En un solo personaje, el de Bella Baxter (Emma Stone), el director griego Yorgos Lanthimos plantea varias de las formas de represión que han sufrido las mujeres durante siglos. Divertida, incómoda y de una imaginación ilimitada, Poor Things cuenta en más de dos horas la vida de una mujer que intenta liberarse de los hombres que quieren someterla.
El filme se estrena este jueves 25 de enero en Venezuela con 11 nominaciones a los Oscar a cuestas, Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actriz entre ellas, y tras ganar dos Globo de Oro (Mejor Película –Comedia o Musical- y Mejor Actriz – Comedia o Musical) y el León de Oro del Festival de Cine de Venecia. Stone, con una de las mejores actuaciones de su carrera, parte como favorita en los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas junto a Lily Gladstone (Los asesinos de la luna), primera actriz indígena estadounidense en ser nominada al Oscar.
Poor Things es una película en la que es necesario fijarse en los detalles, los visuales, verbales e, incluso, ideológicos. En la primera imagen, tono gótico, se ve a Bella antes de su transformación lanzándose desde un puente. Luego la imagen cambia a blanco y negro, que serán los tonos durante el período en que Bella está sometida por Godwin Baxter (Willem Dafoe), su creador y a quien llama «God», por lo que, se infiere, más que su padre es su Dios. El color regresa con sus viajes, que es cuando descubre a algunos filósofos, conoce la miseria y entiende que sus decisiones solo dependen de ella misma.
Otro detalle visual es que en los momentos en que los personajes toman decisiones determinantes o tienen comportamientos fuera de la regla la cámara observa como si fuera la mirilla de una puerta. Parte de la película habla de los extraños experimentos de Godwin, por lo que quizás es un juego de Lanthimos en el que pone al espectador en una posición de científico.
En principio, el único mundo de Bella es el laboratorio de Godwin, quien prefiere mantenerla encerrada y le advierte que el exterior es peligroso. El filme sostiene un diálogo con novelas clásicas como Orgullo y prejuicio de Jane Austen o Mujercitas de Louisa May Alcott cuando el científico intenta casar a su hija con Max McCandless (Ramy Youssef), un conservador que admira con benevolencia sus experimentos. Bella se compromete sin siquiera decirle que sí a Max, pues todavía no es consciente de lo que significa el matrimonio y ella, en este período de su vida, apenas está en el proceso de descubrir su sexualidad y tiene el sueño de salir a conocer el mundo.
Luego aparece Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), un abogado libertino, egocéntrico y patético que la lleva a un viaje en el que Bella descubre parte de lo que se ha perdido debido al encierro. El personaje de Stone no entiende de límites, así que, a pesar de que está con el abogado, tiene encuentros sexuales con otro hombre que llevan a Duncan, arrebatado por los celos, a aislarla en un barco.
De nada servirá. En este nuevo viaje Bella comienza a leer y a tener conversaciones intelectuales con un nuevo amigo, Harry Astley (Jerrod Carmichael), un pesimista que no solo le habla de lo cruel que puede ser el mundo, sino que le muestra a un grupo de personas que están en la miseria extrema, lo que impacta a Bella y cambia su manera de pensar.
Poor Things no es solo la historia de una joven que quiere disfrutar su sexualidad y viajar, sino que muestra los distintos procesos de encierro que puede vivir una mujer. Ya sea por sus ideas, su sexualidad o sus gustos. Uno de los personajes incluso intenta mutilarle el clítoris porque considera que de ahí viene su afán por la libertad, tal y como ocurre en países como Burkina Faso, Camerún, Etiopía, Sudán, Guinea, Somalia, entre otros.
Además, Lanthimos presenta un personaje que, tal y como ocurrió con las mujeres en el siglo XIX, sobre todo aquellas que tenían acceso a libros gracias a su clase social, encontró en la lectura una forma de liberarse y conocer el mundo. En Mujercitas, por ejemplo, a Josephine se le plantea el problema de ser una escritora mujer y la posibilidad de casarse con su mejor amigo, pero ella opta por casarse con el profesor Bhaer, un intelectual que la motiva a seguir su camino como autora. En Poor Things, Bella está entre hombres que quieren someterla y solo uno, Harry Astley, no la busca por sexo sino por una relación de intercambio intelectual.
Aparte del ámbito ideológico, verbal y narrativo, Lanthimos crea un mundo en Poor Things en el que, aunque se trata del siglo XIX, los vestuarios pueden ser anacrónicos y hay medios de transporte aéreos. La Lisboa de la película es una ciudad que mezcla fantasía, ciencia ficción y cine de época.
En declaraciones enviadas a El Nacional por la distribuidora del filme, el director explicó que desde el principio quiso que este mundo fuera para que Bella lo habitara. «Eso permite que sea más como un cuento de hadas o algo más metafórico. Es una creación que transmite que hay que permitirse experimentar la película sin ceñirse a ideas específicas que se puedan tener de una época en particular o de cierto tipo de película o género. Hay varios elementos que son de ciencia ficción, anacrónicos o imaginarios», explicó.
Stone afirmó que el set de Lisboa le «voló la cabeza» porque tardaba hasta media hora en recorrerlo: «Había restaurantes y hoteles, era como si hubieran creado toda una ciudad. En ese momento, era el set más grande que se había hecho en Europa. Todo era impresionantemente hermoso y detallado. Ir por primera vez a la casa de Baxter y ver la habitación de Bella dentro de una casa construida entera fue algo increíble».
En cuanto al personaje principal, la actriz admitió que lo considera el amor de su vida y la describió como una mujer que nunca fue sumisa ni frágil, lo cual le entusiasmó mucho cuando el director griego le explicó el proyecto.
«No tiene ningún prejuicio, nada le da vergüenza, incluso cuando se trata de su sexualidad. Es la manera en la que ella ve el mundo y cómo reacciona a ese mundo, y no de cómo la gente reacciona a ella. Socialmente, estamos formateados a pensar: ‘¿Le caigo bien a la gente?’. Y ella no es así para nada», dijo.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional