ENTRETENIMIENTO

Pequeña Librería Argenis Martínez, un homenaje al lector, periodista y amigo

por Avatar Alba Freitas

Una pequeña estantería de madera, con su puerta de cristal, se ubica en la pared de la quinta Guatemala en Los Chorros (primera transversal, Los Castaños, pasando el Centro Uruguayo Venezolano). En su interior, más de 30 libros esperan ansiosos a que algún lector se acerque en su búsqueda, para sacar algún título y dejar otro en su lugar. Se trata de la Pequeña Librería Argenis Martínez, a donde los amigos y vecinos del fallecido periodista, redactor, lector, amigo, mentor y vicepresidente editorial de El Nacional llegan con una sonrisa y un libro en las manos. Eso es lo único que hizo falta para ser parte del encuentro celebrado este jueves 9 de marzo para inaugurar oficialmente la pequeña librería en su honor.

Las palabras iniciales estuvieron a cargo de Nicole Hernández, hija del amigo y colaborador de El Nacional Óscar Hernández. Como miembro del proyecto, la joven inició agradeciendo el apoyo de quienes hicieron posible la pequeña librería, vecinos y amigos que colaboraron como Nelson Pérez, Andrés Pérez, Óscar Hernández, Víctor Poleo e incluso Rafael Sifontes, quien estuvo a cargo del diseño de la artesanal estantería de madera. Una vez dado los agradecimientos correspondientes, toma la palabra Óscar Hernández.

«Esta iniciativa se suma a la búsqueda de tener una mejor calidad de vida y ¿qué mejor intento que sea a través de la lectura? La librería tiene como objetivo que los vecinos tengan acceso a esos libros que muchas veces se empolvan en las estanterías, bajo la dinámica de lleva un libro y deja otro en su lugar. Esta es una tendencia mundial y hay varias librerías de esta naturaleza en la ciudad. Un libro es una oportunidad para cambiar. En estos días leí una reflexión que me gustaría compartir: ‘Los libros no se siembran pero algunos germinan, no se comen pero algunos se devoran, no están vivos pero son inmortales, no tienen sexo, pero enamoran, no tienen luz pero te iluminan. Estamos hechos de libros».

Librería Argenis Martínez

Óscar Hernández  Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Los asistentes a la inaguración de la librería| Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Desde obras de Kafka, pasando por los filósofos como Platón, incluyendo las obras de Arthur Conan Doyle hasta varios ejemplares de literatura infantil, la librería está pensada para honrar el legado de Argenis Martínez. La gran parte de los títulos que estarán allí para los vecinos de la zona son parte de su colección personal, esos libros que por tantos años lo acompañaron a lo largo de su vida. Fallecido el 14 de junio de 2022 a los 78 años de edad, nacido en Maracay en 1943, su legado aún prevalece en los que, con los ojos llorosos de nostalgia, se acercan a la pequeña pero hermosa repisa de madera para perpetuar en el tiempo y, sobre todo en las nuevas generaciones, la pasión que por tantos años caracterizó a uno de los mejores periodistas de El Nacional: la lectura.

Librería Argenis Martínez

Las personas podrán llevar un libro y dejar otro | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

 

Un sabio del periodismo y los apodos

Cuando Argenis Martínez trabajaba en la sala de la redacción del diario El Nacional, sus compañeros y amigos del trabajo acudían constantemente a él en busca de un consejo, una recomendación sobre algún libro o una corrección. No había título o texto que sus expertos ojos no evaluaran con la rigurosidad y excelencia que lo caracterizaba como periodista. Martínez era encantador cuando estaba de buen humor; cuando no… «las cosas se complicaban un poco para nosotros», cuenta el periodista Jhonny Villarroel, quien fue jefe de Deportes y compartió con él durante 40 años de ejercicio del periodismo. «En 40 años cubriendo día a día las noticias pasan muchas cosas. Él siempre estuvo allí», dijo.

Graduado de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con posgrados en Italia, desde joven se interesó por el periodismo y la política en partes iguales. Tras trabajar en la revista Escenas, dedicada al teatro y a la danza, que dirigía Pablo Antillano, llegó a El Nacional en 1981. Fue parte de la tercera generación de comunicadores que tuvo el diario. Solo la muerte pudo alejarlo del medio en el que formó a varias generaciones de periodistas, cosechó amistades y dejó un legado entre colegas que lo recuerdan con una sonrisa y admiración.

