
El celular se ha convertido en la caja negra de las personas. En medio de las aplicaciones, los archivos, las fotos y la inmediatez, los seres humanos han depositado en ellos toda su vida: la privada, la pública y, sobre todo, la secreta, esa que no todos conocen, ni siquiera sus seres queridos más cercanos. Un grupo de cuatro amigos con sus respectivas parejas descubrirán, gracias a un juego aparentemente inofensivo, lo que se oculta tras la intimidad de las pantallas de sus celulares en Perfectos desconocidos, una obra dirigida por Basilio Álvarez que estará en la cartelera del Trasnocho Cultural durante ocho fines de semana hasta el 1° de junio.
Los amigos se reúnen en una velada marcada por el eclipse lunar, un evento que sirve de excusa para organizar una cena y conocer, finalmente, a la nueva pareja de Lucas, el único del grupo que no se ha casado. Durante la velada, comienzan a comentar la importancia de los celulares en las relaciones y el papel fundamental que juegan al momento de medir la confianza entre las personas. Empiezan, entonces, a debatir si es correcto o no que sus respectivas parejas tengan acceso a los mensajes, fotos y notificaciones que llegan a diario a sus pantallas.
Es entonces cuando se propone el juego: todos colocarán sus celulares sobre la mesa y, cada vez que a alguien le llegue un mensaje, llamada, foto o correo, el dueño deberá compartirlo con los demás. Al principio, parece que el juego es inútil: tras 40 años de amistad, varios piensan que es imposible descubrir algo del otro que no conozcan todavía. Sin embargo, mientras trascurren las conversaciones triviales sobre sus vidas y las notificaciones van llegando, se va revelando que, entre ellos, no todo estaba al descubierto. Años de amistad y matrimonio no son suficientes para conocerse por completo.
Poco a poco, la situación que al principio parecía cotidiana y rutinaria, gracias al realismo detallado de la escenografía, se va convirtiendo en una tensión que resulta cómica para el público. Ante una cocina, sala, baño y balcón recreados al detalle sobre el escenario, el espectador conecta con la historia y se vuelve parte de la trama en la que los mensajes comprometedores y las llamadas inoportunas no se hacen esperar.

Los amigos aceptan el juego de poner los celulares sobre la mesa | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
El elenco de la obra está conformado por Sonia Villamizar, Sócrates Serrano, Nohely Arteaga, Carlos Manuel González, Jeska Lee Ruiz, Iván Tamayo y Luigi Sciamanna. Las funciones serán viernes a las 8:00 pm por un costo de 10 dólares la entrada y sábados y domingos a las 7:00 pm con entradas a 12 dólares.

La pieza está basada en un guion cinematográfico | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Perfectos desconocidos llega a Caracas
Como director de Perfectos desconocidos, Basilio Álvarez asumió desde el principio el reto de llevar a las tablas una obra que, en realidad, no fue escrita para el teatro. La historia, del guionista y cineasta Paolo Genovese, es una película italiana que ha conquistado al mundo: la cinta estrenada en 2016 entró en el libro de récords Guinness como la película con más remakes, actualmente cuenta con 24 adaptaciones en distintos idiomas. En las tablas, la historia de estos cuatro amigos se ha versionado en Argentina, México y España. El éxito fue tal que el propio Paolo Genovese llevó la historia al teatro de Roma, Italia. Su gran atractivo, así como sus adaptaciones, fue uno de los principales motivos que llevaron a Basilio Álvarez a conseguir los derechos de autor.
Perfectos desconocidos no era una historia ajena a él. El también actor cuenta que desde hace años varias personas del medio teatral estaban buscando los derechos de la pieza. Ninguno tenía éxito. Entonces se preguntó qué tan difícil podía ser conseguirlos y se puso a buscarlos por su cuenta. Rápidamente se dio cuenta de que como la historia no era una obra de teatro, debía buscar los derechos de la película. Fue así como iniciaron las conversaciones con la productora audiovisual italiana León Films.

