ENTRETENIMIENTO

Carlos Malavé vuelve sobre la corrupción y el abuso de poder en Blindado

por Avatar Crysly Egaña

¿Cuánto puede afectar a un hombre justo la dinámica de un ambiente contaminado por la corrupción? ¿Hasta dónde se puede llegar para mantenerse en el poder? ¿Qué está dispuesto a hacer una persona para limpiar su nombre? Son algunas de las interrogantes que pone sobre la mesa la novena película de Carlos Malavé, Blindado, un drama policial que compite en la edición 16 del Festival de Cine Venezolano, que tiene lugar en la plataforma del Trasnocho Cultural.

Eloy (Alexander da Silva) es un policía novato que sólo quiere trabajar para llevar comida a su casa. Participa en un supuesto operativo que tiene el objetivo de robar una subasta de diamantes. Todo sale mal y son detenidos. Y aunque la mano del alcalde (William Goite) permite que salgan en libertad condicional, a él no le gusta. Le ofrecen dinero para que se mantenga callado, pero no lo acepta. Una nueva trampa lo llevará a robar un camión blindado con un millón de dólares para poder demostrar su inocencia.

Blindado (2019)
Carlos Malavé
Género ficción – 112 minutos
Proyección: del 11 al 23 de septiembre

Entradas en Trasnocho Cultural

En el elenco figuran Sócrates Serrano, como el gobernador; José Roberto Díaz, como el comisario Martín; Carlos Antonio León, como Frank D’ Acero, un empresario dueño de una compañía de camiones blindados; Alexandra Braun es Lucía, Aroldo Betancourt es Esteban, y Gabriela Mezone interpreta a Gabriela, la esposa de Eloy.

Todos tienen su propia historia y definidos sus objetivos. El alcalde que desea conseguir dinero para poder costear la campaña electoral, el gobernador quiere eliminar las “malas noticias” para asegurar su reelección; Esteban, el papá de Eloy, también policía, pero de muy mal comportamiento, y el comisario Martín que se cuestiona el poder real de la justicia.

Blindado surgió de una noticia que leyó el director en la prensa sobre el robo de un camión blindado en la carretera Caracas-La Guaira. Algo que siempre estuvo en su mente hasta que comenzó a desarrollarlo. El proyecto estaba planteado para realizarse en Colombia, pero días antes de comenzar el rodaje uno de los inversores se retiró y no hubo forma de continuar. Todo se tuvo que adaptar a la realidad Venezuela. Incluso el elenco. Originalmente sólo participaban Alexander da Silva y William Goite. El resto se incorporó después.

La historia se desarrolla en una ciudad y un país no identificado, una decisión tomada a conciencia. “Al final un nuevo inversor llegó invertir y recomendó no hacerla tan regional, ni tan venezolana. Ya en ese momento las producciones venezolanas empezaban a ser rechazadas por las televisoras y las plataformas”, explica el director.

Entre Caracas, La Guaira y Boca de Uchire se realizó el rodaje entre marzo y agosto de 2017, en medio de las protestas contra el régimen de Nicolás Maduro. “Nosotros queríamos hacer un viaje más profundo por Venezuela, pero el tema político no lo permitió. El presupuesto se nos esfumaba de las manos. Fue el primer año con hiperinflación. En ese momento el dólar se empezaba a disparar y el presupuesto con el que empezamos se fue devaluando, lo que nos obligó a replantear cosas del rodaje”.

Malavé señala que no es una persona de ir a festivales. Con Blindado se postuló a varios. La película se estrenó en agosto del año pasado en el ActionOn International Film Festival 2019 en Las Vegas. También participó en el Hollywood Dreams Film Festival, Detective Fest Moscú y en el Mindfield Fest 2020, en Alburqueque.

—Corrupción en el sistema judicial, el dilema de ser un hombre justo en medio de un ambiente contaminado, querer permanecer en el poder cueste lo que cueste… Todo esto está muy presente en Venezuela ¿El acontecer nacional influyó?