En esa sala de redacción Martínez mantuvo una larga amistad de años con Miguel Otero Silva, a quien apodó «el Capitán». Era reconocido, también, por los sobrenombres que ponía a sus compañeros. «Una vez te colocaba un sobrenombre, te quedabas así por el resto de tu vida», cuenta Ileana Matos, quien llevó la fuente de Gastronomía El Nacional, a quien llamaba “Locatel” por lo «loca que era a veces. Todavía lo extraño, hay días en los que mientras trabajo me pregunto dónde está Argenis».

Librería Argenis Martínez

Ileana Matos | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Librería Argenis Martínez

Jhonny Villaroel, Ileana Matos y Patricia Sparado| Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Ponerse firme frente la censura

Desde antes de su llegada al periódico, incluso desde las aulas de la universidad, Martínez apuntaba hacia el periodismo crítico, cuestionador, exhaustivo y a la búsqueda de la verdad como único camino del periodista. El experimentado escritor pensaba, cuenta la periodista Patricia Spadaro, que el comunicador tiene el deber de contribuir y aportar como ciudadano en la sociedad. E incluso, debe ir más allá: hay que involucrarse en los hechos.

Ávido lector, Martínez ejerció con honra y rigurosidad. Ejerció como Vicepresidente Editorial en el diario como solía asumir su oficio: dispuesto a correr los riesgos que fueran necesarios. Él, al igual que muchos periodistas, sufrió la persecución y el acoso contra los medios de comunicación y la libertad de expresión. A Argenis Martínez la censura no le era ajena. Aun así, mantuvo su pluma dispuesta y respondía a los hechos del país con la famosa mancheta o redactando el editorial del diario.

Desde 2015 estuvo entre las 15 personas demandadas en el periódico por el primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello. Se mantuvo en el país, fue el único miembro de la junta directiva que lo hizo. «Decía que ningún régimen lo sacaría de Venezuela», cuenta Spadaro, quien fue gerente editorial de El Nacional. El proceso terminó con la expropiación, con armas y uniformes militares, del edificio del diario ubicado en Los Cortijos, una acción que ha sido condenada internacionalmente por las más respetadas figuras e instituciones del periodismo.

Cuando pudo salir del país, fue a París, donde estaba su esposa, Mariana Otero. «Cuando se fue no sabía que no iba a regresar. Se fue primero que el gobierno que tanto lo persiguió», cuenta Spadaro durante su intervención en la inauguración de la librería en su honor.

Spadaro en la inaguración de la Librería Argenis Martínez | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Un libro, un amigo

Tras su fallecimiento producto de un cáncer de páncreas, contó Spadaro, su nieta Grace estaba preocupada por el futuro de los libros que había dejado. Eran más de 15 cajas de ejemplares. La joven necesitaba encontrarles un nuevo hogar, no podía dejarlos en la casa y tampoco podía llevárselos fuera del país. Decidió, entonces, llamar a Patricia Spadaro y Patricia Rodríguez, amigas de su abuelo. Ambas recogieron los libros y se los llevaron en las maletas de sus vehículos. Por varios días, los libros estuvieron allí. A veces, recordó Spadaro, abrían la maleta para que las personas se llevaran los títulos que más les interesaran. Fue un pequeño homenaje a Argenis Martínez.

Librería Argenis Martínez

Los libros | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

Librería Argenis Martínez

Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)

«También hicimos algo similar en la Librería El Buscón del Trasnocho Cultural. A Argenis le gustaba la lectura, estaba muy preocupado por la nueva generación de periodista, decía que no les gustaba leer. Para él eso era fundamental». Con Spadaro coincide Villarroel, quien reconoce la pasión por la lectura que inculcó Martínez a los periodistas de El Nacional. Incluso, ambos recuerdan las visitas mensuales de los libreros Esteban Brassesco padre e hijo a la redacción. «Eso era como la hora loca de El Nacional», recordó Spadaro.

Añadió que, durante las visitas del librero, todos esperaban la recomendación de Martínez para comprar un libro. También, en muchas ocasiones, él mismo se los prestaba para que se formaran como lectores. Muchos de esos títulos ahora son parte de la Pequeña Librería Argenis Martínez. «Los libros fueron sus amigos. Eso trataba de transmitirle a sus compañeros y a las nuevas generaciones. A veces sufría para prestar los libros porque no sabía si iban a retornar a él…  Quien tenga uno de sus libros, tendrá un amigo de Argenis en sus manos», concluyó Spadaro.

El sello de la Pequeña Librería Argenis Martínez | Foto Ezequiel Carías (@ezevisual)