R1tval no esperaba ganar el Festival Nuevas Bandas. El grupo de Maracaibo, el segundo del estado Zulia en triunfar en la competición musical organizada por Félix Allueva, no participó en esta edición del festival, polémica y cuestionada, con la intención de llevarse el título de ganadores. Lo veían como una oportunidad de adquirir más experiencia. Era su primer show en un escenario grande y ante tantas personas. No podían dejarlo pasar. Sin importar el resultado, estar allí ya era ganancia.
Samuel Comesaña (voz), Hugo Morillo (bajo) y Martín Hernández (batería) subieron al escenario con la intención de ofrecer un buen show, el mejor que pudiesen dar. Y así fue. La presentación de R1tval no solo destacó por su sonido potente, pesado, limpio, sino también por su puesta en escena enérgica y dinámica, que no dejó indiferente al público que siguió con atención el show.
Para ellos cada presentación es importante, un ritual. Una oportunidad de conectar con el público a través de la emocionalidad y honestidad de su música. “Lo que nosotros buscamos con nuestra música es narrar historias reales, hablar desde una posición muy honesta y humana. Desde el punto de vista de un humano que siente, que sufre, que disfruta, que es caótico y contradictorio, pero que al mismo tiempo tiene una capacidad de hacer cosas grandes. Nuestra propuesta es muy emocional en ese aspecto. Buscamos ser crudos o viscerales y creo que eso se nota. No estamos intentando ser unos muñequitos para agradar y siento que eso puede conectar con la gente. Para nosotros cada show es un ritual, un ritual de lo que es ser un ser humano y quiero creer que nos concedió esa victoria”, dice el cantante de 31 años de edad.
Al final de la noche, escuchar el nombre de la banda los tomó por sorpresa, especialmente a Samuel, quien luego del show decidió cambiarse de ropa para estar más cómodo. “Estaba con las expectativas tan bajas de ganar que me cambié de ropa para estar cómodo y ahora salgo en las fotos con un shorts que uso para el gimnasio”, cuenta entre risas.
Para los integrantes de R1tval, ganar no era una prioridad. Sabían que solo era un título, lo que realmente importa es lo que viene ahora. “Tocamos y nos divertimos mucho, pero siempre digo que, no sé si suena humilde, modesto o pretencioso, nosotros no fuimos con la intención de ganar. Obvio, pensábamos que nos gustaría ganar, pero yo subí al escenario pensando ‘ojalá no se me queme un pedal’, en vez de ganar o perder porque no es importante, tampoco es que sea algo irrelevante, pero no era la prioridad en ese momento. Sabemos que lo importante no es solo ganar; si ganas y luego no haces nada te quedas solo como la banda que ganó el festival en tal año. Sí estamos muy felices y muy satisfechos por haber ganado, pero creo que ni siquiera he podido disfrutar que ganamos por estar pensando en lo que sigue para nosotros, en lo que queremos hacer”, dice Samuel.
R1tval es una banda nueva. Nació hace apenas un año. Todo comenzó en 2021, cuando Samuel y Martín, amigos desde la adolescencia, comenzaron a reunirse ocasionalmente para tocar e improvisar. Tenían la idea de formar una banda, pero, por distintas razones, no se concretaba. Un año después, se lo tomaron con más seriedad y decidieron componer sus primeras canciones. Su intención era ser un dúo de guitarra y batería, pero con el tiempo se dieron cuenta de que necesitaban un bajista. En ese momento, Hugo, amigo de la universidad del cantante, se unió a la banda.
“Martin y yo teníamos todo casi listo, pero nos dimos cuenta de que la música nos estaba pidiendo una tercera rueda, un bajista. En ese momento, me acuerdo de Hugo, con quien tenía mucho tiempo sin hablar y no sabía si se había ido del país. Le escribí para contarle del proyecto, le pasé una maqueta de lo que estábamos haciendo, le gustó todo y se unió. Hizo algunos arreglos y empezamos a grabar. Fue muy loco porque desde el primer día dijo ‘sí quiero’”, recuerda Comesaña.
Terminaron las canciones que le darían forma a su primer EP (No) Maten al mensajero, que publicaron en junio. Los músicos, de formación autodidacta, hicieron todo lo posible para sacar tiempo y ensayar. Además de la banda, los tres tienen otros trabajos. Samuel es psicólogo, Martín es traductor y Hugo abogado.
