ENTRETENIMIENTO

Proyecto Florida, la vida dura de unos niños a espaldas de Disney

por Avatar

El esplendor tiene sus fronteras. En Proyecto Florida se ve claramente que hay un territorio del que no se habla. Nos referimos al estado de Florida, que también cuenta con lugares  que no son atractivos adonde no llegan los encantos del ratón Mickey.

El director Sean Baker no muestra el lado entusiasta del negocio. No hay interés en exhibir lo sabido y manido. Disneyworld es un lugar próximo al hotel donde se desarrolla la historia de la película, pero la llamada magia no es común en la zona. Ni en Scarface de Brian De Palma vemos una ciudad tan triste, como si hubiera quedado estancada al intentar recobrar el sentido de la vida.

En el largometraje, Moonee (Brooklynn Prince) es una niña que vive con su madre, Halley (Bria Vinaite), una mujer venida a menos, cuyas decisiones en la vida la han llevado a la línea más cercana al precipicio. Mantiene el equilibrio precisamente por la pequeña, aunque a veces sus intentos de supervivencia tambaleen y expongan a su hija.

Moonee ha aprendido a sobrevivir. Son las vacaciones de verano y junto con sus amigos merodean por las calles mientras sus madres se defienden, como pueden, de una vida exigente. Son mamás solteras, padres ausentes o intermitentes con prontuarios que se sospechan, pero no se confirman.

Porque el director no busca juzgar, aunque en el tercer acto haya un manifiesto a favor de cortar lazos y buscar mejores derroteros desde el comienzo y lo que todavía queda de inocencia: la felicidad prometida.

En Proyecto Florida todo parece de segunda mano, no solo lo material, sino la vida y aspiraciones de cada personaje. Los niños no tienen mayores referencias y conocen muy bien los códigos de unas calles que han sabido sortear. Se las arreglan no solo para entretenerse, sino para conseguir los recursos que les permitan saciar los antojos rutinarios en una tarde de verano. Helados, gloriosos helados.

Hay quienes son estrictos. Se trata de Bobby, personaje que le valió este año a Willem Dafoe una nominación al Oscar. Es el encargado del hotel, pendiente siempre del buen funcionamiento de las exiguas instalaciones. Pero también es lo más cercano a la figura paterna que tienen muchos de los pequeños. No se lo propone, no busca serlo. Pero siempre hay actos propios de las buenas personas que se traducen en referencia.

Es un estado de caimanes, pero no hay que buscarlos en los pantanos sino en los parques, donde los pederastas consideran que pueden hallar presas fáciles.

La vida no es sencilla y hay que aprenderlo desde pequeño es el mensaje que reciben estos niños, quienes desde sus más pícaras e inocentes perspectivas cuentan esta historia escrita por Baker y Chris Bergoch.

La película se estrenará en Venezuela el 20 de abril.