—Si, por supuesto. Aunque realmente pasa en toda Latinoamérica.  La corrupción sucede en todos lados y cuando yo entregaba el guion, la gente se identificaba con este tema. Por supuesto, en todas mis películas, sobre todo las policiales, siempre esta ese tema de la corrupción y el abuso de poder; es un tema recurrente.

—La crítica señala que los personajes femeninos son “decorativos, de relleno o simplemente estériles” ¿Qué piensas sobre eso?

—Son personajes secundarios, definitivamente. No ando con medias tintas. Esto es una película de padre e hijos. Es una película de hombres, una tradición en el cine policial, entre comillas. Los personajes femeninos están para ayudar a Eloy a conseguir ciertas metas. La esposa es un apoyo y Alexandra Braun, como Lucía, lo ayuda a seguir su camino. No tengo absolutamente nada que decir sobre eso. Nunca pensé en hacer una película donde el alcalde fuera mujer, o la mujer tuviese protagonismo. Ya yo hice una película de mujeres que se llama Solteras indisponibles, de machista no me podrán tildar. Creo que esas son cuestiones de cada crítico, de cada persona que vea la película.

—Es la película escogida por la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela (ACAV) para representar a Venezuela en los Premios los Goya. ¿Crees que tiene el potencial para entrar en la categoría Mejor Película Iberoamericana?

—Yo quedé sorprendido porque es una película pequeña, de género, no es como las que ha mandado últimamente Venezuela al Goya: La familia, El Amparo, Azul y no tan rosa; no tiene nada que ver. No voy a decir que no tengo chance, tengo que creer que puede que sea la cuarta película que entre. ¿Y cómo hace uno? Bueno es una labor titánica de trabajo, que la gente vea la película, que vote, es mucha promoción. Coloquialmente, los he visto más feos y se casan, entonces siempre hay una oportunidad abierta y moriremos en el intento.

—También compites en el Festival de Cine Venezolano con el documental Venezuela es un desorden. Dos producciones consideradas.

—Eso me hace feliz, a mí me gusta mucho ese documental. Yo tengo que darle muchas gracias al productor de esa película, Luis Danello y a la banda, que me escogieron y me dieron la confianza para contar su historia. Para mí fue una experiencia. Venía de hacer ficción, tenía mucho tiempo sin hacer documental. Yo comencé en Bolívar Films haciendo pequeños cortos documentales. Me tomó tres años terminarlo. Cuando lo ven, sobre todo la gente de la edad que tiene el grupo, añora esa Venezuela que éramos a nivel artístico musical. Es la banda más emblemática de Venezuela, sin duda.

Blindado se estrenó en noviembre en las salas de cine de Venezuela ¿Cómo le fue en la taquilla?

—Terriblemente mal, como les fue a todas las películas venezolanas. Fue la segunda película venezolana más taquillera después de La noche de las dos lunas, de Miguel Ferrari, que hizo casi 10.000 espectadores y yo obtuve 6.000. Entonces tanto a él como a mí nos fue muy mal. Él venía de una película de 600.000 espectadores que fue Azul y no tan rosa (2012). Yo venía de Solteras indisponibles (2017), que fue un éxito entre comillas para ese momento, con 90.000 personas. No hay manera de recuperar una inversión o seguir haciendo cine sin apoyo del Estado y sin que el público vaya a las salas.

—¿Tienes pensado estrenar en salas de Latinoamérica?

—Se estrenó en Colombia en marzo, pero luego llegó la pandemia. Creo que regresaremos a culminar eso. Tenemos planificado, si tomamos en cuenta que la pandemia es una pausa, Ecuador, Perú, Bolivia. Hay un estreno pendiente en México, que creo que será el año que viene. Tampoco descartamos estrenos en los cines del Caribe como Puerto Rico.

—¿Se puede mantener la calidad de una producción aún en momentos de crisis?

