Pamela Rahn Sánchez siempre se ha sentido segura de su escritura, de que tiene una voz, algo por decir. Una fortaleza que no muestra tanto en otros aspectos en su vida, pero que se manifiesta a la hora de pulsar las teclas de la computadora. Esa misma confianza en sus textos fue lo que la llevó a enviar su libro Breves poemas para entender la ausencia a la Fundación Gloria Fuertes a finales del año pasado.
No recordaba que había postulado la obra hasta que leyó el fallo del jurado. Entre los 74 originales recibidos, el de Rahn y Tengo frío por los ojos, del mexicano Andrés Alberto Guerrero Herrera, obtuvieron un premio en metálico de 150 euros y la publicación por Ediciones Torremozas.
Pese a que solía tomarse los versos como un juego cuando era pequeña, Rahn se inició formalmente en la escritura cuando comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Cine, donde se especializó en Guion. “Muchísimos directores me llevaron a leer a autores como Walt Whitman o Vicente Huidobro. Más que aprender sobre cine, la carrera me sirvió para culturizarme”, cuenta.
Sus primeros textos eran cuentos de párrafos breves. El comentario de un amigo sobre el escrito fue decisivo: “Pamela, tú no escribes narrativa. Tú escribes poesía”, le dijo. “Yo me lo creí tanto que hasta ahora escribo poesía”, recuerda.
Al principio escribía un poema por semana, rutina que mantuvo aproximadamente por tres años. Los primeros versos los enviaba a Sorbo de Letras, una página dirigida por la escritora Oriette D’Angelo, con quien forjó una amistad que la llevó a ser parte de un grupo de Facebook integrado por jóvenes poetas llamado “Los perros románticos”, nombre que hace alusión a una obra del autor chileno Roberto Bolaño.
“Internet tiene gran incidencia en mi desarrollo como poeta. Me permitió conocer a mucha gente, sobre todo de México y España. Gracias a ese grupo me di a conocer internacionalmente. No me ayudó solo a mí, sino también a los integrantes”, agrega.
Define sus poemas como un cuento con metáfora. “Hay un comienzo y un final. Son definitivos. Supongo que me quedó de estudiar guion y de haber leído mucha narrativa antes”.
Suele escribir de noche. Aprovecha el día para nutrirse de series, películas o libros mientras toma té frío de limón, al que se confiesa adicta. Trabaja como freenlace bilingüe redactando o traduciendo textos al inglés. Siendo hija única, cuestiona el efecto de la soledad en su vida. “A veces siento que es autodestructiva, pero otras veces creo que me ha dado todo lo que tengo”.
Actualmente tiene dos poemarios publicados: El peligro de encender la luz y Flores muertas en jarrones sin agua. Además, su nombre está inscrito en la antología Hot Babes, Anónimos 2.3 y Amanecimos sobre la palabra. Sin embargo, admite que Breves poemas para entender la ausencia tuvo un nivel de dificultad, pues es el primero en el que plantea una unidad temática: la ausencia como resignación y espera, escrita en versos cortos con tono reflexivo e irónico. “Hay poemas que tienden a ironizar la desesperanza, porque es preciso reírse de eso. No es un libro sobre el país, pero sí tiene la sensibilidad de una persona que vive en Venezuela”, dice.
Para Rahn, Breves poemas para entender la ausencia es una manera de reflexionar sobre la resignación y la incomodidad a partir de cosas que le suceden. Indaga en la carencia de libertad así como en su búsqueda; es, en definitiva, un libro con matices pesimistas.
Para la creación de este último poemario realizó distintas prácticas plásticas como el collage y el black out poetry, que consiste en pintar las páginas de un libro, puede ser con un diseño, para armar un poema con las palabras que no fueron coloreadas.
Actualmente se encuentra trabajando en una obra sobre un viaje que realizó en ocasión de la publicación de su primer poemario en 2016. Pese a que en otras entrevistas ha dicho que se titula Utopía fúnebre, indicó que aún no sabe si ese será el nombre. También prepara un texto sobre la vejez a partir de la voz de un anciano que llevará por título El poeta en su casa de madera.
Algo tiene muy claro para su futuro: en el nuevo ciclo que vive quiere retos que la saquen de su zona de confort.
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