La celebración en septiembre de la Mostra de Venecia es una señal positiva para el mundo del cine tras un año negro por el coronavirus, marcado por las salas cerradas, los rodajes parados y los festivales cancelados.
La situación extraordinaria, inimaginable, de un virus que paraliza el mundo con miles de muertos, obligó a grandes producciones a aplazar sus rodajes y a importantes festivales a cancelar sus ediciones 2020, entre ellos el gran rival de Venecia, Cannes, que se lleva a cabo en mayo.
Pese a ello, los organizadores del festival veneciano y en particular el director de la Mostra, el crítico de cine italiano Alberto Barbera, confirmó que la edición 77 se celebrará del 2 al 12 de septiembre.
Todo apunta a que a finales del verano la situación esté más normalizada por lo que su equipo de colaboradores sigue trabajando y estudiando la organización del primer festival poscoronavirus, que deberá cumplir con todas las nuevas reglas de seguridad y de distanciamiento social.
«Todo el mundo del cine, que nace de ideas, personas, pasiones, industria, siente en este momento que el mejor lugar para celebrar, demostrar vitalidad, es el festival más antiguo del mundo. Es como si arrancáramos de nuevo de 1932, cuando se fundó”, aseguró Giorgio Gosetti, responsable de la reconocida sección paralela La Giornata degli Autori, entre las más innovadoras.
Menos películas
Por su parte Barbera, que por ahora no quiere dar declaraciones, reiteró en múltiples ocasiones que descartaba que el prestigioso certamen se realice en línea, para un espectador virtual.
Muchos críticos están convencidos de que el número de filmes seleccionados, en general más de 200 películas, y de estrellas invitadas a desfilar por el legendario Lido, será este año mucho más reducido.
«De todos modos no hemos dejado de trabajar», comentó Angela Prudenzi, entre los seleccionadores del festival, quien considera que en esta edición «los ojos estarán todos concentrados en los filmes, algo muy bueno».
La lista de películas, que se suele divulgar a finales de julio, sigue siendo un secreto, aunque muchos se interrogan sobre el camino de aquellos seleccionados por Cannes y que se encuentran en una suerte de limbo tras aplazar sus lanzamientos.
Nuevas soluciones
Es el caso del último filme del italiano Nani Moretti, Tre piani, basado en la homónima novela del israelí Eshkol Nevo, que según la revista Hollywood Reporter se presentará en Venecia.
Otros filmes, como The French Dispatch, de Wes Anderson, y la película de animación Soul, realizada por Pixar, tuvieron que modificar el propio calendario de estreno.
«Los que tendrán el sello de Cannes no serán proyectados en Venecia. Podrán ser lanzados en otros festivales, como el de Toronto o San Sebastián», sostiene Gosetti, en alusión a un distintivo que tendrán las cintas que debían formar parte de la selección oficial del certamen francés.
En una entrevista concedida a Hollywood Reporter, el director del festival francés, Thierry Frémaux, adelantó que las películas con el sello de Cannes viajarán por los festivales de todo el mundo: «Lucharemos para ayudar a que el filme salga victorioso», adelantó.
La Mostra se va a convertir para muchos en una suerte de laboratorio, debido a la necesidad de identificar nuevos espacios para la proyección de películas.
Muchos sostienen que los sugestivos e inmensos astilleros del Arsenal, donde se celebran las bienales de arte y de arquitectura, podrían convertirse en las nuevas salas para un público con puesto numerado y que debe asistir con mascarilla a la proyección después de tomarle la temperatura.
«Creo que es muy positivo que la Mostra se celebre. El reto ahora es realizarla de forma innovadora. El coronavirus nos obliga buscar nuevas soluciones. A meter las manos en la masa para sacar otro tipo de pan. Al final va ser positivo», sostiene el documentalista Piero Cannizaro, quien como muchos realizadores tiene varios proyectos parados por la epidemia.
«Que una industria que sufre en este momento, como la del cine, vuelva a arrancar, es un mensaje de optimismo», explicó en una entrevista al diario Il Manifesto Giona Nazzaro, de la Semana de la Crítica, otra de las secciones paralelas.
Para muchos llegó el momento de dejar el estado de alarma e incertidumbre y de volver a llenar las calles, plazas y jardines de Venecia, esta vez de cinéfilos y artistas, tras la fuga de turistas por el coronavirus, que causó más de 33.000 muertes en Italia.
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