Los complejos e inseguridades en las relaciones interpersonales, el deseo de superación y de aventurarse así como los peligros y ventajas de Internet son los temas que se abordan en «Wifi Ralph», más compleja en el sentido dramático y emocional que su predecesora, Ralph, el demoledor.
La cinta dirigida por Rich Moore y Phil Johnston, ya en las salas del país, comienza seis años después de que Ralph y la testaruda piloto de carreras Vanellope salvan al mundo de los videojuegos arcade de los Cybugs y de la venganza de Turbo. Ambos se unirán de nuevo, esta vez para rescatar el videojuego Sugar Rush, que está en riesgo de ser vendido porque se averió su volante, el cual es demasiado costoso y escaso en el mercado.
Los protagonistas emprenderán la búsqueda del volante en el complejo universo de Internet, al cual acceden a través de una conexión wifi que acaba de ser adherida al centro de juegos donde conviven. Durante la travesía, se toparán con clásicos como Facebook, Ebay o Instagram, así como un buscador que nos recordaría a Google.
Al principio, a ambos se les ve muy comprometidos con la idea de salvar Sugar Rush, hasta que Vanellope conoce otro videojuego que es más arriesgado y divertido que el que la hizo una famosa piloto. Mientras tanto, Ralph insiste en buscar el modo de comprar el volante. Ella quiere romper con la rutina y él quiere seguir haciendo lo mismo todos los días, siempre con su amiga al lado. La fuerte amistad se pone en riesgo.
Si en Ralph, el demoledor el tema central era cómo cambiar el destino para ser diferente, el de «Wifi Ralph» tiene que ver con los sacrificios que implica cumplir los sueños, y que incluyen separaciones, cambios radicales y arriesgarse a estar al borde del fracaso.
La película también reflexiona en torno a cómo Internet puede traer consecuencias catastróficas o puede ser un medio para llevar a cabo buenas ideas. Están presentes desde la ociosa actividad de ver videos banales en las redes hasta los estafadores que ofrecen imposibles trabajos millonarios.
La película también habla de cómo estar inmerso entre páginas webs puede generar complejos e inseguridades en las personas. Así le ocurre a Ralph cuando, por casualidad, se tropieza con los comentarios que hace la gente sobre su vida.
Otra de las lecciones del filme tiene que ver con aprender a soltar, entender que madurar también significa dejar ir.
Los fallos radican en la falta de originalidad argumentativa, pues aunque es entretenida y divertida, abunda de lugares comunes que ya tienen saturado al mercado cinematográfico.
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