El escritor Andrea Camilleri, fallecido el miércoles a los 93 años de edad, reposa ya en un apacible rincón del cementerio no católico de Roma, adonde cientos de personas acudieron este jueves para despedirse del maestro, cubriendo con flores y cartas su austera tumba.
La propia familia, siguiendo los deseos del novelista, ha decidido que no se efectuaran funerales públicos ni capilla ardiente y que fuera sepultado tras una ceremonia estrictamente privada celebrada por la mañana en la capilla de ese camposanto.
En la tarde se permitió el paso del público que le encumbró, que siguió los avatares de su comisario Montalbano, y que honró, en silencio, la memoria del escritor, fallecido tras un mes hospitalizado por un paro cardíaco.
Su tumba se encuentra en el corazón del cementerio “no católico”, enclavado a los pies de las murallas romanas y la imponente pirámide Cestia y donde se enterró durante siglos a quienes no comulgaban con el catolicismo imperante en la ciudad, mayormente extranjeros.
Camilleri, comunista y manifiestamente ateo, reposa en la primera fila del sector tercero del cementerio, en una tumba a ras de suelo a la sombra de dos pequeños cipreses y un pino centenario, y que este jueves fue cubierta por las flores y cartas que sus seguidores depositaron.
Pese al calor sofocante en la ciudad, cientos de personas de todas las edades hicieron fila para dar el último adiós al maestro de la novela negra, dejando también mensajes escritos en el libro de condolencias en los que la palabra más repetida fue “gracias”.
Junto a la sepultura también se colocó una maceta con un olivo, tan presente en los horizontes de su Sicilia y en sus obras y, bajo sus ramas, un cigarrillo como los cientos, miles, que fumó en vida.
Cientos de personas de todas las edades hicieron fila para dar el último adiós al maestro de la novela negra | FOTO AFP
También pasaron por el lugar representantes de las instituciones, como el ministro de Cultura, Alberto Bonisoli; la diputada Laura Boldrini, la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, o la regidora de su ciudad natal, la siciliana Porto Empedocle, Ida Carmina.
El maestro se suma así al panteón de ilustres hombres de letras que encontraron su descanso en este monumental cementerio romano, mandado construir por el papa Clemente XI a comienzos del siglo XVIII para sepultar a protestantes, judíos, ortodoxos o suicidas, pues se prohibía la sepultura a estas personas en tierra consagrada.
En este camposanto del barrio romano de Testaccio se encuentran los restos, por ejemplo, de los literatos británicos John Keats (1795-1821) o Percy Shelley (1792-1822), así como el hijo de Goethe, August von Goethe (1789-1830), fallecido en un viaje a Roma.
Pero una de las tumbas más respetadas del lugar es la de Antonio Gamsci, ideólogo y fundador del Partido Comunista italiano.
La última celebridad enterrada en ese lugar fue el escenógrafo, bailarín, actor y director británico Lindsay Kemp, que murió en agosto del año pasado y que reposa junto a su madre.
La alcaldesa saludó personalmente a una de las tres hijas del escritor, Andreina Camilleri, quien reconoció que su padre, en este lugar, “tendrá muchos compañeros con los que hablar”.
Raggi agradeció el hecho de que los familiares hayan decidido enterrarle en Roma y no en su Sicilia natal: “Este será un sitio de peregrinaje”, vaticinó la regidora, según recogen los medios locales.
Italia despide así a una de las figuras más destacadas de sus letras, creador de todo un estilo a través de su centenar de libros, traducidos a 120 idiomas, sobre todo los de la saga del astuto comisario Montalbano, un éxito editorial y después televisivo.
Camilleri, que en los últimos tiempos había perdido la vista y escribía dictando sus obras, también se erigió como una auténtica voz de la conciencia, con sus mensajes en contra de la ultraderecha y del racismo o a favor de la acogida de inmigrantes y de la fraternidad.
Por eso, con su voz profunda y su tono pausado, no escatimó en dardos envenenados primero contra el magnate y exprimer ministro Silvio Berlusconi y más recientemente contra el ministro del Interior y líder ultraderechista, Matteo Salvini.