Sobre las referencias musicales que tomaron en cuenta para componer las canciones, el vocalista dice que son muy variadas. “En la temporada en la que estábamos escribiendo y componiendo ese material los géneros que más estaba escuchando eran obviamente las variantes del rock, mucho punk rock, metal y bandas experimentales. También mucho rap y hip hop. Aunque no se sienta a primera instancia, hay una buena influencia a nivel lírico porque queríamos que fuera contestatario, pero que al mismo tiempo tuviera unas partes encriptadas para que la gente piense”.
Antes de publicar sus primeras canciones, buscaron espacios donde tocar. No fue sencillo. Como en muchas ciudades del país, los locales donde se escucha música alternativa no abundan. “Cuando comenzamos a tocar no teníamos todavía ni un tema publicado, estaban grabados, pero no mezclados. Decidimos comenzar a tocar para que la gente supiera que estamos haciendo música y quiénes éramos. Fue muy loco porque para el tercer toque había gente coreando las canciones. Nos dimos cuenta de que había un público con hambre y con ganas de hacer algo”, asegura el cantante, quien continuó buscando más espacios para tocar hasta que, por casualidad, dio con una publicación del Festival Nuevas Bandas. Sin decirle a sus compañeros, inscribió a la banda. Al poco tiempo, un amigo le comentó que habían sido seleccionados en el circuito occidente. No lo dudaron, hicieron maletas y viajaron a Barquisimeto.
“Cuadramos todo. Fue un tema porque se hizo un domingo en la noche. Tuvimos que salir de Maracaibo el sábado temprano y quedarnos todo el lunes para que Hugo pudiera trabajar desde el airbnb en el que nos hospedamos en Barquisimeto. Aunque fue un gran gasto en pasajes, hospedaje y comida, decidimos hacerlo porque queríamos saber cómo era viajar como banda, cuánto gastaríamos y lo que necesitaríamos. Para nosotros era una inversión que no tenía pérdida”, explica Samuel.
Aunque disfrutaron su participación en el circuito, también les sorprendió ser una de las bandas seleccionadas, junto a Lumbral de Barquisimeto. Luego del circuito, celebrado en mayo, no sabían qué iba a pasar con la final del festival debido a la ola de protestas en el país en rechazo a los resultados de las elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro fue proclamado vencedor, pero que la comunidad internacional reconoce como fraudulentas. De hecho, debido a la falta de información, estuvieron a punto de no participar en la final. “Como no sabíamos qué iba a pasar con el festival, casi me opero. Yo sufro de amigdalitis crónica y había estado postergando la operación por la banda. Entonces, luego de las elecciones, por el tema sociopolítico en el país, no sabíamos cuándo iba a ser el Nuevas Bandas. Al final no se concretó la operación”, dice el cantante.
En agosto, ya con la fecha del Festival Nuevas Bandas confirmada, el vocalista hizo todo lo posible por cuidar su garganta para poder participar en la competencia sin problemas; sin embargo, la semana del evento se enfermó. Pero eso no los detuvo. “Me dio una gripe muy fuerte y los muchachos también se sentían mal, pero al llegar, con la emoción de tocar, se nos pasó todo. Era la primera vez que íbamos a tocar en un festival grande, en una tarima con buen sonido”, recuerda Samuel.
Este año, el Festival Nuevas Bandas salió de Caracas por primera vez en su historia. La final del concurso se celebró en Maracay, capital del estado Aragua, en alianza con el Festival Otro Beta, vinculado con el régimen de Nicolás Maduro. Esto le ha válido al evento críticas de seguidores y personas que trabajaron tanto en la fundación como en el festival. Sobre este tema, los integrantes de R1tval hubieran preferido que el festival no hubiese tenido una alianza con un festival que las personas vinculan con un tema político, pero que no por eso iban a dejar de participar.
“Sabíamos que aunque tenía ciertas implicaciones, realmente eso no nos incluía a nosotros. Ahora, lo que sí nos incumbía es que no íbamos a ir al festival y dejar de ser nosotros mismos, ni dejar de decir lo que queríamos decir o hacer lo que queríamos hacer por una alianza”, asegura Comesaña.