—No estoy tan seguro, porque el cine cuesta dinero. Entonces tendríamos que empezar hacer historias muy pequeñas, básicamente de una locación y pocos actores, para que todo el dinero que tengas se lo metas ahí, porque todo cuesta. Puedes tener una buena historia, por supuesto, pero la fotografía, la dirección de arte, todo eso suma. El reto ahora de los cineastas que están en Venezuela es hacer películas que cuenten una historia y que la gente entienda que estamos haciendo películas con lo poco que tenemos. Creo que somos, de Latinoamérica, el país que menos dinero y apoyo tiene en este momento para hacer cine.

Blindado se filmó durante las protestas antigubernamentales de 2017 | Foto Rodando Films

—Blindado es tu novena película, ¿un director consagrado dentro del cine nacional?

—No, para nada. Me considero un cineasta que filma mucho, que trabaja mucho, que no se queda tranquilo. Pero no consagrado. Sí tengo una carrera, pero no soy el cineasta preferido de las personas que hacen cine. No lo soy. Soy un tipo que siempre dice ‘¿vas a esperar que te den el dinero para hacer la película? si quieres hacerla, ve y busca la forma’. Eso de pedirle y rogarle al Estado, de no buscarle la vuelta, no lo soporto. Lamentablemente esa es la forma en como se ha hecho cine en Venezuela toda la vida. Entonces cuando critico eso, cae mal. Nada consagrado. Tengo mi público, mis películas tenían un promedio de 100.000 espectadores. No pretendo tampoco serlo. Yo sólo quiero hacer mis películas y contar historias. Vamos a ver hasta dónde me lleva esta aventura de hacer cine y pronto series.

—Eres socio de la iniciativa de video bajo demanda Clickacine ¿Cómo va el proyecto?

—En este momento estamos fuera del aire, porque tuvimos la suerte de vender acciones de la plataforma. Estuvimos sólo 10 días. Ahora le cambiamos el nombre. Se llamará Clickaplay, porque será una plataforma que no solo se dedicará al cine. Saldrá después del festival. Saldremos con un catálogo de unas 25 películas venezolanas, cinco europeas y una serie. Las plataformas de streaming, sobre todo en Venezuela, son una opción para los cineastas para recuperar algo del dinero que invierte en su obra;  si no estamos condenados a desaparecer, y es duro decirlo. Pero ahí es donde la terquedad de cada cineasta de seguir haciendo cine en Venezuela va a sumar.

—¿Cómo va el largometraje El país más feliz del mundo?

—Está en posproducción. Se filmó en 2018. El guion es de Carlos Madera, el Nigga Sibilino de los Tres Dueños. Él es productor, junto con su mánager y conmigo. Me buscó para dirigirlo y fue como una aventura de panas, de amigos. Es una película más de él, una historia que él quería contar. Son tres historias entrelazadas que cuentan las peripecias que tienen que vivir los venezolanos. Está relacionada con la violencia, el abuso de poder, la falta de medicinas…

—Comentaste el año pasado que eras director y productor de una serie juvenil. ¿Qué pasó con eso?

—Esa serie se canceló por la pandemia. No se pudo. Íbamos a arrancar, pero todo se vino abajo. Estamos preparando otra serie, pero terror. Vamos a ver si luego de la pandemia se puede llevar a cabo. Estamos en desarrollo del guion. Si todo sale bien, filmaríamos el año que viene e iría a streaming.

—¿Cuál crees que es el deber del cineasta?

—Contar historias, no dejar que se muera el cine nacional. Todo aquel realizador que aún viva en Venezuela, debe intentarlo. Largo documental o ficción, un corto… no detenerse ante el tema del dinero, porque no hay dinero. Ibermedia ni se paga. Casi todo está cerrado para hacer dinero, pero no te puedes parar. Porque el cine es cultura. Imagínate que no se haga más nada acá. Yo puedo irme a Republica Dominicana, a Colombia y empezar desde cero, pero no será venezolana. Como Blindado, que casi iba a hacer colombiana. Una historia que se escapa de un país para llegar a otro. Eso no es justo.