La Scala de Milán rompe una tradición al abrir la temporada, el próximo 7 de diciembre, con la ópera Boris Godunov, del autor ruso Modest Petrovic Musorgskij, en lugar de un italiano, como es costumbre, una decisión que al responsable del coliseo le ha supuesto «algunas discusiones».
El superintendente de La Scala, Dominique Meyer, presentó el miércoles en el Instituto Italiano de Cultura en Madrid la temporada 2022/23 de ópera, ballet y conciertos, para la que «hubo alguna discusión» porque «querían eliminar Boris Godunov del programa», una ópera que estaba programada hace dos años, cuando comenzó la pandemia.
«No estoy a favor de atacar una cultura tan rica, no me quiero esconder si leo a Pushkin o Dostoyevski», dijo en alusión a escritores rusos.
«La cultura es para compartir», argumentó Meyer, que tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia pidió al director ruso Valery Gergiev, conocido amigo del presidente Vladímir Putin, que en ese momento dirigía Dama de Picas en La Scala, que expresara su posición a favor de una solución pacífica al ataque o, de lo contrario, le sustituirán.
«No quería que él hablara en contra de su país, tampoco quería que hablase en contra del presidente ruso, le pedí que se pronunciara a favor de una solución pacífica del conflicto, contestó que era aceptable. Después voló a San Petersburgo y desapareció, como no había conseguido ninguna respuesta, entendí cuál era la implicación», comentó.
Catorce óperas, entre ellas nueve italianas, completan la nueva programación a la que se suman siete ballets y cuarenta conciertos.
Meyer se refirió a la dificultad de poner en marcha estos dos últimos años su proyecto operístico por la pandemia de covid-19 y el cierre del teatro. El 7 por ciento de sus abonados murió y, con novecientos empleados, las consecuencias económicas fueron grandes.
«Hemos perdido 29 millones de euros en entradas, pero queríamos proteger la salud y proteger la calidad artística», señaló. Ahora, desde su apertura hace un año, han encontrado el respaldo del público y el teatro tiene unos beneficios un 10 por ciento superiores.
«Hay mucho entusiasmo por volver», apuntó, aunque advirtió de que si bien «hay amor por la ópera, es demasiado cara y hay que prestar atención a diferentes categorías de espectadores», una razón por la que han establecido distintos bonos, incluso de fin de semana, conscientes de que el 30 por ciento del publico llega de fuera de Italia.
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