Orange is the New Black vuelve a las pantallas de Netflix para dar cierre a una historia que ha acompañado a miles de espectadores desde el año 2013, cuando la ahora gigantesca plataforma de streaming apostaba por un atractivo drama al interior de un recinto penitenciario estadounidense.
Durante sus seis últimas temporadas, su creadora, Jenji Kohan, abordó personajes de diferentes edades, etnias, clases e identidades de género que compartían los horrores de un sistema penal repleto de injusticias.
Ahora, en su séptima entrega –que se estrena este viernes 26 de julio-, la serie recupera parte de sus raíces con interesantes enredos y atractivos encuentros en medio de escalofriantes actos de corrupción y traición.
El primer capítulo inicia donde quedó la sexta temporada, con Piper (Taylor Schilling) lidiando con la libertad y la escasez de dinero. Con un empleo de salario mínimo, la ex reclusa se las arregla para visitar a su esposa Alex (Laura Prepon), a quien aún le quedan tres años en prisión.
Fuera de las rejas, comienza a sentir el peso de la soledad y la melancolía de los recuerdos, los que llegan a través de flashbacks de lo que era su vida antes de vestir el insigne traje naranjo. Su voz en off lamenta no haber disfrutado su aparente felicidad anterior a la cárcel y cómo ha perdido importancia para sus seres más queridos, incluido a su padre.
En paralelo, se examina el terreno de dinámicas cambiantes de las internas que se desenvuelven en un entorno opresivo que les dificulta mantener un buen comportamiento. Así, mientras Alex sufre las presiones para cargar droga, Taystee (Danielle Brooks) pierde su vitalidad por una injusta sentencia de por vida.
Nuevamente, Orange is the New Black aborda las dificultades de ser mujer en un mundo tradicionalmente liderado por hombres, incluso sin importar desde que lado de las rejas se está.
La brecha salarial de género, el sexismo y la inmigración bajo el mandato de Donald Trump, son otros de los temas interesantes que se contemplan en este cierre que, pese a que en ocasiones resulta precipitado, es atractivo y bastante mejor que lo visto en las dos últimas temporadas.