Richard López se enamoró de Caracas, la musa y protagonista de su obra. Su fascinación por el paisaje surgió cuando era un niño en Valle de la Pascua, estado Guárico, lugar en el que nació en 1975 y donde siempre estuvo rodeado por un entorno rural. Cuando de joven llegó a la capital para cursar estudios universitarios lo primero que notó fue el relieve que le daba la arquitectura a la ciudad, con sus altos edificios que se extienden hasta el horizonte. También notó el característico verdor de la capital con sus parques, sus árboles y sus senderos:
“Es un poco inevitable no enamorarse de Caracas. Yo vengo de un horizonte plano como el llano y aquí vemos un horizonte cargado de edificios y mucho verde”, cuenta. Esa fascinación lo llevó a pintar más de 60 piezas que conforman la exposición Tránsitos, que muestra en la Sala Trasnocho Arte Contacto (TAC) del Trasnocho Cultural, en alianza con Spaziozero Galería, hasta febrero de 2023. La muestra es parte de la celebración aniversario del recinto de Paseo Las Mercedes.
Una de las actividades que más le gustan a Richard López es salir a recorrer la ciudad con su cámara fotográfica en busca de retratar cómo la luz incide en el paisaje. Cómo los colores, las tonalidades y las sombras pueden influir en la ciudad es algo que despierta su curiosidad como artista. Vallas publicitarias, fachadas de edificios y el verde telón de El Ávila de fondo son algunos de los temas que muestran sus pinturas realistas. “Tránsitos surge de un recorrido visual de situaciones de luz inusitadas por mi andar por la ciudad. Es mi recorrido diario”, señala el licenciado en Artes Plásticas del Instituto Armando Reverón, Mención Pintura, egresado en 2003. La muestra aborda el paisaje urbano con su arquitectura, sus calles y su gente que, aunque no están presentes, si se siente que son espacios habitados por las personas, asegura.
En Tránsitos, aunque Caracas es la protagonista por ser la ciudad que habita López, el también egresado de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), hay cuadros que se corresponden a otras ciudades. “Hay otros sitios que me gustaría retratar, en esta exposición no todo es Caracas. También hay unos paisajes que se corresponden al interior, a la periferia, hay una serie de tipologías que tienen que ver con tanques de agua. Hay tanques que son de Maracaibo, de la Península de Paraguaná, otros son del llano”, comenta. En una de las siete series que conforman la muestra, se exhiben, por ejemplo, dos piezas del Puente Rafael Urdaneta, en Maracaibo porque, “es imposible pasar por allí y no tomarle una foto”, cuenta López.
Búsqueda de la memoria
Bajo la curaduría de Yuri Liscano, Tránsitos contempla obras que Richard López pintó entre 2011 y 2022. En sus pinturas la memoria desempeña un papel importante en el recorrido diario de una ciudad que define como dinámica, viva y orgánica, una ciudad que se transforma con el paso del tiempo.
“La memoria juega un papel importante en mi trabajo porque no solo se vincula con la evocación, con el paisaje, también tiene que ver con ese juego, ese recorrido que hacemos a diario. También se relaciona con lo que nos quedamos del paisaje, con esos fragmentos. Si revisamos algunos de mis trabajos veremos que son fragmentos de esa memoria capturada en una fotografía y retratada en la pintura. Mi obra crea una especie de retrato o de catálogo de la ciudad, de fachadas, de edificios”, explica el artista.
En su obra, mantiene una búsqueda constante de la memoria, de cómo situaciones atmosféricas determinadas influyen en el paisaje. Su deseo de capturar la luz y situaciones que transforman el horizonte se mantiene y persiste en cada una de sus piezas.
López, quien ha participado en colectivas en Venezuela, España, Estados Unidos, Corea del Sur, Argentina y Colombia, se considera un explorador de su entorno. Su obra se asemeja un poco a una crónica diaria de la ciudad. “La ciudad es ciudad porque tiene eso de lo caótico de la metrópolis, a veces es un orden su crecimiento y a veces es un caos”, añade.
En su recorrido rutinario por las calles capitalinas López ha notado que la ciudad se ha ido transformando, algunos edificios cambian, otros desaparecen o simplemente ya no son los mismos. “Pero la ciudad, a pesar de todo esto, si tiene un continuo avance, crecimiento aunque sí experimenta cambios”, señala.
Tras pintar más de 60 pinturas a lo largo de tantos años en Tránsitos, López asegura que hay cambios que no son tan positivos. Por ejemplo, el artista menciona el caso de las vallas publicitarias y cómo la publicidad ha aumentado significativamente en las calles capitalinas. Algunas de ellas las define como “un poco arbitrarias en algunos edificios”; otras, en cambio, se convierten en un elemento visual añadido que le da cierta riqueza visual.
“Tú ves cómo en diez años más esto cambiará tanto que pasó de ser un lugar que se identificaba con un signo a quedar en el anonimato. Eso que te ubicaba de alguna manera, no está”, considera.
Los cambios de Caracas también han ocurrido a nivel arquitectónico, en la cual considera que ha habido un progreso notable. “Pero también hay zonas de la ciudad que requieren atención en cuanto a la edificación moderna para su conservación”.
Proceso placentero
A Richard López no se le hizo difícil retratar Caracas para su muestra Tránsitos, a pesar de que la ciudad pueda parecer caótica, cambiante y dinámica. Para él, es un proceso creativo placentero que, incluso, le apasiona. “Todo lo que está aquí son imágenes con interpretaciones de las vistas de la ciudad que me encantan, me apasionan, me da placer retratarlas”, asegura.
El artista revela que su proceso creativo comienza con una visualización inusitada, una impresión del entorno que lo rodea y el cual captura con una cámara. “Ese es mi primer momento de aproximación a la pintura, es como una previsualización de lo que va a ser luego mi trabajo. Empiezo con una foto que luego en mi taller visto; impresa por mí, más la fotografía, es mi visión de la ciudad. Así empieza y luego viene todo el desarrollo del proceso creativo”, explica.
Puede tomarle una semana o un mes, dependiendo del formato y las dimensiones, hacer una obra. A López le es difícil escoger una entre tantas pinturas que ha hecho para Tránsitos. Si tuviera que hacerlo, se inclinaría por la serie fachada azul que pintó durante la pandemia del covid-19. En ella, los cuadros retratan la fachada de un edificio de oficinas ubicado en el centro de la ciudad. Allí cada uno de los oficinistas se ha encargado de reparar sus ventanas sin ponerse de acuerdo con el resto de los habitantes del edificio.
Como consecuencia, cada ventana tiene algo distinto, un color azul diferente, algunos pusieron cartón en lugar de vidrio. Eso que puede parecer caótico y hasta poco estético para los demás, a López le resulta interesante. Esa “improvisación anárquica”, como la define, ha llevado al edificio a tener varias tonalidades que él como pintor considera dignos de recrear.
“Son los últimos cuadros que cierran esta muestra y tienen una exploración un poco distinta del color, aunque son gamas parecidas. Tal vez por el formato, que es la serie fachada azul, pudiera acercarse a ser la más significativa para mí”, concluye.