Un grupo de mujeres traza el plan perfecto para robar una joya.
La casa Cartier mantiene en la bóveda desde hace décadas un collar de diamantes valorado en 150 millones de dólares. Y ellas quieren tomarlo.
A ese fin, Debbie Ocean (Sandra Bullock) reúne a un grupo de mujeres para realizar el minucioso plan que se desarrollará en la Gala del Met, convocada cada año por Anna Wintour, la editora de Vogue, en Nueva York.
En este punto, la película Ocean’s 8: las estafadoras, dirigida por Gary Ross, ironiza a uno de los eventos más mediáticos y comentados anualmente, como es esta exposición de moda con fines benéficos que realiza el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La idea de consumar un acto delictivo entre tanta celebridad luce como una fantasía a desarrollar en cualquier guion cinematográfico, especialmente en este proyecto que busca seguir la impronta de la saga de La gran estafa, esta vez liderada por un equipo de mujeres maleantes.
Debbie Ocean, hermana del famoso estafador Danny Ocean (George Clooney), sale de la cárcel e inmediatamente busca a su compañera de crimen Lou Miller (Cate Blanchett). Luego empiezan a reclutar a aquellas personas que quieran sumarse a la causa delincuencial. Completan el grupo Amita (Mindy Kaling), Constanza (Awkwafina), Tammy (Sarah Paulson), Nine Ball (Rihanna) y Rose (Helena Bonham Carter), cada una de ellas expertas en una arena necesaria para la concreción del plan.
El programa a seguir incluye convencer a la casa Cartier de que sea la actriz Daphne Kluger (Anne Hathaway) quien porte el anhelado collar, y una vez en su cuello, robarlo.
Hay una promesa en la película, aunque de antemano se sepa cómo será buena parte de la trama de este guion escrito por Ross y Olivia Milch, un tipo de historia que tiene decenas de réplicas, y no obstante siempre se espera una carga emocional intensa que dependerá en buena parte del responsable del hilo conductor.
Sin embargo, Ocean’s 8: las estafadoras no tiene ningún reto. La organización sucede sin mayores inconvenientes para la banda de mujeres que planea robar la preciada joya. Es como si hubiera un acuerdo en no interponerse en el camino de estas ladronas perfeccionistas, como si cualquier contraparte hubiese sido advertida, eventualmente, de ser enfrentada por algún movimiento extremista en su lucha por algún derecho.
Las protagonistas parecen intocables ante cualquier acción que pueda hacer peligrar la minuciosa organización de las estafadoras. El largometraje, que se estrena hoy en la cartelera venezolana, carece además de una contrafigura de peso que intimide y esté a la altura de la empresa que representa para la seguridad de la institución lo que se está tramando para la Gala del Met.
Cualquier amago de conflicto es pulverizado por la complacencia de los autores, quienes logran que las figuras del filme se luzcan sin grandes matices en el desarrollo de sus personajes y mucho menos en la línea narrativa de la historia. Vale la pena recordar que se trata del director y guionista de la primera entrega de Los juegos del hambre (2012) y de Free State of Jones (2016).
Ocean’s 8: las estafadoras es una cómoda alfombra roja para las delincuentes. Un filme que también adolece de sentido del humor, aunque lo busca con muy pocos honrosos aciertos.
Sí destacan las actuaciones, especialmente las de Sandra Bullock y Anne Hathaway. Incluso Rihanna sobrepasa las expectativas que se puedan tener sobre su trabajo frente a las cámaras.