.
«En el filme, el confinamiento se realiza por un atentado químico-bacteriológico que amenaza a la ciudad», adelanta Vicari, que indaga sobre los sentimientos bajo esa condición.
«Todos las fases del amor, desde el enamoramiento, pasando por la crisis y el renacer, son vividas por las cuatro parejas», resume el cineasta.
Bajo la producción de Andrea Porporati, el filme se podrá ver en las salas de cine, cuando abran, o a través de las plataformas.