“Elton John es un ser humano extraordinario, pero es un ser humano”.
Así explicaba hoy en Cannes el actor Taron Egerton por qué en el filme Rocketman no se ha edulcorado la vida del cantante ni se han evitado sus defectos. Algo de lo que John era plenamente consciente y para lo que dio su permiso, conociendo hasta el más mínimo detalle de la producción, pero sin meterse en nada de este proyecto dirigido por Dexter Fletcher, protagonizado por Egerton y que se basa en largas conversaciones con el cantante. “Es increíblemente generoso, nos entendió bien y nos dejó contar la historia como quisimos, dejó a Taron hacer su trabajo. El filme existe por sí mismo y es lo que debía ser”, afirmó Fletcher.
“No ha habido ningún lado oscuro del que Elton John no quisiera que habláramos”, agregó el realizador en una rueda de prensa en Cannes para presentar un filme que participa en el festival fuera de competición.
Una película que fue muy aplaudida el jueves en el pase de gala, tanto que Egerton acabó llorando –“Me hicieron sentir como una estrella del rock”–, como casi hizo ante los periodistas cuando se emocionó recordando lo contento que se mostró el cantante británico cuando vio el filme.
Porque a Elton John también se le escapó alguna lágrima y al finalizar el pase se abrazó emocionado con Egerton y con su letrista, Bernie Taupin, que le acompañó en la gala.
Tras la proyección, una fiesta que contó con la actuación de Elton John y luego la comparecencia ante la prensa –sin el cantante– para presentar una historia que es más un musical que una biografía, en la que hay una explosión de música, sobre todo en la primera mitad, y en la que todos los personajes cantan, con sus propias voces.
Desde la “Rocket man” que le da título, por el filme pasan muchos de los temas míticos de John, como “Your song”, “Don’t Go Breaking My Heart”, “Honky Cat”, “Don’t Let the Sun Go Down On Me”, “Goodbye Yellow Brick Road”, “I Want Love” o “I’m Still Standing”.
“Teníamos un catálogo de canciones y textos extraordinarios y teníamos la libertad de hacer lo que quisiéramos”, explicó Fletcher sobre unos temas que forman parte de los diálogos de la película. “La música no molesta al filme, sino que forma parte de él”, agregó. A través de la música se va conociendo a Reginald Kenneth Dwight –nombre real de Elton John–, un niño con un talento extraordinario para la música, con un padre ausente y una madre muy crítica, que encontró apoyo en su abuela para dedicarse a la música. Y que al convertirse en una estrella mundial cometió excesos con las drogas, el alcohol y el sexo, como muestra el filme, que apunta al peso de la fama como elemento detonador de un comportamiento errático y estrafalario que no se limitaba a sus excéntricos atuendos o a sus miles de gafas.
“Tenemos la impresión de haber hecho algo que nos ha encantado”, dijo Egerton, para quien las grandes expectativas que ha despertado el filme se deben a que “Elton es un fenómeno mundial y muchos piensan que sus obras les pertenecen”. Lo que, además, fue una gran responsabilidad a la hora de interpretarle, como también lo fue para el resto de los actores, entre los que están Bryce Dallas Howard, que da vida a Sheila, la madre del cantante; Jamie Bell, como Bernie Taupin, y Richard Madden, como John Reid, su manager entre 1970 y 1998 y pareja durante cinco años. Un reparto amplio en una película que ya está siendo comparada con Bohemian Rapsody, la película sorpresa del año pasado, que contaba la vida de otro cantante mítico, Freddie Mercury, y que Fletcher se encargó de terminar luego del despido de Bryan Singer. El equipo alabó la película sobre Mercury –“Rami Maleck actuó de forma increíble”, afirmó Egerton– pero quisieron marcar diferencias entre un filme divertido y agradable y la comedia musical, más allá de un biopic, que es Rocketman, y que está en otra categoría, según Fletcher.
Lo que está claro es que son filmes que han demostrado lo que es necesario para que los espectadores vayan a las salas, como señaló Dallas Howard: “La retransmisión por Internet y la televisión son plataformas sólidas, tenemos que evolucionar y sabemos lo que hay que hacer para que la gente vaya a las salas, hay que dar un espectáculo magnífico (…) algo que podamos compartir, no algo que podamos ver en la tele”.