El Poliedro de Caracas recibió engalanado la noche del domingo a Plácido Domingo, que no venía al país desde hace 14 años. Antes de que comenzara el concierto, la misma elegancia que expone el tenor madrileño la tuvo el público que le acompañó durante las más de dos horas que duró su actuación.
Personas de diferentes edades, aunque en general mayores de 50 años, asistieron con paltó y vestidos de gala para corear y aplaudir las zarzuelas interpretadas por Domingo y su invitada especial, la soprano uruguaya María José Siri, acompañados por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por Kamal Khan.
No era para menos. El concierto de Domingo estuvo lleno de historias románticas, dolores y pasiones, con las zarzuelas que ha amado durante su vida, las mismas con las que creció pues sus padres, Plácido Domingo Ferrer y Josefa Embil Echániz, fueron grandes intérpretes del género.
El propio cantante, casi a mitad de concierto, confesó que se sentía alegre al ver que al público le encantaban las zarzuelas. Ciertamente, los asistentes celebraban al escuchar los tonos más potentes de Domingo o Siri, así como los preludios de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar que anunciaban un complejo drama amoroso.
«Yo nací en el escenario. Mis padres cantaban zarzuelas, un género español que he cantado toda mi vida. Empecé con la zarzuela, aunque soy cantante de ópera. Me da alegría que veo que les gusta mucho la zarzuela», dijo el tenor, muy tranquilo, ante la emoción de la gente, que le gritaba un largo sí para ratificarle que les gustaba mucho el género.
«Creo que algunos de ustedes recordarán a mi madre cantando en Venezuela», añadió Domingo, que quiso también recordar que hace 33 años fue recibido en el país por el maestro José Antonio Abreu, el fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela fallecido en 2018.
Mientras en las pantallas del escenario se proyectaban imágenes de Plácido acompañado por Abreu y estudiantes de El Sistema, el cantante contó que el músico lo recibió con cientos de niños cuando llegó al aeropuerto. «Nunca había visto algo así. Ayer visité su sede (en Quebrada Honda) y quedé emocionado. He estado con ellos, conozco músicos, algunos desde que eran niños, y algunos de esta orquesta (la Simón Bolívar) extraordinaria que nos acompaña esta noche».
Durante los ensayos, dijo, estuvieron al menos 400 jóvenes de El Sistema que asistieron al concierto en el Poliedro. Al apuntar hacia el área general, las luces mostraron a decenas de estudiantes que saludaron al tenor.
Domingo y Siri se turnaron algunas de las zarzuelas y otras las cantaron juntos. Todas fueron ovacionadas por el público. Aunque quizás las que despertaron más entusiasmo fueron aquellas en las que estuvieron los dos. Tamañas voces combinadas, con la rigurosa ejecución de la orquesta, provocaba unos dramas conmovedores en el escenario.
Como por ejemplo «¿Me llamabas, Rafaelillo?», de la zarzuela El gato montés, que cuenta la historia de la rivalidad entre un torero, Rafael, y un bandolero por el amor de una gitana, Soleá. Aunque comienza con la divertida picardía entre Rafael y Soleá, cierra con una declaración de amor entre ambos que conmovió al público gracias a la entrega de los cantantes.
También hubo momentos para que se destacaran individualmente, como en la canción «Mi aldea», de la zarzuela Los gavilanes, en la que Domingo interpreta un personaje que manifiesta su alegría por volver a ver su aldea tras regresar de América. Otras del tenor fueron «Ya mis horas más felices» (zarzuela La del soto del parral), «Luche la fe por el triunfo» (Luisa Fernanda) o «¡No puede ser!» (La tabernera del pueblo).
Mientras que Siri tuvo momentos individuales muy ovacionados en canciones como «Carceleras» (Las hijas del Zebedeo), «Petenera. Tres horas antes del día» (La Marchenera) o «No corté más que una rosa» (La del manojo de rosas). La gente, cada vez que terminaba una pieza, le gritaba ¡brava!
Domingo rindió homenaje a Venezuela al interpretar, usando una cinta con los colores de la Bandera en su cuello, el «Alma llanera», tema para el que se incorporaron al escenario arpas y cuatro. Durante el tema, prácticamente todo el Poliedro tenía celulares en mano para grabar el momento, mientras que el tenor le pedía al público que la cantaran con él y, para cerrar, hizo una pequeña improvisación: «Yo le canto a Venezuela con alma de trovador».
Parte de su muestra de aprecio por el país consistió en rendirle homenaje a Simón Díaz, a quien mostraron en pantalla cantando «Caballo viejo» con el madrileño. «Hace 33 años. Qué recuerdos…», suspiró el tenor. Luego, en un arreglo pop de la orquesta, interpretaron todos «Bésame mucho», en la que, en un momento espontáneo, los niños de El Sistema que estaban en el público se levantaron para acompañar a Domingo, que tuvo que cerrar con «Granada», una pieza que le pidieron desde el principio del show. Fue, quizás, el tema más esperado y coreado de la noche.
Plácido, con la misma elegancia que conjugó con sus seguidores, advirtió que se había acabado ya la música, y confesó que se sentía alegre de estar aquí, mientras la gente le seguía pidiendo más.
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