La escena ocurre en los espacios abiertos de un edificio de oficinas.
Dos hombres conversan y coquetean. “Hace rato que estás enamorado”, dice con picardía uno de ellos, Leonardo (Michael Roa), a Humberto (Jorge Roig), que le devuelve la mirada emocionado.
No hay besos, no se tocan, no hay nada que pueda ofender. Pero de todas formas fue eliminada de las pantallas de Televen.
Lo ocurrido con la telenovela Eneamiga, una coproducción de RCTV e IVC Networks, fue denunciado hace más de una semana por Roig, uno de los protagonistas de la escena. “Desconozco la razón por la que fue cortada, pero después de siete años en televisión imagino que fue por nuestra obsoleta e incoherente ley de contenidos que regula todo lo que sale en medios de comunicación”, expresó en su cuenta de Instagram.
Aunque su comentario no tenía como objeto generar una controversia sino visibilizar la homofobia que hay en el país, en especial en las instituciones del Estado, la noticia llegó a medios de Venezuela y España, y fue denunciada por la diputada Tamara Adrián, defensora de los derechos de la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales).
“Pensé que era importante denunciarlo porque si el canal está tomando la iniciativa de pasar una telenovela con una persona abierta con su sexualidad, y que nunca la ha escondido, por qué cortar una escena tan inofensiva”, dice Roig, quien, como periodista que ha trabajado en medios durante siete años, reconoce lo difícil que es gestionar contenidos para no afectar a los canales de televisión frente a una legislación que históricamente ha pretendido arrinconar a los medios.
“Siento que esta escena no ofendía a nadie ni violaba ningún estatuto de la ley de contenidos”, añade.
En Venezuela el régimen se ha jactado de decir que protege a la comunidad LGTBI, pero la realidad es que hasta ahora no ha habido avances significativos. En octubre de 2020 Nicolás Maduro pidió a la Asamblea Nacional electa el 6 de diciembre que tuviese en cuenta el matrimonio igualitario. Pero en febrero la diputada chavista Iris Varela dijo que era una falacia aprobarlo porque este tipo de uniones están prohibidas en la Constitución. “Lo que aquí se podría avanzar para las uniones es reconocer la comunidad patrimonial”, dijo la exministra.
La indiferencia institucional hacia la comunidad LGTBI se ha traducido, también, en una indiferencia a su representación en la televisión nacional, que además le teme a un régimen al que no le tiembla la mano para sancionar.
“Es homofobia simplemente. Están actuando como actuó Caldera cuando se censuró todo en la televisión y los cines. Aquí no se pasó El último tango en París, no se pasó Emmanuelle. La dictadura siempre ha sido pacata en materia de derechos sexuales y reproductivos en general, y en materia de diversidad sexual en particular”, expresó Tamara Adrián, la primera diputada transgénero del país.
Tomando en cuenta el contexto social en que se transmitiría Eneamiga, la producción procuró tener cuidado con las escenas de los personajes gais, cuenta la guionista Karin Valecillos. “Lo hicimos con cuidado y con respeto para que hubiera una representación en nuestra pantalla sin que generara una controversia. Lo hicimos con pinzas porque sabíamos el terreno que estábamos pisando, por eso fue sorpresivo que cortaran la escena”.
El director artístico de la telenovela, Javier Vidal, advierte que esto es algo recurrente y que no es la primera vez que Televen censura un producto debido a la Ley Resorte, la cual considera una “ley punitiva y terrorista” porque genera terror a los dueños de los medios.
“Es recurrente la censura y en especial Televen la ha ejercido con mucha arbitrariedad, y digo arbitrariedad porque se aplica solamente a las producciones venezolanas. De alguna manera la Ley Resorte persigue y vigila cuestiones venezolanas. Es una apreciación empírica de mi parte”, dice.
El Nacional intentó contactar a Televen pero no hubo respuesta.
Personajes superficiales en la televisión
Históricamente las telenovelas, tanto venezolanas como internacionales, no le han dado espacio a personajes de la comunidad LGTBI, salvo cuando han sido estereotipados en la figura del afeminado estilista o diseñador, que en efecto existen, pero también hay personas sexodiversas con otras profesiones, explica la profesora de la Universidad de Georgia Carolina Acosta-Alzuru, quien ha dedicado 20 años al estudio de las telenovelas.
“Siempre ha habido un retraso con respecto a la sociedad, y definitivamente hay países que han sido más rápidos y otros más lentos. Entre los más avanzados está Brasil, que ya ha hecho telenovelas con historias de amor de gais, lesbianas, personajes transexuales y bisexuales”, explica Acosta-Alzuru.