Durante el festival, las bandas participantes recibieron un manual de comportamiento por parte de los organizadores y entre las reglas destacaba una que prohibía hablar de política durante su show. A Samuel no le sorprendió esta regla, lo vio más como un tema burocrático que como una limitación. Como banda, no permitirían que una hoja de papel condicionara lo que iba a hacer o decir sobre el escenario. Solo buscaron la manera de hacerlo sin ser tan evidentes. “Venimos de unas elecciones súper polémicas, con toda la razón del mundo, y no me sorprende que ese reglamento sea como una especie de salvoconducto para evitar que haya una problemática mayor. Me aburre la idea de criticar al festival por eso porque al final es un documento y ya. Igual se habló del tema político y no pasó nada. Me parece que restarle a las bandas por eso es parte de ese síntoma traumático que tenemos los venezolanos en el tema sociopolítico. Yo lo vi, lo leí y no le presté atención porque si quiero decir algo político lo voy a decir y ya, pase lo que pase. Lo dijimos y no pasó nada. Para mí es reduccionista decir que es algo importante el tema de ese reglamento. Es un tema que tiene muchas aristas al igual que la alianza del festival”, dice el cantante.
Y agrega: “Nosotros ante esa situación lo que pensamos fue: ‘Bueno, hay una prohibición de hablar de esto. ¿De qué manera podemos hablar sin ser tan directos?’. Ser contestatario no es solamente gritar, insultar y decir las cosas en la cara. Hay una parte que sí, pero cuando vives en un contexto en el que hay censura y el sistema que maneja tu contexto no te permite hablar libremente, tienes que buscar la manera de no funcionar por fuera del sistema y operar desde adentro. Siento que a veces es muy ingenuo pensar que ser contestatario es solamente insultar en la cara a la bestia, a veces tienes que ensuciarte un poco para que la bestia no te vea. La gente necesita pensar y es necesario promover un pensamiento crítico”.
Más allá de las críticas que recibió el festival, los músicos celebran que el Nuevas Bandas saliera de Caracas, aunque tenían ganas de tocar en la capital. No tienen quejas de esta edición y destacaron el buen trato que recibieron del equipo del Festival Nuevas Bandas. Además de su participación, disfrutaron los shows y poder compartir con las otras agrupaciones. “De las bandas que no conocía la que más me gustó fue Outsiders, que traían algo distinto, jugaban mucho con elementos de hip hop y metal, tenían dos vocalistas, el baterista a veces jugaba con elementos de reggae y eso me sacó de onda, cantaban en inglés y en español. Es una propuesta que me gustó mucho”, dice Samuel.
De su experiencia en el Festival Nuevas Bandas, más allá del buen sabor de boca por haber ganado, R1tval se lleva la confirmación de que para ganar es necesario tomar riesgos. “Este es un campo de trabajo en el que tienes que arriesgarte y trabajar muy duro. Tuvimos que hacer una inversión de tiempo, esfuerzo y dinero, también estábamos enfermos y pudimos haber dicho ‘ay, mejor no vayamos’ o retirarnos por tema sociopolítico, que no está mal. Pero por eso digo lo de arriesgarse porque en esta situación nos estamos arriesgando a que la gente nos malinterprete y diga lo que sea de nosotros. Creo que hay que arriesgarse, pero también hay que evaluar los riesgos antes. Me llevo también un sentimiento muy grato de comunidad porque hoy más que nunca siento que la música alternativa en Venezuela está creciendo y tiene una oportunidad muy buena de hacer ruido y de llegar a espacios que tal vez mucha gente cree que no puede”, considera el vocalista.
Para el futuro, Samuel Comesaña desea que la banda crezca y lleguen a lugares que nunca pensaron, pero no quiere que eso los haga olvidar quiénes son o de dónde vienen. “Por mucho que la banda pueda crecer aspiramos a seguir siendo nosotros mismos, personas honestas, comunes y corrientes. En el caso de llegar a ser muy grandes queremos ser embajadores de personas promedio, que la gente cuando nos escuche o cuando nos vea piensen: ‘Sigue siendo una persona normal como yo, eso quiere decir que todo lo que está haciendo yo lo puedo hacer’. Nos vemos haciendo lo que nos gusta».