Basilio Álvarez | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
“Estuve casi seis meses negociando con ellos, hablándoles de Venezuela. Porque a veces, como son derechos de una obra tan importante, te quieren cobrar una cantidad de dinero enorme. Uno empieza, entonces, a explicar la situación económica del país. Creo que ayudó que yo no mostré un interés muy grande por la obra y las conversaciones llegaron a una negociación que era muy válida y posible. Cuando tuve los derechos esperé un año y medio para montarla”, relata.
En ese tiempo, Álvarez estuvo concentrado en visitar Venezuela periódicamente para trabajar en algunos proyectos desde Asturias, España, adonde migró con su familia. Hace dos años dirigió La ternura, luego fue el turno de Laponia. Este año estrenó Bajo terapia, una obra a la que considera que le ha ido muy bien. “Tuve que buscarle el tiempo a Perfectos desconocidos para ensayar. Vine a Caracas en enero de este año y estuvimos ensayando febrero, marzo, hasta que se estrenó en abril”, detalla.

La obra se empezó a ensayar este año | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
La caja negra
El interés principal de Basilio Álvarez en Perfectos desconocidos estaba en su desenlace, uno que considera muy poderoso. Para él, el mensaje de que el celular es la caja negra de las personas lo atrapó de inmediato. También le interesaba dar a conocer que todos tienen una vida pública, una privada y una secreta. Pero por encima de todo eso le interesó mucho que en una relación de pareja, como lo son los protagonistas de la obra, fuera tan importante saber todo de la otra persona. “Me pareció fascinante saber y romper un poco con estas máximas que existen en las relaciones amorosas”, explica.
En algunos vínculos, continúa explicando el director, se cree que una pareja es sólida solo porque se comparten el celular o no tienen contraseña. Para él esa es una verdad máxima que Perfectos desconocidos rompe por completo. Álvarez se cuestiona: ¿en serio se necesita saber absolutamente todo de la otra persona? A su juicio, la otra persona tiene una parte de su vida que es solo de ella y que le pertenece. Amar a alguien no significa que esa persona tenga que decir absolutamente todo.

Las parejas en la pieza comienza a descubrir cosas que no conocían del otro | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
“Yo amo a mi pareja, pero ella también tiene derecho a tener una parte de su vida en la que yo no esté. Y ojo, no estoy hablando de infidelidad. Por ejemplo, la forma en la que yo hablo con mi madre, el exponer que mi madre salga por un altavoz o un speaker y que todos mis amigos vean cómo mi mamá y yo hablamos creo que es algo que me pertenece a mí, que es íntimo y personal. Aunque tenga muchos amigos o incluso mi propia esposa, la forma en la que yo me relaciono con ellos, fuera de las infidelidades, me pertenece a mí. No todo le tiene que pertenecer a mi mejor amigo o a mi pareja o a mi esposa”, reflexiona.
Eso fue lo que más le llamó la atención, y por eso, explica, la obra tiene un doble final, algo que a muchas personas no suele gustarles o que hace que se pregunten por qué el autor escribió un final «tan raro».
«A mí me fascina. Sí me parece interesante que ellos siguen sus vidas y son amigos sin necesariamente saber lo que les puede separar. ¿Qué hubiera pasado si no jugaran? Me parece interesante que el autor muestre eso en los cinco minutos finales de la historia”, señala.

El teléfono es la caja negra de las personas | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Del cine a las tablas
Al asumir la dirección de la pieza, Álvarez se concentró en lo más importante para él en una comedia: el ritmo. Buscó, además, que actoralmente la pieza no se convirtiera en un chiste fácil o narrado. Ese era su principal reto. En un momento de la historia, los teléfonos de dos de los personajes se confunden. Justo después se revela una preferencia sexual oculta. Álvarez estaba completamente seguro de que no quería que la orientación de alguien fuera una burla o un chiste.
“Hay muchas comedias en las que sale el tema de la homosexualidad y se vuelven a hacer chistes de la preferencia de las personas. Creo que esta va mucho más allá, actoralmente hay algo mucho más interesante aquí. Para mí, como director, el ritmo de la comedia es algo muy importante. Que no sea soltar el chiste y que la gente se ría sino que la situación te lleve a reírte. Quería que el público se riera por cómo los personajes reaccionan a las situaciones. Construimos una comedia que al final genera una situación de la que tú sigues hablando toda la semana. Yo creo que esta comedia lo tiene. Eso es lo bello del teatro: te hace seguir pensando en esa situación”, comenta.