México, continúa, es un país al que le ha costado, pero en los últimos años ha mostrado avances.
En el caso de Venezuela se mantiene el atraso y además hay que tener en cuenta que ha sido un país con una sociedad muy homofóbica. “En la televisión no se daba espacio a nada que no fuera heterosexualidad. Y no solo tenemos que en las telenovelas, en la televisión, había pocos personajes homosexuales. Los que había eran simplemente estereotipados. Eso en programas de humor también”.
Por muchos años, recuerda la investigadora, se vendieron Las gaitas de las locas de Joselo que incluían chistes sobre gais junto con las canciones. “En esa Venezuela crecí yo. Una Venezuela donde la persona homosexual era el objeto de chiste”, dice.
Otro ejemplo es el personaje Piero en la telenovela Cristal, interpretado por Lino Ferrer: “Fue un personaje que pegó mucho que decía una frase que también se volvió popular: ‘De lo last’. Esa era la situación. El homosexual hombre en programas de chistes, pero jamás con una aceptación o profundización de lo que significa la orientación sexual”.
Con las mujeres, explica Acosta-Alzuru, pasa que la idea de feminidad no solo es limitada sino limitante. “Si yo como mujer no entro en ese molde entonces soy marimacha, y si soy marimacha es que me gustan las mujeres, y si me gustan las mujeres es que soy una cachapera, porque esa es la expresión, muy despectiva”.
La investigadora recuerda que en 1999, en la telenovela El país de las mujeres, escrita por Leonardo Padrón, había un personaje llamado Miranda interpretado por Carolina Perpetuo y que no calzaba exactamente con la idea de lo femenino: era ingeniera petrolera, manejaba una moto, se vestía de negro y usaba un sombrero de cowboy, así que el público pensó que Miranda era lesbiana.
Padrón decidió entonces incluir un diálogo donde un muchacho enamorado de Miranda le pregunta si es lesbiana. Ella le responde que ser lesbiana no tiene nada de malo, pero que ella no lo era a pesar de que sabe cambiar un caucho y se vestía diferente. “El escritor tuvo que poner eso para que el público entendiera que Miranda no era lesbiana”, subraya Acosta-Alzuru.
Pero hay que agregar un tema no menos importante: la censura.
Desde que cerró RCTV las televisoras que quedaron empezaron a autocensurarse para no incomodar al poder y evitar sanciones. “Es la tormenta perfecta. Está el problema de la homofobia en general y el que no es homofóbico, que podría ser el ejecutivo de un canal, tiene pánico porque percibe que el televidente es homofóbico. Y por otra parte tenemos más de una década de autocensura”.
Una comunidad ignorada
Tamara Adrián recuerda que el matrimonio igualitario existe en México, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Brasil, Uruguay y Argentina, y Chile y Bolivia tienen uniones civiles. En esos países, continúa, hay protección contra la discriminación y se reconoce a las personas trans sin necesidad de operaciones genitales o requisitos patologizantes.
“Frente a eso uno aquí se encuentra con un régimen que se dice respetuoso, que se dice abierto, y que en definitiva ha actuado de la manera más retrógrada posible, cerrando todas las puertas a los derechos igualitarios”, dice.
En la Asamblea Nacional electa en 2015 la legisladora propuso una modificación parcial de la Ley Orgánica de Registro Civil que incluía las uniones civiles igualitarias, el matrimonio igualitario, el reconocimiento de la identidad de las personas trans, así como prohibir las mutilaciones de niños y niñas intersexuales. “Representan alrededor de 1,5% de niños nacidos vivos y quienes son mutilados para que parezcan niñas cuando alrededor de 50% no se identifican como tal. Son problemas de los que no se habla pero que están presentes en la agenda”, dice Adrián.
Otro asunto que ha propuesto es el cambio simple de los nombres: “El derecho de la autodeterminación del nombre ya ha llegado a tanto en Colombia en los últimos 25 o 30 años que hay una persona a la que le negaron el cambio de nombre porque, como era fanático del Deportivo Independiente Medellín, eligió llamarse Deportivo Independiente Medellín Zuluaga Giraldo. El registrador lo negó y la Corte Constitucional de Colombia dijo que el derecho de determinación va al punto de que una persona puede elegir el nombre con que se identifica, sea masculino, femenino o neutro”.
Pero, lamenta la legisladora, para poder lograr tales derechos en Venezuela es necesario primero volver a tener un país democrático.
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