La situación es lo que lleva al público a reírse | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Además de las dificultades del género, Álvarez tuvo que enfrentar otros retos técnicos en el montaje. “La problemática de montar esta obra es que en realidad es una película. Entonces, ¿cómo hacerla en teatro? Hay cosas que se hablan en el baño o en el balcón que no pueden escuchar los demás personajes o hay cosas que pasan en la cocina que no pueden ver los demás. Eso en una película es perfecto porque usas una cámara, haces zoom, vas para el baño y listo”, explica Álvarez.
El director solucionó el inconveniente con el uso de la iluminación teatral, diseñada por Valentina Sánchez. También se apoyó en la escenografía de Ramón Pérez Pina para hacer un buen trabajo. “Con iluminación logramos teatralizar la película. Esta obra además tuvo un gran esfuerzo en la escenografía, con Skena siempre tratamos de hacerlo. Lo que requiere una obra hay que mostrarlo. A veces no se puede porque no tienes los recursos, hay piezas en las que uno necesita una cocina y haces que la gente se lo imagine. Aquí hacía falta que hubiera la escenografía”, asegura.

La iluminación fue fundamental para la obra | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Para él, como director, estaba seguro de que necesitaba mostrar los diferentes lugares en los que ocurre la trama. Recrear una cocina con todos sus implementos, una sala, un baño y un balcón supuso una gran inversión monetaria. Por eso la temporada está planteada durante ocho fines de semana: espera que así se pueda recuperar lo invertido. “Uno le apuesta a eso, a ofrecerle al público la experiencia de que cuando se abra el telón digan: guao, hicieron tanto por mí. Pagaron una entrada, pero se abre el telón y entienden por qué pagó una entrada”, añade.

Álvarez quería ofrecer un espectáculo de calidad | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Atraer al público con la comedia
El público se ha alejado de las salas de teatro. Es esa una realidad de la que Álvarez está consciente, así como también sabe los múltiples comentarios que existen sobre qué tipo de oferta teatral debe haber para remediar la situación. A su juicio, en el teatro debe existir todo y seguir un poco el ejemplo que da Buenos Aires, la capital de teatro del mundo. En esa ciudad hay 300 espectáculos todos los días y se ha cultivado un público que va y aprecia el teatro, ya sea en una comedia ligera o un gran clásico de las tablas.
“El teatro es importante en toda su esencia. Me interesé mucho por Perfectos desconocidos para traer gente al teatro. Creo que es importante todo tipo de teatro. Es como cuando vas al cine, si estás deprimido dirás: hoy quiero ver una comedia. De repente otro día te sientes diferente y decides ver otro tipo de obra. Sí es importante montar comedias para recuperar al público en las salas pero no debemos quedarnos en eso. Tenemos que tener otro tipo de oferta”, comenta.

El eclipse es la excusa para reunirse | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
Por eso, su apuesta es estar ocho semanas en cartelera con Perfectos desconocidos y que ese público se anime a ver su otro trabajo Ay, Carmela, una comedia más densa. Por ahora, le ha sorprendido la asistencia a las salas en la obra de Paolo Genovese. “Que tú traigas al público al teatro, que cultives el público de una ciudad, no depende solo del teatro y la agenda. Depende de las circunstancias económicas en las cuales ocurre y nosotros estamos ahorita en un cambio económico desde hace tres semanas: la inflación volvió a hacer estragos”, afirma.

El público es parte de la pieza, comentan entre ellos en las funciones | Foto Ezequiel Carías @ezevisual
El director está consciente de que para una familia primero está hacer mercado que ir al teatro. Por eso le sorprendió que en la segunda función de Perfectos desconocidos las entradas estuvieran agotadas. La obra, además, está enmarcada en la celebración del 45 aniversario de Skena, agrupación que busca seguir cultivando un público teatral. Además de Ay, Carmela y Perfectos desconocidos, el grupo tendrá nuevas funciones de Bajo terapia y a la par dará más talleres de formación para los jóvenes. El objetivo es llenar las salas y educar.
“El teatro tiene la magia de que estás viendo a alguien igual que tú al lado. Esa comunión siento que es importante. Una ciudad que cultiva su teatro cultiva las relaciones humanas, el respeto entre los artistas y a quienes vienen de público. El teatro es un lugar de encuentro de seres humanos que preparan una fiesta y la comparten con otro. Yo me he sentado en el público y donde me siento está pasando otra obra, empiezan a comentar. Cuando eso pasa en una sala, es mágico y es mágico porque están conectados entre ellos y con los actores”.
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